En nuestra sesión del Club de Cine de anoche escogió Pacote esta vez y la elección recayó en "La fiera de mi niña", esa estupenda comedia de Howard Hawks donde Katherine Hepburn no para de hablar hasta que se termina o hasta que termina ella con nosotros o con el pobre Cary Grant. Yo la había visto ya muchas veces y me acordaba perfectamente de la canción que le cantan al leopardo, del foxterrier "George", del rugido de la selva, de los disparatados diálogos y de la velocidad con la que se desarrolla la película. 34 años más tarde Peter Bogdanovich rendiría un homenaje a esta película con su Whay's Up Doc?
Bringing up Baby, conocido en castellano como La adorable revoltosa (Argentina) y La fiera de mi niña (España), es una comedia estadounidense de 1938, dirigida por Howard Hawks, y con la participación estelar de Katharine Hepburn y Cary Grant. El guion fue adaptado por Dudley Nichols y Hagar Wilde a partir de una historia de Hagar Wilde.
Argumento
David Huxley (Cary Grant) es un paleontólogo de vida pacífica, cuya mayor preocupación es terminar de ensamblar el esqueleto de un Brontosaurus al que le falta un hueso (una "clavícula intercostal"). Está a punto de casarse con una mujer de personalidad rígida y, por otra parte, tiene que dar una buena impresión a Mrs. Random, una adinerada mujer que está planteándose hacer una generosa donación de un millón de dólares a su museo. Sin embargo, el día anterior a su boda, David conoce a Susan Vance (Katharine Hepburn), una joven alocada que resulta ser la sobrina de Mrs. Random.
El hermano de Susan, Mark, le ha enviado desde Brasil un leopardo amaestrado llamado "Baby", para que ella se lo entregue a su vez a su tía. Susan confunde a David con un zoólogo, y prácticamente lo obliga para que la acompañe a su casa del campo para hacerse cargo de Baby. La situación se complica aún más cuando Susan comprende que se ha enamorado de David, y decide retenerlo en la casa el mayor tiempo posible para evitar que se case. Además, el perro de Susan, George, roba y entierra el último hueso de Brontosaurio de David; la tía de Susan (Mrs. Random) llega a la casa y no reconoce a David como paleontólogo del museo (sobre todo porque Susan se lo presenta como "el señor Hueso"); Baby y George se escapan, y David deja suelto por error a otro leopardo, éste salvaje, de un circo cercano, confundiéndolo con Baby. Susan y David intentan encontrar a Baby, a George y al hueso de dinosaurio, asegurándose al mismo tiempo de que Mrs. Random haga su donación al museo.
Repercusión
Bringing Up Baby fue un fracaso rotundo de taquilla, lo que provocó que Howard Hawks fuera apartado de la dirección de la que iba a ser su siguiente película (Gunga Din, también con Cary Grant), y obligó a Hepburn a pagar su parte del contrato. Sin embargo, a medida que pasaron los años, la película obtuvo cada vez más atención, hasta convertirse en un clásico de la comedia. En la lista de las cien mejores películas confeccionada por el American Film Institute en 1997, Bringing Up Baby ocupó el puesto 96.
TÍTULO ORIGINAL Bringing Up Baby
AÑO 1938
DURACIÓN 102 min.
PAÍS EEUU
DIRECTOR Howard Hawks
GUIÓN Dudley Nichols, Hagar Wilde
MÚSICA Roy Webb
FOTOGRAFÍA Russell Metty (B&W)
REPARTO Katharine Hepburn, Cary Grant, Charles Ruggles, May Robson, Walter Catlett, Barry Fitzgerald, Fritz Feld, Leona Roberts
PRODUCTORA RKO Radio Pictures
GÉNERO Comedia. Romance. Comedia romántica. Comedia sofisticada
SINOPSIS David Huxley (Cary Grant) es un paleontólogo tímido y despistado que está a punto de acabar la laboriosa reconstrucción del esqueleto de un brontosaurio, del que sólo le falta una clavícula intercostal. También está a punto de casarse con su anodina secretaria. En un partido de golf con el abogado de una solterona millonaria, potencial mecenas del museo para el que trabaja, Huxley conoce a Susan Vance (Katharine Hepburn), una joven adinerada y caprichosa que hará lo posible para que no culmine ninguno de sus dos proyectos: se dedicará a manipular a Huxley para seducirlo con un estilo muy peculiar: le abolla el coche, le desgarra el smoking, esconde su ropa, le rompe las gafas y por si fuera poco, lo embauca para que cuide a un joven leopardo llamado "Baby". (FILMAFFINITY)
CRÍTICAS
Obra maestra del cine, una maravillosa screwball de insuperable reparto y perfecto guión cuya gozosa visión se hace del todo imprescindible. Un soplo de felicidad al ritmo de "Todo te lo puedo dar menos el amor, baby..." (FILMAFFINITY)
"Todo un clásico del cine (...) transforma las situaciones más cotidianas en un complicado y divertido juego de sentimientos. Irresistible y genial." (Fernando Morales: Diario El País
Crítica en filmaffinity de "¿Qué me pasa, doctor?"
En efecto, tal como he leído en la crítica de un crítico literario de El País, con esta película se rinde homenaje a aquellas disparatadas y absurdas comedias que se hacían en los años 30 y 40. En particular, me recuerda a "La fiera de mi niña", con Barbra Streisand emulando el alocado e impulsivo papel de Katharine Hepburn y Ryan O'Neal imitando el apocado, tímido y despistado papel de Cary Grant.
Se trata de una comedia de equívocos, enredos y persecuciones, y todo comienza cuando la catastrófica e inteligente Judy (Barbra Streisand) se cruza en el camino de Howard (Ryan O'Neal), un musicólogo que ha viajado a un congreso en San Francisco para optar a un premio que se concede a investigaciones musicológicas. Además, el embrollo se multiplica debido a cuatro maletas iguales que circulan dentro del hotel donde se alojan Howard, su prometida, Judy y otros que están implicados en el entuerto. Judy, que se ha enamorado del atractivo Howard, no vacilará en cometer cualquier disparate y organizar unos líos tremendos para conquistarlo.
Con unos diálogos delirantes, mucho movimiento de un lado a otro, mucha acción, suplantación de personalidades y desastres varios, tenemos servida una película que, si bien se le advierten muchos defectos, sin embargo tiene algunos momentos memorables y como en definitiva tiene mucho de parodia y hace guiños a otras películas a las que homenajea, se le perdonan los fallos. Por ejemplo, fíjense en la alusión que se hace a "Love Story", el más famoso drama romántico de los 70 que se había rodado dos años antes y que protagonizó el propio Ryan O'Neal.
No es tan buena como otras comedias a las que rinde culto, pero tampoco tiene pretensiones de serlo y se conforma con proporcionarnos una hora y media de simpática, a veces ácida y siempre disparatada diversión.
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