Se me ha perdido un viernes, en serio. Hoy me levanté temprano, como (casi) siempre, convencido de que lo hacía un viernes, pero no. Resulta que es sábado, ni me había dado cuenta; otra demostración palmaria de la relatividad del tiempo o, visto de manera más pesimista, que se nos va la vida en un suspiro.
Ya saben a buen entendedor...
Leo esta mañana un poema de Gloria Fuertes, "Amor que libera" y escucho el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo interpretado por Paco de Lucía con la Orquesta de Cadaqués dirigida por Edmon Colomer.
Ya no soy la niña amargaque tenía un mar de llantoy alta ortiga por el alma.Ya no soy la niña enfermaque al oír risas lloraba;ya salí del solitariobosque que me acorralaba.Ahora soy la niña verde,porque floreció mi calma.Ya no soy la loca triste,ya no soy la niña blanca,nuevo amor ha traspasadocon el nardo de su lanzami corazón, que ahora tieneun nombre de menta y ámbar.¡Ay cuánta sonrisa notoque trepa por mis espaldas!¡Qué brillo tienen mis ojos—viudos de siete mil lágrimas—!La vida me sabe a versoy los besos a manzana.—El monte arregla sus pinos,por las rocas el mar baila—.El amor danza en mi pecho.¡Ya me quiere! ¡Ya me aguarda!Ya no soy la loca triste,que al oír risas gritaba;ahora soy la niña dulce,ya no soy mujer amarga.
El sonido del tambor de la lavadora girando intenta apagar la guitarra, pero no lo consigue, únicamente la acompaña. Entra la luz perpendicular al chester recién lustrado y la casa solitaria, huérfana de viernes también, se prepara para un sábado tranquilo, quizá de lectura y algo de siesta. ¿Vida social? Pues no sé a estas horas de la mañana, pero es otra opción válida. Los amigos son como la buena música, siempre traen alegría y alimentan el alma.
Mañana es domingo, día 1 de diciembre, empiezan las Navidades, a pesar de la insistencia de supermercados y centros comerciales, apuntados raudos a eso de darlas por comenzadas tras amortizar Halloween. Llega Mariah Carey y su ♫All I want for Christmas is you♪, Michael Bublé, el odioso tamborilero de Raphael, los peces a los que no se le calma la sed y las muñecas de Famosa que siguen anda que anda dirigiéndose al Portal cual conejitos de Duracell. Unas Navidades marcadas por la resaca de la DANA valenciana, el congreso del PSOE, las guerras interminables en Ucrania y Gaza -la del Líbano parece que va algo mejor-, la inefable Ayuso agazapada (¿a qué espera?), el goteo de pagos a miembros del Gobierno, aún sin pruebas; la mujer del Presidente, que más parece el título de una novela o de una serie de TV, etc.
Me gusta la Navidad. Vigo encendida, otras ciudades a la zaga, reportajes en la tele recordándonos lo que vamos a gastar en Nochebuena y en qué viandas, la enésima crisis, las tiendas vacías pero sin que quepa un alma en la calle, el turrón que vuelve por Navidad -mira que está rico el de chocolate, sal y pistachos de Turrones San Vicent-, los panetones hasta en la sopa, los almuerzos de trabajo (este año me lo pierdo), las cenas de amigos, las que fueron cestas navideñas reemplazadas por feas cajas de cartón, los reyes magos trepadores haciéndole la competencia a Papá Noël y así podríamos seguir elemento tras elemento.
Tiempo de viajes, cerca o no, de reencuentro, de compartir. Tiempo de envolver regalos, de lista de deseos que no se cumplen y otros que sí, de ópera y conciertos de final de año, de valses, de encrucijadas resueltas, de otro año más a contar o a descontar, que no es lo mismo pero es igual.
Y, sobre todo, de dar gracias, porque siempre hay alguna razón para ello. ¿O no?
♫
Joaquín Rodrigo, *Concierto de Aranjuez.
Paco de Lucía
1 comentario:
...y tras un ligero suspiro es el sábado que viene, y tras otro suspirito ahogado, la Navidad de 2025...
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