Para todo hay una primera vez, ¿no es así cómo dicen?, pues parece que va a ser cierto. El miércoles tuve una crisis de ansiedad, sobre las 2 de la tarde, o al menos quiero pensar que fue eso pues nada de médicos ni de pruebas ni de urgencias, ¡lagarto lagarto! Una pequeña crisis momentánea debido al estrés profesional, ese fue mi autodiagnóstico (sí, lo sé, hay que ir al médico, hay que cuidarse y bla bla bla). El hecho es que en aquel momento fue tanto lo que me vi encima que simplemente perdí las fuerzas y adiós. Se produce en centésimas de segundos una guerra entre el corazón y el cerebro: el primero te dice ¡lárgate y déjalo todo!, mientras el corazón, más sosegado y realista, pide calma. Por ahora va ganando el corazón, casi siempre por goleada, pero no sé yo si esta pelea va a seguir así de desequilibrada por mucho tiempo. Mi terapia ha sido muy sencilla, desconectar desde el jueves e intentar relajarme, habrá que estar atentos (yo mism, claro está) a ver si ha hecho efecto. Esta vez sí me asusté, ya uno no es un niño y los infartos están siempre a la vuelta de la esquina. Me acuerdo siempre de lo que leí en una ocasión: "No se preocupe por su corazón, le durará toda la vida". ¡Qué gran verdad!, pero qué peligrosa.
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