Como tantos niños de mi generación, la sesión de cine de las 4, los domingos, era sagrada. En mi caso el cine estaba a la vuelta de la esquina, literalmente, y además era de mi familia, de manera que nunca nos perdíamos "la película de los domingos en el Rex". Louis de Funes era un habitual de aquellos matinées, lo recuerdo perfectamente: sus ruiditos con la boca, sus disfraces, sus locuras más surrealistas. Hoy, para celebrar lo-que-sea, voy a pegarme un maratón del actor francés. ¿Y por qué no?
Empiezo con estas tres:
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