miércoles, 20 de noviembre de 2024

Y NO HABLAMOS DE LOS AÑOS 50


Los países nórdicos instan a la población a prepararse para una posible guerra
Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca publican guías con instrucciones a la ciudadanía para protegerse en caso de crisis.
Carlos Torralba, 19.11.2024

Los países nórdicos, en medio de una creciente tensión con Rusia, renuevan sus recomendaciones a la población sobre cómo prepararse para un hipotético escenario de guerra. El Gobierno sueco comenzó este lunes a distribuir por todos los hogares del país —por quinta vez desde la II Guerra Mundial— un folleto con decenas de consejos, como tener reservas de alimentos no perecederos y almacenar agua embotellada, mientras que el de Finlandia lanzó una web que recopila todas las advertencias en caso de crisis o conflicto. Noruega, por su parte, envió a principios de mes a todos los ciudadanos unos folletos que incluyen una especie de inventario doméstico, con elementos como velas o cerillas, para situaciones de emergencia. Y el Gobierno de Dinamarca publicó este verano por primera vez este tipo de recomendaciones, que contemplan la hipótesis de escenarios “sin electricidad ni agua potable”.

Las guías difundidas por los cuatro países nórdicos no se refieren exclusivamente a situaciones de guerra. Los consejos abarcan también la preparación para desastres naturales, con especial hincapié en las inundaciones, pandemias, ciberataques o actos de sabotaje. Y en ningún caso citan a Rusia, aunque sí inciden en la necesidad de abastecerse de pastillas de yoduro de potasio por si hubiera un accidente o ataque nuclear (Moscú posee armamento nuclear y acaba de renovar la doctrina que regula su uso para ampliar los supuestos en los que puede emplearse).

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, las autoridades en Estocolmo han alertado reiteradamente a su población de que no puede descartarse una eventual situación de guerra en su territorio. Micael Bydén, el comandante supremo de las Fuerzas Armadas Suecas, instó en enero a la ciudadanía a “prepararse mentalmente” para esa posibilidad. Los folletos de 32 páginas que recibirán los más de cinco millones de hogares suecos durante las próximas dos semanas recalcan: “En caso de ataque, todos debemos contribuir a la defensa de la independencia de Suecia y de nuestra democracia”.

El folleto distribuido en Suecia, titulado Om krisen eller kriget kommer (En caso de crisis o guerra), es una actualización del que ya se envió en 2018, y anteriormente en 1943, 1952 y 1961. El prólogo reza: “Vivimos tiempos inciertos. En nuestro rincón del mundo se libran actualmente conflictos armados. El terrorismo, los ciberataques y las campañas de desinformación se utilizan para minar nuestra moral”. Viktoria Asp, analista sénior en la Academia Superior de Defensa Nacional en Estocolmo, subraya en un correo electrónico que “la situación de seguridad en Suecia es hoy más grave que en 2018, los políticos suecos la describen como la más preocupante desde la II Guerra Mundial”. Asp destaca que prueba de ello es que el tono del folleto de este año es “más serio” que en el de hace seis años, y está “más centrado en una posible guerra”. En la edición de 2024 se incluyen nuevos consejos para una evacuación, dónde refugiarse en caso de bombardeo, cómo detener una hemorragia, sugerencias para afrontar la ansiedad o para proteger a los animales domésticos, y recomendaciones para comunicarse con los niños sobre una hipotética crisis o guerra y para ayudar a los grupos de población especialmente vulnerables.

En el caso de Finlandia, que, como Suecia, se ha incorporado recientemente a la OTAN, el Gobierno lanzó el lunes una página web que compila todas las recomendaciones para casos de crisis o guerra. En una entrevista reciente con el diario Helsingin Sanomat, Erikka Koistinen, directora de Comunicación en el Ministerio del Interior, declaró: “Si hubiera una crisis grave, las autoridades no van a llegar a todos los lugares y a ayudar a toda la población en todo momento, por eso necesitamos que los ciudadanos tengan la capacidad de cuidar de sí mismos durante al menos unos días”. A diferencia de Suecia o Noruega, Finlandia ha optado por difundir las recomendaciones digitalmente. “Imprimirlas costaría millones, y no se podrían actualizar tan fácilmente”, sostuvo Koistinen. Matti Pesu, investigador del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales, desarrolla por teléfono que en Finlandia “el esfuerzo ha sido más discreto” que en Suecia, donde la campaña informativa tendrá un mayor impacto. Pesu incide en que, a pesar de que la nueva web ha sido anunciada a través de la radio y otros medios de comunicación, las recomendaciones llegarán a una menor parte de la población que en Suecia.


El caso de Noruega guarda bastantes similitudes con el sueco. El Gobierno optó por enviar este mes a todos los hogares un folleto con las indicaciones a seguir para estar preparado en caso de guerra, y la última vez que difundió este tipo de consejos fue en 2018. Entre las sugerencias destaca una lista con todo lo que debe almacenarse en casa, por si “se produjera el peor escenario posible, una guerra”, que incluye desde velas y cerillas, a un kit de primeros auxilios o una radio que funcione con pilas. Y como en Suecia, distintos altos cargos del ejército de Noruega han alertado recientemente del riesgo de que el conflicto en Ucrania se extienda hasta su territorio. Entre ellos, el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Eirik Kristoffersen, quien en junio sostuvo que “en dos o tres años Rusia tendrá la capacidad de atacar de algún modo a miembros de la OTAN”.

