Petróleo: servido en crudoTEO MESA
El día 7 de febrero dio la autorización el Ministerio de Industria, Energías y Turismo (aunque el viernes hayan replanteado, de momento, la resolución dictada). A la sazón, este ministro es nacido en Gran Canaria. Aunque las presiones que ha ejercido la empresa petrolera Repsol, al débil gobierno del PP ante los empresarios, fueron persistentes, para que se hagan las prospecciones oportunas en la búsqueda de petróleo y gas, en los alrededores marítimos de Lanzarote y Fuerteventura. El actual gobierno del Estado, muy afín a los negocios y a los dividendos empresariales, no le cuesta mucho, de un simple plumazo, dar las concesiones para los proyectos gananciales y así contentarlos. De esta manera se jactan de felicidad financiera los unos y los otros, que en definitiva son otro de los poderes en la trastienda, quienes mueven las marionetas de los ministerios correspondientes. Perjudiquen o no, estas decisiones a la inmensa mayoría de la población y al medioambiente.
Qué más da, que el ministro Soria sea canario, tenga aquí sus raíces, y su vida política la haya ejercitado en estos parajes cercanos del trópico de Cáncer. Ya lo conocemos en la larga trayectoria de su política local, y nos ha dejado lindezas de su fragilidad administradora, por todo lo que le huela a bienes gananciales empresariales. A este funcionario eventual de la política –y permanente en su garita—; y de su Partido, poco o nada le afecta, los daños que pudieran suceder con las exploraciones. Las malas prácticas de los partidos gobernantes las pagamos todos. Y sus demandas judiciales perdidas también, con el dinero erario público. Bien se lo pensarían todos los políticos, a quienes no les duele el dinero de las arcas públicas, que si los fallos judiciales en contra de la corporación correspondiente, las pagaran de sus bolsillos, o pagaran con su persona física en las rejas del trullo, lo pensarían muy mucho antes de acometer cualquier mentecatez en su soberbia, por creerse en posesión de la razón inequívoca.
Duela a quien duela, perjudique a quien sea, aunque lo sea a la misma industria del turismo (de producirse una desgraciada catástrofe del petróleo, de las que Repsol hace escuela en sucesos y desastres, con unos 7.000 accidentes en cinco años, en derrames sobre las aguas marinas), no van cejar en sus presiones e imperativos empeños de hacer las prospecciones petroleras en las costas canarias. La derecha popular es irrevocable en sus planteamientos. Erre que erre, esté en contra Agamenón o su porquero. Faltaría más, ese amor de madre patria. Bien ganado se lo tienen, de la alta escuela recibida del ordeno y mando, de la que son brillantes discípulos. Y el PP, en ese fundamento autoritario, lo hacen principio de vida, y son maestros bordándolo.
Lo paradójico de este crudo y negro asunto, de las exploraciones petrolíferas en aguas canarias, es el cabreo supino de los presuntos nacionalistas canarios de CC y NC. Se han puesto el traje camaleónico y se han adscrito al ecologismo. En este interesado momento (de negocios), son más ecologistas que Greenpeace. Su alegato es ahora luchar por los males ecológicos que podrían producir a las costas del archipiélago, a la fauna y flora marina. Ver para creer, como el santo Tomás y su dedo en la llaga. Los mismos que descaradamente, omitiendo las enrabietadas opiniones de la población de las islas, recientemente han descatalogado las especies protegidas de gran parte la biodiversidad marina de Canarias, para que se pudiera construir el mamotreto inservible del puerto de Granadilla. Donde solo existen intereses empresariales. Los mismos que se han cargado las costas de las siete islas con sus desmanes y tropelías en los ecosistemas; y que desde hace años han hostigado a los gobiernos centrales para cambiar las ley de Costas. Y han aplaudido la desastrosa reforma de la Ley de Costas, últimamente aprobada por el autoritario y radicalista ministro de Medio Ambiente, que será muy perjudicial para los ecosistemas de los 1.300 km. de costas canarias, la cual permitirá más construcciones en los litorales canarios, a orillas de mar. Los mismos que hacen dejación con los graves problemas de medio ambiente en todas las islas.
Tremendo fariseísmo de este Gobierno Autonómico. La razón de todo es el deseo de participación en este enredo financiero y administrar por su parte en aguas y contratos petroleros. Tener competencias en los maniqueos de las aguas marinas canarias, que dependen absolutamente del Estado central; participar en los pingues negocios, si se extrajera petróleo o gas, y que el Estado no lo administre y se lo lleve todo ‘limpio’ a sus arcas (y a las de Repsol que tiene la exclusiva por derecho de amistad gubernamental). Farsantes son con las medidas jurídicas que quieren emprender, a sabiendas que eso es solo música celestial, para hacer notar su amor por la tierra canaria, y su defensa numantina de todos los bienes de Canarias, como verdaderos patriotas (y nacionalistas…?), de las siete rocas. Los políticos son como las veletas, que dependiendo de donde sople el viento, para ese lado girarán.
Las zonas de las exploraciones son de alto valor ecológico, según los programas científicos medioambientales de la Comunidad Europea. Un derrame de petróleo, que pudiera suceder y que no es inverosímil, sería un cataclismo para las reservas marinas, espacios naturales protegidos, reservas de la Biosfera, como lo ostenta Lanzarote; zonas de protección de aves, parques naciones, etc. También, y con mayor énfasis, por la gran dependencia que tiene Canarias en su industria del Turismo, como única fuente económica que nos queda. Con sus playas sobre todo, de la cual pervive Canarias, (porque nos hemos cargado la pesca y la agricultura, por mor de la desidia y radical incompetencia de los mandarines de turno).
Sigamos apostando por las energías limpias y renovables que son el inapelable futuro energético (a pesar del trasnochado desfase del ministro Soria), que son gratuitas y perdurables; y en Canarias nos sobra viento, sol y mares, de los cuales extraer energías. Sin contaminación de los productos de la quema de fósiles, con los mortales CO2, que tanto daño causan a la atmósfera, a toda la biodiversidad y al creciente efecto invernadero en el calentamiento del planeta, que nos extermina día a día. Aunque suframos con los esporádicos de la política y su nefanda administración, en perjuicio de todos, y nos cueste lo que cuete, por los bienes gananciales ajenos. A quienes votamos, (aunque sean luego nuestros feraces enemigos). Lo enreden todo y perjudiquen a todos, con los negocios y falsas riquezas, a costa de las vidas todos los seres vivos, con sus negras y crudas decisiones. ¡Y les seguiremos votando, para más inri, en las urnas democráticas!
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