Hoy ha sido un domingo intenso desde muy temprano. Me desperté antes de las ocho y después de abrirle a los perros para que salieran al jardín les puse la comida y me fui al estudio a adelantar un poco de trabajo que me había traído este fin de semana. Un rato en el estudio, expedientes listos y me voy a desayunar, olvidando el pen drive con el trabajo, a una de mis plazas preferidas de La Laguna -fotos-, la de la Junta Suprema (sí, vaya un nombrecito, pero es lo que hay). Por el camino me encuentro a Óscar y me paro a hablar un momento con él; llego a la plaza y allí estamos de agradable cháchara Luis, Esteban Carlos y yo. Aguantamos hasta la una y media, hora en que me acerco a montarme en la moto, encontrándome a Raquel y a Nico. Palique de nuevo, quedamos para almorzar esta semana o la siguiente. Llego a casa, almuerzo (se parece esto a una canción de Rubén Blades) y sobre las 5 recibo la visita sorpresa de Alexis. Cafecito y buena conversación. Se va. A las 7 llegan mis padres y mi tía, recién enviudada. Traen viandas: croquetas, dulces y bizcocho casero que nos tomamos, sólo una pequeña ración -hay que guardar la perdida línea- con sendos tés y sendos jugos de piña. Las perras contentas, una copa de cristal que se rompe, nos mira la cabeza rota de hace un par de días desde la esquina del jardín. Se van mis padres. Llamada de Pablo, hablamos un rato. Llamada de Pacote, otro rato más. 10:30pm, solo en casa.
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La Laguna, Tenerife. Plaza de la Junta Suprema. 10:00h
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