La casa se me cae encima, más ahora que estoy durmiendo mal por miedo a apoyarme en la herida sin darme cuenta. así, a las 6 ya estaba en pie y, harto de leer sobre el monotema en el periódico, tras saltar a las elecciones norteamericanas, salí a dar un paseo y llego a casa ahora; un buen paseo, diría yo. Me encuentro a mi amigo M en el bar, arquitecto también, desayunando. después al chino a comprar puntos adhesivos de colores para mis calendarios de mesa -no podría vivir sin ellos- (un paraíso de estas chorradas de papelería abierto ante mis ojos), lectura en el pequeño parque tras el edificio Los Pitufos y el siguiente café, con buena y extensa conversación en casa de A.
Otra mañana más. U otra menos, que diría un pesimista.
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