En Dinamarca, donde las autoridades no habían emitido ningún tipo de recomendaciones para una posible guerra desde los años sesenta, la Agencia de Gestión de Emergencias creó una web en julio y empezó a enviar correos electrónicos a la población adulta en los que se recogen los consejos básicos para una situación crítica. “Todos debemos estar preparados para la posibilidad de que, durante un período breve de tiempo, no tengamos electricidad ni agua potable, ni la opción de comprar productos básicos”, declaró Troels Lund Poulsen, el ministro de Defensa.
Creciente tensión con Rusia

Pesu, del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales, subraya “la feliz coincidencia de que todos los países nórdicos hayan publicado sus recomendaciones casi al mismo tiempo”, poco antes de que la tensión con Rusia se haya disparado aún más —con la aprobación de la nueva doctrina militar rusa que permite responder a un ataque convencional con armas nucleares, y con la luz verde del Gobierno de Estados Unidos a que Ucrania use sus misiles de largo alcance en territorio ruso— aunque destaca que no ha habido ningún tipo de coordinación y que también hay amplias diferencias entre cada caso.

En Lituania, Letonia y Estonia, tres antiguas repúblicas soviéticas integradas en la UE y la OTAN, y fronterizas con Rusia, las recomendaciones de este tipo se empezaron a difundir poco después de la anexión rusa de la península ucrania de Crimea, en 2014. Y en el Reino Unido, en junio se creó una web con instrucciones en caso de catástrofe y consejos para resistir al menos tres días sin agua ni electricidad.

Las recomendaciones publicadas en los países nórdicos y bálticos no han estado exentas de críticas, sobre todo por la posibilidad de que asusten a parte de la población. Asp, de la Academia Superior de Defensa Nacional en Estocolmo, sostiene que varias encuestas realizadas desde 2018 demuestran que esa no fue la reacción general de la ciudadanía tras recibir los folletos. “El Estado tiene la obligación de comunicar y tratar de preparar a la población lo más posible para una situación crítica, tanto mentalmente como de modo práctico”, sentencia la experta.

PERDEDORES DE VIDA EMBARRADA


Daniel Clowes, retratista del patetismo estadounidense en el cómic: “Estoy enfadado y horrorizado con mi país”
El historietista regresa a sus primeros trabajos en los tebeos con ‘Bola Ocho Integral’ y contempla en Madrid la idea de mudarse a Europa: “Piensas en los judíos en 1932… y tienes que ser precavido”.
Eneko Ruiz Jiménez, 20.11.2024

Sucia, llena de perdedores de vida embarrada, patética y también surrealista, llena de humor y colorista. Nadie ha dibujado la experiencia estadounidense como Daniel Clowes (Chicago, 63 años), retratista de la adolescencia contestataria en Ghost World y también autor de la biografía traumática de Mónica (Fulgencio Pimentel, 2023). Pero, sin embargo, a uno de los historietistas más relevantes de EE UU se le nota agotado y frustrado por la idea actual de su país: “Estamos contemplando la posibilidad de mudarnos a Europa, por si acaso. Piensas en los judíos en 1932… y tienes que ser precavido”, apuntaba en Madrid a primeros de noviembre, antes de dar una charla en el Museo Reina Sofía que nada casualmente se llamó: Make America Weird Again (Hagamos raro a EE UU otra vez): “Nadie quiere a los estadounidenses aquí por buenas razones. Pero mi esposa siempre me dice: ‘En Europa valoran a los artistas, así que igual algún país te adopta”.

Ahora que presenta en español el recopilatorio de su primera revista de cómics en Bola Ocho Integral (Fulgencio Pimentel, 2024), donde publicó Ghost World, Clowes casi mira con nostalgia aquel 1989 cuando comenzó a publicar cómics. Aquel veinteañero solitario y marginal vio entonces que el tebeo underground era el que le podía sacar de su encierro en la mesa de dibujo: “Esa época fue una de las más tranquilas y menos locas de la historia estadounidense. Era muy aburrido. Recuerdo que en las elecciones ambos partidos eran básicamente lo mismo. No tenías elección real. Y los escándalos eran la nada. Pero sentías que por debajo había una rabia contenida que siempre había estado allí. Quería explorarla. Hoy esa locura ha tomado la delantera y se ha liberado. Ha sido como una caja de Pandora”, explica a EL PAÍS.


Su obra exploraba personajes incómodos y de rasgos complicados con los que no te querrías tomar un café. Tramas enrevesadas y surrealistas inspiradas por el cine negro, su gran afición. Y quizás ninguna tuviera sentido ni se dirigiese a un lugar claro. Era una experimentación del género. Tenía voz propia, y sus cómics han mantenido esa rareza. En Paciencia (Fulgencio Pimentel, 2016), un hombre del futuro viaja en el tiempo para recuperar a su amante asesinada. En Wilson (Reservoir Books, 2010) retrataba a un sociópata de mediana edad en la más atípica y depresiva tira de periódico. Pero a él le sigue sorprendiendo lo que puede llegar a creerse el público actual: “Cuando iba al supermercado de niño, había periódicos como The National Enquire que publicaban que el gemelo de Elvis había sido descubierto en un feto. Me preguntaba: ¿quién se lo va a creer? Y mi madre decía que había quien lo hacía solo por estar impreso, pero ¿quiénes eran? Pues hoy son la mitad del país. Eso siempre estuvo ahí. Y yo, que siempre estuve interesado en las teorías de la conspiración, me encuentro luchando contra ellas. Los cultos y las conspiraciones son ahora mainstream”, algo en lo que precisamente se adentraba Mónica, su última obra hasta el momento y que tardó en escribir siete años.

