Supongamos que, por poner un ejemplo, decido ampliar mi casa porque viene a vivir conmigo familia y amigos, pero me encuentro con el problema de estar rodeado de las casas de mis vecinos. Supongamos que tengo el poder para quedarme con sus casas y así realizar mis necesidades. Por supuesto mis vecinos me denuncian por robo y ganan, con lo que deberé devolver las casas a su estado original y a sus dueños o, si esto es imposible, compensar económicamente a estas personas como se merecen.
¿Sería justa la sentencia verdad?
Pues un caso tan claro se ha dado en Tenerife, con la ampliación del Parlamento de Canarias y los vecinos de éste fueron unas casas de la Calle del Castillo, justo en el centro de la zona comercial de Santa Cruz, donde sus propietarios tenían tiendas y negocios abiertos desde hace muchos años. La justicia, como era de ídem, les dio la razón a los propietarios y sentenció que había sido algo así como un robo, puro y duro, y asignó a los ladrones (eso sí, de guante muy blanco) una gran cantidad de dinero como indemnización.
¿Quiénes eran los ladrones?
Pues quienes tenían el poder en esos años en las islas, que además son los que lo siguen ostentando.
¿Quién ha pagado o pagará el montante de dinero?
Nosotros, el pueblo, la clase media con nuestros impuestos.
¿Qué reponsabilidad se les ha pedido a los organizadores de tan chapucera operación?
Pues nada.
¿Quién ha perdido su puesto de trabajo por tal torpeza?
Nadie.
Y después nos quejamos de que sucedan estas cosas, de las corruptelas o de la corrupción. ¿Cómo no va a haberla si luego a ellos no les pasa nada?
Y no pasemos a Tebeto...
Hasta que las leyes no cambien con la responsabilidad que asumen los políticos en su gestión no cambiará el uso que hagan de su poder.
Sirva como ilustración el famoso carné de conducir por puntos, que ha rebajado, le pese a quien le pese, la tasa de accidentes, de borrachos al volante, etc. ¿La razón? Está clara, el miedo a las multas y a la retirada de puntos.
La educación vial, como la otra, llegará con el tiempo.
¡No a la inmunidad parlamentaria!
PD. ¿Cómo es posible que sean los políticos los que se fijen sus propios sueldos? Es algo tan surrealista como pedirle a un lobo que cuide a las ovejas. Así nos va.