Asistí anoche al estreno de Il Trovatore en el auditorio de Santa Cruz de Tenerife. Siempre es un placer ir a la ópera, es una de las pocas cosas que logra evadirme completamente de la mediocre realidad, así que me dispuse a bajar con algo de tiempo para encontrar aparcamiento, tomarme un cortado y sentarme a leer en la silla hasta que empezara la función. El sitio que escogí no me gustó, muy alto y junto al balcón de mandos de la señorita de los subtítulos, libreto en ristre y ¡un flexo encendido durante toda la ópera!, pero ¿a quién se le ocurre deslumbrar de esta manera a los espectadores en un recinto completamente oscuro? No sé cómo es posible que ocurran cosas como esta y a estas alturas. Claro que la culpa no será de la técnico, ella es una mandada, pero algo tendrán que hacer. Esta mañana ya envíe vía e-mail una queja al respecto, a ver.
Recuerden si van a la ópera nunca compren asientos por encima de la Fila 23.
En esta foto se observa el balcón de mando y la lámpara encendida. Pueden ver todo lo que alumbra y eso que aún no ha empezado la ópera y, por tanto, las luces siguen encendidas. De pena.
Bueno hablemos de la ópera, de esa maravillosa música, de su enrevesada historio, de sus preciosas arias. A mi me gustó mucho, disfruté (salvo la dichosa lámpara), el escenario muy bien, inteligente, sobrio, donde las escaleras son soluciones recurrentes. Muy bien la escenografía y estupendo el coro, sin duda. De los cantantes, si bien me pareció que estaban todos realmente bien, alguno con más voz que otros, pero bien, aunque las que sobresalieron sobre todos los demás fueron Yolanda Auyanet (en el papel de Leonora) y Enkelejda Shkoza (como Azucena), magníficas, de un alto nivel.
Una noche en la ópera para recordar.
♫
*D'amor sull'ali rosee (Ana Netrebko).
*Miserere d'un'alma (Maria Callas).
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