Clowes siempre ha tratado de entender a sus personajes, por complicados e insufribles que fueran, incluso con las malas decisiones que tomaran. “He tratado de representar personajes opresivos. O con quienes tuviera alguna relación. Cuando vamos por ahí, mi esposa me dice: ‘Ese es como uno de tus personajes’. El objetivo siempre es tratar de habitar en ellos y entender su perspectiva y decisiones. A veces pienso: ¿qué personajes no podría escribir? Quizás carceleros nazis, gente que fuera malvada sin pensarlo. No puedo meterme en esa mente, pero me gustan los tipos antisociales y ver cómo se sienten. Sería muy difícil encontrar empatía en un Elon Musk o Silicon Valley, se notaría un desprecio, pero seguro que hallaba algo, tienen que tener cierta fragilidad. Aunque parece inútil y quizás no lo merezcan, intento entenderlos”, reflexiona.


Con el tiempo, Clowes había dejado atrás el cinismo de la juventud para abrazar una ternura que, aunque sigue portando (“Te das cuenta de que hay muchas cosas dignas de tu afección y aprovechas las cosas buenas”), le cuesta expresar en este momento: “Estoy demasiado enfadado y horrorizado para contestar algo más sobre las elecciones ahora mismo”, responde por email días después de su visita a Europa, ya con Trump elegido como presidente. “La gente en Europa apoya mucho más las artes que en EE UU, y la cultura es mucho menos estresante. Volveremos”, asegura. En su visita ya hablaba de su fascinación por la capital española, ya que ve en su realidad sucia algo que le recuerda al oscuro Chicago de su adolescencia donde erigió su mundo de ficción, aunque lleve más de 30 en la progresista Oakland (California).

¿Cómo ha cambiado él en lo personal? “Yo era una persona muy aislada, muy tímido y con ansiedad. Lo único que hacía era estar encerrado en mi habitación trabajando. Me sentaba frente a una hoja y pensaba en mujeres bonitas y amigos molones, en que alguien me leyera. Era mi conexión con el mundo. Hoy habría estado completamente pegado a las redes, así que estoy feliz de haber crecido con esa soledad. Con 63 años y tras viajar y conocer mucho, creo que ese chaval tomó muy buenas decisiones sobre su arte, y me siento orgulloso de tener una visión propia desde el principio, eso nunca falla”, recuerda este hombre delgado y calvo, como se ha autorretratado innumerables veces, que ha aprovechado su estancia en Madrid para darse varias comilonas y disfrutar.

Recuerda que aquel niño solitario habría deseado que con 12 años compartir con algún compañero en el recreo su afición por los cómics de Thor, que entonces no eran populares. “Y ahora ves a un tipo de 50 años con una camiseta de Thor por la calle. Es perturbador, y alienígena. En Europa al menos ves a adultos vestidos como adultos”, apunta, y reconoce que dejó de coleccionar y leer cómics Marvel con 14 años: “Nunca volví a mirarlos”.

Clowes es especialmente crítico con la deriva emocional de la sociedad, y ese “frustrante” mensaje de la generación Z de solo querer ver personajes con los que identificarse: “Es devastador para la ficción y para desarrollar pensamiento crítico. La única manera de desarrollar perspectiva y entender a los personajes es leer ficción y los clásicos, y los jóvenes ya no lo hacen. Hay quienes ahora leen Ghost World y piensan que las protagonistas son viles y horribles. Nadie decía eso en los primeros 30 años tras su publicación, sino que te sentías reflejado, eran humanas. Pero ahora tienen que representar nuestros ideales y valores. Admiro a los artistas jóvenes, porque en este momento yo me autocensuraría. Todo el que se censure no tendrá una obra que viva en 20 años y será visto con desprecio en el futuro”.

Él fue raro desde el principio. “Veo la tensión por ser profesional en esos dibujos primigenios, las venas explotando en mis manos, en el trazo. Fui aprendiendo mientras lo hacía. Mi vida dependía de que fueran buenos. Hoy ya no siento el pincel en mi mano, es como la pluma de un pájaro”, cuenta este autor que todavía se niega a llamar a sus obras largas novela gráfica: “Es tonto, pretencioso, aunque la verdad es que ha sido útil para acercar a otro público. Chris Ware y yo tratamos de dar con un nombre mejor y no nos salió, solo pensamos en bromas”. Para él siempre serán cómics, y punto, sean en formato revistas, serializados o en obras autoconclusivas para adultos.

