sábado, 4 de febrero de 2012

PAVEL, EL BANKSY QUE LLEGÓ DE RUSIA

En Rusia también hay un Banksy
El artista que firma como 183 tiene 28 años y dice llamarse Pavel. Sus obras han sido comparadas ya a las del mediático artista británico.
Manuel Cuéllar del Río Madrid 2 FEB 2012 - 17:02 CET
 
Se niega a enseñar su cara como Banksy y como él, sabe que elegir el lugar, el momento y el contenido es fundamental para el éxito de una obra en la calle. La mayor diferencia entre uno y otro reside en su origen. Banksy, la mayor superestrella mundial del arte callejero, nació en Bristol (Gran Bretaña), mientras Pavel (así dice llamarse) es Ruso. Tal vez por este motivo al menos dos de los grandes rotativos británicos se han apresurado a comparar el trabajo de uno y otro en fotogalerías y han solicitado a sus lectores que se apresuren a la comparación rápida.
Pavel, que dice tener 28 años, ha querido responder a una serie de preguntas realizadas por EL PAÍS después de todo el revuelo mediático generado en Gran Bretaña. Y la primera cuestión era obligada: ¿Se considera usted el Banksy ruso? “Sé perfectamente quien soy. Llevo 14 años en esto y con el arte callejero firmando como 183. Me enorgullece que me comparen con otros muchos artistas callejeros del mundo, pero siempre sin olvidar que yo soy único”, responde el artista.
Sus obras tienen, como las del genio británico, la mezcla de candidez y guerrilla que parece solicitarse a los más reputados artistas callejeros del mundo. Una de las más famosas consiste en convertir una farola gigante en la patilla de unas gafas pintadas en el suelo. ¿Cómo recuerda la experiencia de su primer trabajo? “Estaba dando un paseo por la ciudad escuchando las canciones de Victor Tsoi (el que fuera el pionero de la música rock en Rusia con su grupo Kino). De repente llegué a un muro de la memoria que hay en Moscú y en ese mismo momento la canción que estaba escuchando terminó y empezó otro tema titulado ‘Sangre’. Así fue como, por primera vez, encontré la atmosfera del lugar y me di cuenta de que yo podía formar parte de su proceso creativo. Tenía once años, fue antes de que el todo el mundo en el globo comenzara a pintar las paredes. A esa edad comprendí que hay que patearse las calles de la ciudad buscando los lugares donde las pinturas se integren en la lírica del paisaje”.
Según los biógrafos de Banksy, este sería absolutamente autodidacta y su formación tendría lugar en las calles de Bristol al ponerse en contacto con músicos y otros artistas. Pavel, por su parte, confirma haber estudiado diseño, pero también cree en el autodidactismo. “Los conocimientos que me han sido útiles, simplemente los he ido absorbiendo por mi cuenta. El sistema ruso de educación es muy malo. Casi todo lo he aprendido en libros y, en general, me ha llegado a través de otras mentes que también han sabido pensar más allá, no en lo establecido. Que se han parado a analizar el porqué de la profanación de la cultura”.
Y ¿Crees que es más complicado ser grafitero en Rusia que en cualquier otro lugar del planeta? “Rusia tiene sus reglas específicas para cualquier actividad ilegal que se pueda imaginar. Por ejemplo, en Moscú uno de los lugares más prohibidos es el metro. La policía tiene una actitud absolutamente enferma respecto de todo tipo de creatividad que se salga de los cánones supuestamente preestablecidos. También vivimos en una sociedad que tiene miedo y en la que muchas veces se ejerce la ciudadanía de una forma preventiva, más que punitiva. Pero por otra parte los rusos estamos acostumbrados a afrontar todo tipo de situaciones con imaginación, es como parte de nuestro ADN. Así que no puedo decir que ahora tenga miedo como podía tener hace algunos años. El desarrollo del arte callejero en Rusia está teniendo en estos momentos un gran empuje una gran imaginación”.



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