Leo un entretenido artículo en EL PAÍS SEMANAL sobre lo ejecutivos y creativos de Silicon Valley... pijamas y calcetines. No puedo más que desconsolarme, y no precisamente porque me gusten los pijamas de manera especial, sino por lo que supone estar trabajando cómodo y ¡en calcetines!
En España es impensable, qué pena. Pongamos un ejemplo del mundo en que me muevo: la Oficina Técnica de un Ayuntamiento de tamaño mediano. ¿Qué es lo que importa? las obras mayores, las aperturas, la gestión de planeamiento y similares. ¿Hay que poner unos objetivos? pues se pone un número determinado de informes al mes o a la semana. ¿Y qué ocurriría si cada técnico repartiera su tiempo como quisiera de forma que pudiera trabajar en casa cumpliendo siempre con lo acordado? El Ayuntamiento ahorraría en electricidad, en calefacción (en invierno) o en aire acondicionado (en verano), consumibles (fotocopias, tinta impresora, etc.), teléfono. ¿No se ahorraría con esto mucho dinero y se cumplirían, no obstante, los objetivos prefijados? Entiendo que habría que atender al ciudadano, sí, pues aquí si se justifica el estar en la oficina de manera presencial, por turnos, sin problema. Ya hay ayuntamientos, por ejemplo en Inglaterra, que tienen subcontratada la atención telefónica a empresas en La India, y tan felices.
No se´, igual es una utopía o hasta una chorrada, pero, si se cumplen los objetivos y se ahorra además, no está ya justificado con creces el método propuesto?
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