Pese a que hoy presente su obra en un museo, Clowes sigue creyendo que los “cómics no están hechos para los museos. Deben ser leídos en soledad, en una butaca cómoda y en silencio. Así consigues la conexión emocional”. Eso y la película que se pone cada noche constituye su refugio frente a un mundo que hoy le aterra un poco más que ayer. “Y se va a volver peor, con la inteligencia artificial, todo espacio público va a estar contaminado. Acabaremos no sabiendo si hablamos a nuestros amigos. Quien asegura que una IA producirá mejor que un humano deja claro que no tiene ni idea de lo que es el buen arte, pero es como discutir con un trumpista. No sirve de nada”, claudica.

APARTHEID

Leyendo noticias como éstas uno ya no sabe qué pensar, si llorar o sonreír por absurda, echarse las manos a la cabeza, retrotraerse a la Alemania de los años 30, encender Tele5 como catarsis, darse a las drogas, gastarse todos los ahorros y arrojarse al mar... Sabemos que los partidos políticos no están a la altura, que prefieren pelearse entre ellos que dedicarse a gestionarnos, que también, en el peor sentido de la expresión. Siempre habrá una batalla frívola o seria que librar, en Europa o en España, ¡España!, mientras los españolitos, aquellos que nombraba Machado, o sea nosotros, aguantamos patidifusos el espectáculo que no se acaba nunca -¡nos quejábamos de los discursos de Fidel!-. La política de VOX, carente de programa electoral (bueno, para lo que sirven, pensarán ellos), nos acostumbra ya a joyas como ésta, cercenadas comisiones, consejerías, agrupaciones y demás organizaciones sociales, pero aún así continúan teniendo la capacidad de asombrarnos con sus ideas. Miedo dan, sin duda. ¿Qué será lo siguiente que se les ocurra?
Leía anoche una interesantísima entrevista a Daniel Clowes, dibujante de cómics norteamericano (novela gráfica, como se dice ahora) que estaba de visita en España para dar una conferencia en el Museo Reina Sofía de Madrid. Contaba que él y su mujer, tras la victoria de Trump, estaban pensando en trasladarse a vivir a Europa. De hecho voy a buscar la entrevista y la subo.
Pero vayamos ahora a la jota de VOX de la que les hablo. Sin desperdicio.

Vox propone que los inmigrantes de Hortaleza no se sienten en la parada del autobús
La formación ultra pedirá el jueves que se tomen medidas para impedir que los menores no acompañados utilicen las marquesinas próximas a un centro de acogida de este distrito de Madrid.
Jacobo García, 19.11.2024

El 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks se negó a ceder su asiento a un hombre blanco cuando viajaba en un autobús de Alabama. Su gesto fue la chispa que prendió las protestas contra las leyes de segregación que obligaban en muchos estados del país a que blancos y negros se sentaran separados o tuvieran que utilizar baños distintos. Parks y Martin Luther King agitaron la calle y terminaron convirtiendo en ilegal la separación racial en el transporte público en Estados Unidos.

Este jueves, Vox dará un paso para volver a las leyes de segregación al proponer que los emigrantes menores de edad, a los que llama menas, no puedan sentarse en las paradas de autobús. Durante el pleno de la Junta de Distrito de Hortaleza de este jueves, presentará una iniciativa “para que se tomen medidas inmediatas ante la ocupación inapropiada por menores no acompañados de los bancos de espera en las paradas de autobuses de la EMT aledañas al Centro de MENAS”.

La formación de extrema derecha atribuye a los inmigrantes “un aumento de la inseguridad e intimidación entre los vecinos y usuarios del transporte público, sobre todo a niñas y personas mayores, así como un incremento de basura, bolsas y suciedad, que afecta a la imagen y al uso del espacio público en la zona”, dice la propuesta incluida en el orden del día que ha podido ver EL PAÍS. Paralelamente, exige una mayor presencia policial en los alrededores del centro de acogida.

A pocos metros del centro, Rosario Fuentes, de 79 años, espera el autobús 187 con una bolsa en cada mano, después de comer con sus nietos. Toma cada día el autobús y no era consciente de la degradación del lugar que denuncia Vox y tampoco considera importante la prohibición. “A mí nunca me han molestado, ni robado, ni nada de eso”, dice en la marquesina, “y menos aquí, que es donde suele encontrarse la gente”, resume. Su postura sobre el tema es bastante simple: “Si alguien necesita los asientos, que los utilice”.

El problema, señala Emilia Lozano, de la organización Somos Acogida que atiende a los emigrantes expulsados del edificio de la Comunidad de Madrid al cumplir los 18 años, tiene que ver con un centro desbordado en su capacidad, que solo se ocupa de los menores durante las tres comidas y la hora de dormir. El resto del tiempo, entre turno y turno, suelen caminar y matar el tiempo caminando por el barrio. Sin un euro en el bolsillo ni teléfono con el que jugar, unas veces deambulan alrededor del barrio, otras se sientan en los bancos cercanos y, alguna que otra vez, en las marquesinas de autobús para refugiarse del frío, algo que Vox ahora quiere prohibir. Lozano denuncia que todos los bancos de la zona han sido retirados para impedir que sean ocupados por los migrantes.

Según Miguel Montejo, concejal de Más Madrid en Hortaleza, “se trata de una propuesta abiertamente xenófoba ante la que no sirve solo votar en contra”, dice en alusión al PP, “sino que debe haber una condena clara y nítida”. Para la ministra de Juventud e infancia, Sira Rego, “todo lo que viene de Vox tiene un enfoque racista que no podemos dejar pasar y que tenemos que denunciar muy alto”.

