Hoy volví a la obra de las 42 Viviendas que estoy haciendo en El Sobradillo. Cuando llegué estábamos a 9º y tardé un buen rato en quitarme los guantes y la bufanda. Nos dimos un buen paseo por dentro comprobando los replanteos de las 9 escaleras del edificio, el enfoscado exterior y una prueba de "Tirolesa" con granos de mármol, pues parece que las piconeras no están suministrando picón fino. Ahora que la estructura está lista y que la distribución interior se ha resuelto, nos queda la rampa central del garaje, que promete ser complicada de replantear. Indudablemente éste ha sido el edificio más complicado que he hecho en mis casi veinte años como arquitecto.Terminé, por fin, hace un rato un pequeño proyecto de un cuarto enterrado e insonorizado para colocar un grupo electrógeno. Como dice siempre mi socio "no hay proyectos pequeños".
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