viernes, 4 de mayo de 2012

MORIR POR LA ÓPERA: L'ITALIANA IN ALGERI

*Serenate il mesto ciglio.
*Languir per una bella (Juan Diego Florez).
*Cruda sorte, amor tirano.

La italiana en Argel (título original en italiano, L'italiana in Algeri) es una ópera en dos actos con música de Gioachino Rossini y libreto en italiano de Angelo Anelli, basado en un texto anterior musicado por Luigi Mosca. La música es característica del estilo de Rossini, notable por su fusión de energía sostenida con melodías elegantes y prístinas.
Narra la historia de Isabella, una italiana que se fue a Argelia para conseguir la libertad de su amado, Lindoro, esclavo de un hombre muy poderoso del país, Mustafá. La heroína intentó también ayudar en la relación matrimonial entre Mustafá y su mujer, Elvira.
Cuando Gioachino Rossini estrenó su farsa cómica en un acto La cambiale di matrimonio (Venecia, Teatro San Mosè, 3 de noviembre de 1810), era muy joven y conoció una buena recepción por parte del público. La serie de doce representaciones celebraba el debut de un joven compositor que, en sus inicios, manifestaba los rasgos de un genio que no tardaría en afirmarse. La inefable intuición teatral, el sabio tratamiento de las voces (las crónicas recuerdan que desde su infancia Rossini fue un magnífico cantante), la ágil dinámica dramático-musical y ciertos hábitos que delinearon su personalidad como compositor, ya estaban presentes. A este éxito siguieron los estrenos de L'equivoco stravagante (Bolonia, Teatro del Corso, 29 de octubre de 1811), L'inganno felice (Venecia, San Mosè, 8 de enero de 1812), Ciro in Babilonia (Ferrara, Teatro Municipal, 14 de marzo de 1812; primera incursión en la ópera seria que no tuvo mucho éxito), La scala di seta (Venecia, San Mosè, 9 de mayo de 1812), Demetrio e Polibio (Roma, 1812, la partitura, compuesta antes de La cambiale, data de 1808) y, como coronación de un período tan prolífico, La pietra del paragone (Milán, Teatro de La Scala, 26 de noviembre de 1812). La fama se extendía rápidamente y Venecia, ciudad providencial para esta joven y brillante carrera, esperaba más obras de su estimado Rossini. En 1813 llegaron L'occasione fa il ladro, Il signor Bruschino (ambas para el San Mosè, mes de enero) y Tancredi (La Fenice, 6 de febrero; nueva incursión en la ópera seria, esta vez recompensada con el éxito). Rossini escribió La italiana en Argel cuando tenía 21 años de edad, y unos meses después de haber estrenado Tancredi.
L'italiana in Algeri tuvo su antecedente inmediato en una ópera homónima de Luigi Mosca, estrenada en la Scala de Milán el 16 de agosto de 1808. En el estreno de esta creación, olvidada y que tuvo un éxito fugaz de público, siguieron 35 representaciones y el libreto se debió a un conocido autor de comedias llamado Angelo Anelli. Aún en esta época había la costumbre, tan extendida en el siglo XVIII, que un libreto fuese empleado por más de un compositor, así que no ha de sorprender que Mosca y Rossini hayan musicado el mismo texto.
Heredera de la tradición bufa napolitana, la ópera cómica italiana conoció un momento culminante con Giovanni Paisiello (1740-1816) y Domenico Cimarosa (1749-1801). Con la presteza que caracterizaba a los compositores de principios del siglo XIX y con sus modificaciones en el libreto original, la ópera la compuso en 18 o en 27 días, dependiendo de la fuente a la que se crea (Rossini, no sorprendentemente, dijo que 18). Rossini confió la composición de los recitativos así como del aria "Le femmine d'Italia" a un colaborador anónimo. La ópera destaca por la mezcla que Rossini hace del estilo de la ópera seria en una ópera bufa.