Precisamente las paradas de autobús de la EMT fueron motivo de controversia en el último pleno del Ayuntamiento de Madrid, en el que Más Madrid solicitó la dimisión del concejal del Vox, Ignacio Ansaldo, “por su comportamiento racista y xenófobo” a raíz de una discusión sobre los anuncios colocados en unas marquesinas relacionadas con el día de la hispanidad. El concejal de Vox tomó la palabra después de que lo hubiera dicho Carolina Elías, de origen salvadoreño, sobre la que dijo: “Esta señora cada vez que habla en una comisión o en un pleno nos llama genocidas”. “Esta señora es de El Salvador, no sé si tiene la nacionalidad (española) pero vive en España y cobra de los españoles. Entonces, que estudie un poco de historia y deje de inculcar la leyenda negra”.

I♥NY


10%


Amal Fashanu: “Es ridículo que en el mundo haya más de un 10% de personas homosexuales y en el fútbol no haya nadie”
La sobrina de Justin Fashanu, el primer jugador que se declaró gay en la Premier y acabó suicidándose, presenta en el festival de cine ‘Thinking Football’ una película sobre el tabú de la sexualidad en el fútbol.
Jon Rivas, 20.11.2024

El día que el exfutbolista inglés Justin Fashanu decidió quitarse la vida, a los 37 años, había quedado con su sobrina Amal (Londres, 36 años) para llevarla a un concierto de Elton John. Lo cuenta, todavía conmovida pese a que han pasado más de dos décadas y media, su madre, Marisol Acuña, que estuvo casada con John, también jugador de fútbol, y hermano de Fashanu. “Ya me había separado de mi marido bastantes años antes, pero Justin y yo éramos almas gemelas”. El suicidio, tras ser acusado de una agresión sexual que se demostró falsa, se produjo unos meses después de que el futbolista se declarase homosexual en una entrevista publicada por The Sun y titulada “I am gay”. Amal, hija del futbolista y de la modelo española, que fue la tutora de los hijos de David Beckham y Victoria Adams en la época en la que el futbolista inglés jugaba para el Real Madrid, investigó sobre el tema, realizó un reportaje documental en 2012, y ahora es una de las protagonistas de la película The Last Taboo (Manfred Oldenburg; Alemania, 2024), que se exhibe en el festival Thinking Football que organiza la Fundación Athletic.

Pregunta. Esta es una película de una temática que le atañe personalmente.
Respuesta. Sí. Llevo desde el 2012 hablando sobre la homofobia en el fútbol y en el 2020 monté la fundación oficial The Justin Fashanu Foundation. También hablo sobre la salud mental en el fútbol y sobre el racismo, y son tres temas porque mi tío Justin tenía un poco de los tres. Desde que he podido, he hablado de ello, porque creo que es algo que debería de cambiar, y que está cambiando poco a poco, pero muy poco a poco, por lo que hay que seguir.

P. Parece que en temas de salud mental hay muchos deportistas que han dado un paso adelante.
R. Efectivamente. Pero el tema de la homofobia sigue escondido. Es el gran tema al parecer, el gran tabú. La verdad que es difícil de explicar el porqué, ya que la mayoría de la sociedad ha avanzado bastante, pero el fútbol parece ser que está atrapado en una era distinta, una era pasada. Es como que no podemos avanzar, y por mucho que hable yo del tema, y hable la gente y la sociedad y distintos grupos, sigue siendo un tema tabú, y en cuanto se menciona, es algo bastante difícil de gestionar.

P. En el título de la película aparece, precisamente, la palabra tabú.
R. La película cuenta un poco la historia de la homofobia y la supuesta falta de homosexuales en el fútbol. Desde que mi tío salió y lo hizo público en los 90, han salido varios otros jugadores de fútbol, pero ninguno de ellos está jugando en la Premier ahora o en otras ligas importantes. Son jugadores que se han retirado, que ya no juegan. Un avance significativo va a ser cuando alguien que esté jugando en un equipo potente, salga y sea honesto consigo mismo.

P. En España hay un 14% de población que se reconoce dentro del colectivo LGTBI. Los porcentajes en el fútbol no cuadran, ¿no?
R. No, no tiene sentido. No puede ser que en el mundo haya más de un 10% de personas homosexuales y en el fútbol no haya nadie. Vamos, es ridículo.

P. ¿Y a qué cree que se debe?
R. Creo que es una mezcla de cosas. Creo que tiene que ver con que la sociedad del fútbol es muy cerrada, masculina, y que la mayoría de la gente que está arriba, en el poder, tiene una cierta edad, pertenece a ciertas culturas, y eso también hace que sea muy difícil avanzar, porque hay mucho dinero en juego. Entonces, cuando hay mucho dinero y mucho poder, es difícil hacer cambios. También tenemos por el otro lado a los aficionados. Los fans también dicen lo que quieren que sea el fútbol, y para mayoría de los fans ahora mismo, ser gay no es algo que guste. Es una combinación de cosas.

P. ¿Alguna más?
R. Por ejemplo, también los managers, los agentes, porque ellos tampoco quieren perder contratos. Si ahora, por ejemplo, se conoce la homosexualidad de un jugador, no quieren arriesgarse a perder patrocinadores o contratos. Eso significa dinero. No es fácil.

