viernes, 15 de noviembre de 2013

TERRIBLE EXPERIENCIA

Abro la puerta de mi casa ayer por la tarde y me encuentro el suelo del salón y de la cocina, el sillón, la alfombra, los escalones de madera... todo lleno de sangre. El susto fue enorme y más, si cabe, al no verle nada a Augusta, aparentemente. Salí corriendo con Augusta al veterinario, dejando a Octavia en casa quejándome, para saber que, al estar en celo, se había estado chupando y finalmente mordiendo (quién sabe si le molestaba, o le picaba o lo que fuera), por lo que se provocó un desgarro vaginal que hubo que reconstruir, puntos, suero, anestesia (¡Gracias Lola y Ana!). Pobre. Lo más asombroso es que al llegar a casa, después de toda esta carnicería, aparte de la vía en una de sus patas y el collar isabelino, Augusta estaba como si tal cosa. Ahora a tener paciencia hasta que se cure, se reabsorban los puntos y se le termine el celo. Parece que debo pensar en operarla para esterilizarla y evitar que esto pueda volver a ocurrir en el futuro.
Si siete vidas tiene un gato ¿cuántas tiene un perro?

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