Lo del periódico El Mundo va más allá de los límites: es pretencioso, amarillista y pusilánime hasta decir basta. Serían felices si volviésemos al Siglo XVIII o antes. Vean y juzguen la portada de su edición de hoy. Y yo me pregunto, a colación de la reforma laboral, ¿no hay trabajadores librepensantes en esa redacción o quizá es una nueva METRÓPOLIS?
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