P. Dice usted que su tío Justin pasó un infierno cuando tuvo a Brian Clough como entrenador en el Nottingham Forest.
R. No era uno de los mejores ejemplos, vamos a decirlo así, y además que no solo era un mal ejemplo, sino que yo creo que destruyó de alguna manera la carrera de Justin y sus sueños. Es muy difícil tener a un entrenador que no quiere entrenarte; es muy difícil tener a un entrenador que piensa que eres una mierda, o que no vales porque eres gay, o eres distinto, o eres bisexual. Por lo tanto, es clave que los entrenadores sean abiertos de mente, porque ellos pueden determinar cómo va a ser un futbolista.

P. En el fútbol femenino parece que no existe ese problema.
R. Yo diría que también hay discriminación en el fútbol femenino, porque en realidad todo el mundo hace la asociación y cree que una chica que juega al fútbol es lesbiana, entonces, es como una discriminación inversa. Con las chicas se asume directamente que con aquellas juegan al fútbol, que es un juego macho, masculino, donde se necesita fuerza, hay algo que no es normativo, porque eso es algo que hacen los hombres. Si una mujer adopta ese rol significa que automáticamente ella es lesbiana, lo que es una locura.

P. Las pioneras del fútbol femenino en España explican que a ellas les llamaban marimachos.
R. Sí, sí, es algo común, y vamos, es como que parece hasta difícil para una chica jugar al fútbol y ser femenina y heterosexual. A la gente le suena extraño.

P. ¿Tenía 11 años cuando murió su tío, cómo y por qué acabó investigando los detalles de lo que sucedió?
R. Según vas creciendo, vas entendiendo un poco la vida, vas entendiendo las circunstancias. Con el tiempo, me di cuenta de que no había sido nada fácil para él, y que había sufrido bastante, que mucha gente no le había tratado bien. Ver eso me duele. Por eso empecé a investigar y a entender. Por ejemplo, en el documental que hice para la BBC en 2012 [Britain’s Gay Footballers], hablé mucho con mi padre. También quería entender sobre mi familia, qué había pasado, y cómo le habían tratado.

P. Su padre John fue muy duro con su tío Justin cuando desveló su homosexualidad.
R. Para mi padre tampoco fue fácil porque él también jugaba al fútbol, y tenía una familia, y para la mentalidad de entonces esto era algo muy tabú. Él, por proteger a su familia, hizo comentarios y tomó decisiones que a lo mejor ahora no tomaría, pero así fue.

P. ¿Con el paso de los años comprende a su padre?
R. Comprender no, la verdad. Entiendo que las circunstancias fueron difíciles para él, pero creo que a lo mejor la manera de manejar la situación podría haber sido con un poco más de amor, y un poco más de sutileza. Pero también él estaba en el mundo del fútbol, que es un deporte agresivo y en ese tiempo más que ahora, y mi padre jugaba un rol bastante importante. Tampoco debió ser muy fácil para él.

P. Además de la homofobia, estaba el racismo, que no se vigilaba como ahora.
R. Mi padre me ha contado cosas que ahora son impensables. En Milán le llamaban desde una esquina: “¡Fashanu, Fashanu, y él pensó, ‘son mis fans’, y se acercó. Le empezaron a tirar botellas con agujeros, llenas de orina, de sangre, y antes no se podían cambiar de camiseta, así que jugó todo el partido con la suya manchada y apestando a meados. Ahora cualquier incidente está grabado. En su primer partido con el Millwall [club del sudeste de Londres], sus propios compañeros de equipo le dieron una paliza.

P. ¿Piensa en todos el sufrimiento que tuvo que padecer su tío?
R. Sí, por eso hice el documental de 2012, porque cuando llegué de vuelta de Madrid a Londres, de la universidad, me contactó una persona que daba clases en la Brighton University, y entonces empecé a investigar un poco sobre Justin. ¿Qué había pasado? ¿Cómo lo habían tratado? Leí cosas en la prensa y en medios digitales que son falsas, noticias que no son verdad. Todo eso al final me llevó a hacer el documental, y acceder a la BBC para compartir mi historia. Me alegro de haberlo hecho. Han pasado ya bastantes años y sigo hablando del mismo tema, porque creo que se avanza, pero no muy rápido. Hay que seguir hablando.

P. Usted conoce a unos cuantos futbolistas que sabe que son homosexuales, pero que siguen ocultándolo.
R. Sí, y es como si fuera un gran secreto, cuando en realidad simplemente es que son gays. A mí me da pena, porque que saliesen estos jugadores sería increíble ¿No? Sería como que mi trabajo ha servido para algo. Pero yo tengo que respetar su privacidad. Que esta gente no esté preparada para decir su verdad, o no quieran hacerlo. Yo no soy nadie para decir nada. Me lo han preguntado miles de veces, me han ofrecido un montón de dinero, pero no se trata de dinero. No es mi vida, es la suya. Yo lo único que puedo hacer es estar ahí para intentar cambiar la atmósfera y cuando quieran salir, que la sociedad esté preparada y que para ellos no sea algo trágico, porque ahora mismo, lo es.

