Esta tarde he intentado instalar los drivers de mi impresora en el rescatado y viejo ordenador del estudio que traje a casa una vez murió el que usaba. Nada, no hubo manera. Conseguí, supuestamente, los drivers pero o no son los que necesito o simplemente no los sé instalar. Después de un rato bajé al garaje (mi particular cueva de Alí Babá) a rebuscar entre las cajas de la mudanza que aún no he abierto, después de casi 4 años, a ver si encontraba los CD originales de instalación de la impresora. Busqué en todos los sitios donde podían estar, estornudé mil veces, como era de esperar, y al final subí con el rabo entre las piernas, sin los discos, pero con unas fotos para escanear. Se trata de fotos viejas... un fin de semana en Masca, de la Casa Rosada y la Plaza de la República en Buenos Aires, de Venecia -navegando por el Gran Canal-, en la Costa Brava, haciendo el chorra en una fiesta en Tegueste, con Natalia y Rodri... Sí, mucha foto vieja pero la impresora sigue sin funcionar.
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