lunes, 23 de marzo de 2020

EL CERNÍCALO

Durante los primeros días de la crisis del coronavirus acceder al supermercado resultaba algo extraño, podíamos ver algunas estanterías vacías y productos de primera necesidad inexistente. Había una especie de buen rollo y la gente hasta sonreía cuando pasaba, por ejemplo, por el pasillo del papel higiénico. Eso pasó y ahora la visita al súper es algo totalmente cinematográfico: cola en el exterior, de nuevo cola en el interior hasta que, uno a uno, nos dejen entrar para comprar escuchando por los altavoces interiores ¡por su propia seguridad se ruega comprar con agilidad! o algo así, vaya un estrés. Lo que sí debemos agradecer es el civismo con que ocurre todo, mucha educación, nada de mal rollo entre clientes, afortunadamente. Al menos por ahora, que si esto sigue así mucho tiempo nos iremos poniendo cada vez más nerviosos.
Volviendo a casa pude divisar, en lo alto, un cernícalo que planeaba plácidamente sobre el prado verde y húmedo que tenía bajo sus alas y me hizo pensar en la libertad de las aves. Nunca la he sentido tan inaccesible.

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