martes, 19 de noviembre de 2024

INGLOURIOUS BASTERDS


Nazis, sin licencias poéticas
Los ultras organizados ya no se ocultan, ni en las redes ni en las calles, y algunos retoman las estéticas de los cabezas rapadas de los 90. Lo único bueno es que ya no hay que discutir si son o no fascistas.
Sergio C. Fanjul, 19.11.2024

En los últimos años han abundado las discusiones bizantinas sobre el fascismo. Qué es el fascismo, quién es fascista y quién no, cómo afecta a la efectividad del término su sobreutilización como arma arrojadiza. En estos tiempos siniestros hay una buena noticia, al menos desde un punto de vista semántico: los nazis que vienen son químicamente puros. Sin metáforas, sin hipérboles, sin licencias poéticas. Ni ultraconservadores, ni nacionalcatólicos, ni tradicionalistas. Nazis. Nazis de los del brazo en alto, de los de “sieg heil”, de los de Adolf Hitler. Los nazis de siempre. Los putos nazis.

El 9 de noviembre desfiló desde Plaza de España, en el centro de Madrid, y con destino en la calle Ferraz, una manifestación de nazis, de esos que se han reorganizado tras las protestas contra la amnistía. Llamó la atención, aunque tampoco ha generado mucho escándalo: ya no está claro lo que es verdad y lo que es mentira, lo que está bien y lo que está mal, o si debemos mantener una prudente equidistancia entre el fascismo y el antifascismo. La ventana de Overton es ahora un mirador.

Corremos el riesgo de que este nacionalsocialismo, mezclado como si tal cosa con símbolos franquistas o cristianos o conspiranoias, sea considerado como una opción más, tan razonable como otras, en el mercado de las ideologías y en la trifulca cotidiana de ese X-antes-Twitter del que algunos se exilian. Paralelamente a la manifestación, en los pueblos afectados por la dana, entre tanto dolor y solidaridad, se había infiltrado el parque de atracciones propagandístico de la ultraderecha. La llamada “ola reaccionaria” parecía haberse convertido en tsunami.

Eran cientos en Madrid, vestidos de negro, retrotraían a otras épocas. Si durante un tiempo los nazis se habían camuflado de civiles, ahora, abandonados los complejos, algunos regresan al aspecto paramilitar de los cabezas rapadas de los 90. Al menos son fácilmente identificables. Bíceps hipertrofiados, pasamontañas, testosterona fuera de control. Portaban toda la simbología que, sin darnos cuenta, se ha hecho familiar: la bandera con el escudo constitucional arrancado, el aguilucho franquista, la cruz de borgoña. Hicieron saludos nazis. Cantaron contra los rojos, los menas, los musulmanes. Al final va a pasar como en aquel poema de Martin Niemöller que con frecuencia se atribuye a Bertol Bretch: que, tras contemplar pasivamente cómo van a por todo el mundo, la cosa ya no tiene remedio.


Uno de los consensos que ha saltado por los aires era el que decía que el nazismo era la cosa más execrable que había producido la humanidad. Así lo probaba la falacia lógica reductio ad Hitlerum, común en redes: cualquier punto de vista era refutado por Adolf Hitler. Es decir, todo lo que pensaba y hacía Hitler estaba mal, porque Hitler era la personificación del mal. Como argumento no vale, claro, pero era un indicador del grado de maldad percibida. Ahora hay muchas personas convencidas de que esa maldad nazi es matizable. Lo mismo con tantas otras evidencias, como si hubiera que volver a empezar de cero a construir el espacio moral.

Últimamente los nazis la han tomado con la ciencia del Cambio Climático. El otro día unas decenas de ellos (algunos se autodefinen en sus perfiles como “activistas NS”, como si las siglas NS despistaran sobre su significado) me amenazaron en la red social X por sugerir la relación, evidenciada en varios estudios, entre el calentamiento global y la dana de Valencia. Tuve que borrar y bloquear, porque es estúpido querer partir la cara a alguien por un tuit, pero también lo es dejar un espacio donde conspiren para partírtela.

Otros periodistas fueron víctimas de amenazas y, muy notoriamente, el ecólogo del CSIC Fernando Valladares, un verdadero experto en el asunto, al que prometieron ahorcar con una soga. Tener que callar en cuestiones científicas por la sombra de “los puños y las pistolas” es fascismo con pelos y señales. El fenómeno no es nuevo: el Tercer Reich ya persiguió las teorías físicas modernas, como la Relatividad y la Mecánica Cuántica, por considerarlas “ciencia judía”. Curiosamente, el exilio de la plana mayor de investigadores convirtió a Estados Unidos en la gran potencia científica de la época. Es que son los nazis de siempre: los que esperan ocultos su momento, y un día, aprovechando la marejada, resurgen. Los que describen Umberto Eco o Luciano Canfora, los que retratan en Novecento: “Los fascistas no son como los hongos, que nacen así en una noche. No”.
Un buen momento para volver a Tarantino, a sus "Malditos Bastardos".

RUSIA, COREA DEL NORTE, UCRANIA, USA...


