jueves, 19 de agosto de 2021

RASEROS

Es tan terrible lo que está ocurriendo en Afganistán que debemos plantearnos si la bondad humana es un mito. Después de años de relativa tranquilidad, donde las mujeres habían recuperado su vida, nos enfrentamos nuevamente a la religión recalcitrante, al dogmatismo trasnochado, a la incoherencia e injusticia más rancia, al horror inimaginable de lo que puede ser vivir en una ciudad como Kabul si no eres hombre y te das golpes de pecho a todas horas. 

Es hora de quitarnos la máscara y de plantearnos seriamente en qué lado estamos, no es posible ver y mirar para otro lado. Cuando la Primavera Árabe, Occidente aplaudía las revueltas y el advenimiento de la democracia a tantos países; con los EEUU pasaba algo similar, aunque no estaba tan bien visto que se mantuvieran en Afganistán o en países como Irak. Ahora los americanos se han ido de Afganistán y los talibanes han recuperado su antiguo feudo, con la cara lavada y las formas dulcificadas ante la mirada expectante del mundo. Pero, ¿en qué quedamos? ¿suspiramos por la no intervención de los Estados Unidos o por lo contrario? Tardando están las mentes pensantes en echarle la culpa de todo a Israel, a Zapatero o al propio Pedro Sánchez, ya que estamos.

Qué bonito mundo estamos preparando para nuestros hijos.

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