Fuimos anoche a ver "The possession", muy entretenida. Pero no quería hablar de la película sino de lo que ocurrió nada más terminarse, justo cuando empezaron a salir los títulos de crédito y con las luces de la sala aún apagadas... Como por arte de magia empezaron a iluminarse caras y caras en los asientos: la gente, desesperada cual fumadores saliendo del aeropuesrto después de un vuelo transoceánico, comenzazon a encender los móviles compulsivamente. Una hora y media de cine. ¡Increíble!
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