Rusia, o sea Putin, se alía con Kim Jong-un, involucrando a Corea del Norte en la guerra de Ucrania. Zelenski, por su lado, suspira con apoyo occidental a su causa y logra que Biden, o sea EEUU, le permita utilizar sus misiles para atacar el interior ruso, claro que es cuando Putin amenaza al mundo diciendo que si se dispara un solo misil contra su país será como si la OTAN declarase la guerra.
Profe, profe, ¿esto entra en el examen final?

lunes, 18 de noviembre de 2024

AY, EL PODER

Acabo de darme una ducha reparadora y aún tengo calor, no sé si me está bajando la fiebre o simplemente la casa está caldeada. Llevo unos días con mal cuerpo, que diría mi madre, catarro de nariz, algo de tos, voz tomada y hasta un poco de fiebre. Una situación maravillosa para estar en casa leyendo (atesoro estos ratos de tiempo libre como un perro disfruta frente a una ventana), escuchando música -Semiramide, de Rossini- y poniendo al día ideas que rondan en mi cabeza; al día, que ordenándolas es otro cantar.

Releo los periódicos patrios de hoy, por si hay alguna noticia novedosa de  última hora, y entro también en la web de THE NEW YORKER para cambiar de aires y de monotema, sin que se me quite de la cabeza todo este asunto de la dana, Mazón y viceversa. Ahora volvería feliz a mi biblioteca a seguir leyendo un cómic sobre la historia de Jerusalén, pero no puedo dejar de pensar en esa droga que debe ser el poder. ¿Cómo un personaje mediocre como Mazón, el perfecto protagonista de la crónica de una muerte política anunciada, con todos en contra, sigue erre que erre dando tumbos y sin dimitir? ¿No sabe este señor que todo acaba saliendo a la superficie? No sólo el almuerzo de la vergüenza, la llamada de colega al alcalde del PSOE, su manifiesta ignorancia del funcionamiento administrativo y político, todo acaba sabiéndose hoy. No tardarán en aparecer incómodos whassaps o mensajes inapropiados, y si no al tiempo.

No sé si el manual del buen político, que yo desconozco, dice que ante la duda habrá que negarlo siempre con un ¡no es lo que parece! o un ¡me vengo a enterar ahora! La culpa es siempre del otro, aunque las evidencias sean claras claritas. Ver a Mazón con esa cara desencajada, saber lo que le viene encima, que no es poco, leer lo que dicen de él aquí y allende los mares, parece justicia divina. Ver a un primer ministro japonés llorando en su parlamento porque sus promesas no se cumplieron es lo más alejado al circo político español donde NADIE tiene nunca la culpa de nada, salvo, claro está, de los éxitos.

El pobre, hasta su nombre rima con dimisión. Habrá que estar pendiente de Ayuso, a ver cuándo da el grito desde su torre madrileña: ¡que le corten la cabeza!

EL COLOR DE LAS BALDOSAS

 

Si Juan, misociomuerto, decía que no hay proyecto chico, esta frase también podría decirse no hay problema chico. 
Uno llega a una encrucijada vital por muchas razones, algunas son voluntarias -las menos-, es la realidad la que se encarga de ir colocando las piezas en el puzle. 
Cuando se está en el cruce es cuando la decisión que hay que tomar puede ser obvia, casi automática, o dificultosa por lo desconocida, o por miedo. Uno le da vueltas y más vueltas a la realidad, a las consecuencias del posible cambio, a las premisas que están en juego; escuchas los consejos pedidos y aquellos que se dan gratuitamente, sin solicitarlos, lee, sopesa, consulta con la almohada, con ese Pepito Grillo interno, hasta con ángeles y demonios con soluciones rocambolescas. 
Y he aquí que por fin se toma la decisión, a un lado, hacia el otro, derecha o izquierda, etc. El camino de baldosas amarillas no es nunca una opción porque nadie te asegura que te vayas a cruzar con la bruja mala o con la buena (aparece entonces la Ley de Murphy), hay que escoger uno de distinto color, pero claro, ¿qué color escoger? 
Siempre se puede emular a George Kaplan y, escogido un camino con determinación o incluso sin llegar a empezar a caminar, se corre el riesgo de acabar tirado por el suelo para no ser atropellado por una avioneta, ¿o no?
La mesa está desplegada como para una nochebuena, con los añadidos laterales de madera para que quepan todos y llevarle la contraria al Gran Combo cuando nos dice que no caben tantos en casa de David. Todas las piezas del puzle casi casi han encajado dejando a la vista una foto clara, luminosa, bonita, de esas que dan optimismo. Qué bien, piensa uno ingenuo, toto ha salido bien. 
Pero no exactamente, falta el último tramo, o mejor dicho el penúltimo, el otro nunca se puede contar. Pues bien, el penúltimo paso, la penúltima pieza, la del dolor de cabeza. Lo más alejado al 2+2, entramos en la fase cuántica del asunto, la de los "y si esto, y si lo otro", la teoría de cuerdas que no entiende nadie, las opciones como esa carta de 200 páginas en aquel restaurante donde es casi imposible decidir qué pedir. 
Pues así estamos, saltando con esas cuerdas invisibles, sobrepasado de información, con nuevas dudas cada día, metido en un baile de fechas cada una con su propia consecuencia, vuelto loco con tortícolis permanente por no saber adónde mirar.
No hay proyecto chico, ni problema, visto lo visto, pero aún sigo pensando que la solución sí. Optimista e ingenuo que sigue siendo uno.  
 
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El Gran Combo, *No hay cama pa'tanta gente.

BELLEZA