martes, 16 de abril de 2024

VILLANOS


Cabría pensar en un 2º día de travesía en la nave Nostromo; todo en orden. No hay sonidos en el espacio exterior y aquí dentro sólo el zumbido del ordenador y el tecleo al escribir. La calle permanece desierta y oscura, iluminada veladamente por la luz de sodio que emite una farola cercana.
Mi primer día de teletrabajo ha resultado muy productivo, a pesar de no funcionar la impresora. Sin atención al público ni idas y venidas a obras o reuniones, la mañana discurrió lentamente hasta la hora de la desconexión (pasábamos por la cara oculta de la luna), una ducha y el almuerzo. A las 4 estaba nuevamente sentado en el ordenador para aprovechar la tarde, cosa que hice. Casi casi terminé una Memoria atragantada para, antes de acostarme, sentarme media hora ante una cena frugal y el cuarto capítulo de una serie de NETFLIX.
"Ripley". Rodada en blanco y negro, las imágenes son brutales, tanto que me hizo pensar en que, posiblemente, Italia sea el país más bello de la Tierra. Nos encontramos ante una serie que bien podría haberla rodado Orson Wells y titularla, ¿por qué no? "El cuarto hombre". En esta nueva versión -recordemos algunas anteriores: "A pleno sol", de 1960, de René Clément o "El talento de Mr. Ripley" de 1999, dirigida por Anthony Minghella- el personaje de Tom Ripley no es, ni mucho menos, aquel Matt Damon del que uno se enamora a pesar de los pesares. Aquí el protagonista es siniestro, retorcido, sin ese halo de carisma que encontramos en versiones anteriores. Aunque sabida es la proverbial capacidad de Patricia Highsmith de lograr que empatices con el villano, quizá en esta ocasión afloran algunos sentimientos de repulsión más acordes con la novela y sin tanto blanqueamiento.
Altamente recomendable, no sólo por la historia en sí, que por supuesto, sino por las maravillosas imágenes de aquella Italia decadente de mediados del siglo pasado.

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