Representaciones
Se estrenó con éxito en el Teatro San Benedetto de Venecia, el 22 de mayo de 1813, el mismo día que Wagner nació en la ciudad sajona de Leipzig. El éxito de La italiana en Argel fue imparable y Stendhal, rossiniano, recordaba que "nunca una ciudad (Venecia) había gozado tanto de un espectáculo tan afín a su carácter". Para el compositor, gestar la nueva ópera fue en cierta manera un entretenimiento. Los reiterados bises y estrepitosas ovaciones con que fue recibida lo desconcertaron y lo hicieron reflexionar: "Ahora estoy tranquilo. Los venecianos están más locos que yo". El reparto del estreno estuvo encabezada por la cantante florentina Maria Marcollini (Isabella), gran colaboradora e inspiradora del maestro desde la época de L'equivoco stravagante, y principal modelo del que con los años se conocería como "contralto rossiniana". El tenor Serafino Gentili (Lindoro) y los bajos Filippo Galli (Mustafà) y Paolo Rosich (Taddeo) completaron los otros papeles principales.
Desde aquella primera serie de representaciones venecianas, la comedia recorrió las otras ciudades de la península. Rossini hizo cambios progresivos en la obra para posteriores representaciones en Vicenza, Milán y Nápoles, durante los siguientes dos años. Llegó a Roma en 1815, donde la rebautizó como Il naufragio felice. La ópera se representó por vez primera en Londres en His Majesty's Theatre el 28 de enero de 1819. A España llegó el 29 de agosto de 1815, al Teatro de la Santa Cruz de Barcelona. El 5 de noviembre de 1832 se estrenó en Nueva York. En pocos años fue recibida en Múnich, Madrid, París, Viena, Praga, México, Berlín, Buenos Aires, San Petersburgo, Santiago de Chile y Río de Janeiro, entre otras ciudades.
Pero después de haber conocido tantos éxitos, comenzó a ser desplazada por la más popular de las creaciones del mismo compositor: El barbero de Sevilla (Roma, Teatre Argentina, 20 de febrero de 1816), y por otras óperas de diversos autores que pasaron a convertirse en favoritas del repertorio.
Esta ópera fue olvidada conforme avanzaba el siglo XIX. Sólo hubo algunas exhumaciones importantes en el Metropolitan Opera de Nueva York el 5 de diciembre de 1919, con Gabriella Besanzoni (Isabella), Adam Didur (Mustafá), Charles Hackett (Lindoro) y Giuseppe De Luca (Taddeo), dirigidos por Gennaro Papi. A partir de este momento, la ópera pasó a cnsiderarse entre los títulos más representativos de Rossini. Destacadas representaciones de la ópera tuvieron lugar en Turín (1925), Roma (1927) y Londres (1935).
Se repuso frecuentemente después de la Segunda Guerra Mundial con muchas producciones exitosas. Se representa regularmente en el siglo XXI con 48 producciones en 43 ciudades desde enero de 2009.[6] En las estadísticas de Operabase aparece la n.º 55 de las cien óperas más representadas en el período 2005-2010, siendo la 25.ª en Italia y la tercera de Rossini, con 82 representaciones. Una destacada producción fue la de la Ópera de Santa Fé en 2002 con Stephanie Blythe como Isabella
Se dice que esta es la primera ópera cómica madura de Rossini. Está cargada de árias difíciles y hermosas, y efectismo, por ejemplo el final de primer acto. Luego vendrá su obra maestra, El barbero de Sevilla.
Es un mostrario de genio y vitalidad que para los estudiosos del músico representó una práctica inusual, capaz de sacar al género del estado de estancamiento que atravesaba. Gracias a su dominio de la orquestación, que evidencia un profundo conocimiento de Mozart y Haydn, Rossini crea una variedad de timbres, matices y ritmos que juegan un papel importante en el desarrollo de la intriga. La orquesta no cumple sólo con la función de acompañar a los cantantes: crea expectativa, provoca la risa, complementa las palabras que transmiten los enamorados, o llega al extremo las situaciones más absurdas. Largos pasajes con variaciones en su dinámica, que desarrollan una tensión envolvente, capaz de transportar la acción hacia sus propios límites, forman el típico ingrediente del estilo rossiniano: el crescendo.
La obertura es ampliamente grabada e interpretada actualmente, conocida por su distintivo inicio de bajos pizzicato tranquilos y lentos, que lleva a un repentino estallido de sonido de toda la orquesta. Esta "sorpresa" refleja la temprana admiración de Rossini por Joseph Haydn, cuya Sinfonía n.º en Sol mayor, "La sinfonía sorpresa", llamada así por el mismo efecto chocante, semi-cómico. Los cantantes han de ser muy hábiles y volubles. Destacan el dúo de Mustafá y Lindoro, Se inclinassi a prender moglie y la ascensión de las notas que canta Elvira, en la introducción y al final del primer acto. La obra contiene igualmente bonitas arias como la de Isabella, Cruda sorte! Amor tiranno!, y la de Lindoro, Languir per una bella.
La italiana en Argel vuelve a aquel sub-género tan querido en el siglo XVIII, que evidencia una marcada predilección por el exotismo, en este caso la llamada "ópera turca": el temido invasor otomano, siempre al acecho del territorio europeo, era ridiculizado en estas comedias que lo convertían en objeto de burla.
Rossini quiso reeditar el éxito con El turco en Italia (1814), pero el resultado no fue el mismo. Su copiosa y relativamente breve carrera como operista culminó con Guillermo Tell (París, Ópera, 1829), drama heroico que señalaba nuevos horizontes. Pero Rossini se retiró de la vida teatral.

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