A sus más de 90 años, Tania (nombre ficticio generado por el Poder Judicial para garantizar el anonimato) no tendrá ascensor. Tras más de cinco años de lucha, esta nonagenaria aquejada de problemas de movilidad de Hospitalet De Llobregat ha perdido una larga batalla legal contra su casera, la dueña de un edificio de 12 viviendas, para que esta instalara un ascensor que le permitiera salir de su casa. Un resquicio legal, recogido en una ley de los años sesenta, pero aplicable al caso por tratarse de contrato de alquiler antiguo, se lo ha impedido.
En 2022, no obstante, Tania ganó el primer asalto judicial para conseguir un ascensor que le resultaba vital para poder salir de casa. En un primer momento, y tras analizar la capacidad económica de la demandada, el juez de instrucción dio la razón a Tania y condenó a la propietaria a construir el ascensor, con la condición de que la dueña pudiese repercutir más tarde el coste a los inquilinos.
Disconforme, la propietaria del inmueble recurrió la decisión. Y la Audiencia Provincial de Barcelona ha estimado su recurso. Para los magistrados, y a pesar de los problemas de movilidad de Tania, no hay razón legal para obligar a la propietaria ni a costear la obra ni a aceptarla.
La sentencia, de 27 de diciembre de 2024, pero que no había trascendido a prensa hasta el momento (puede consultarla íntegra aquí) da varias razones para inclinarse por esta postura. El primer punto de conflicto radica en qué ley aplicar. El problema para Tania es que, como el contrato de alquiler fue firmado en 1961, los magistrados creen que no hay que acudir a la normativa vigente en la actualidad, sino que el Derecho aplicable es la normativa antigua. Tampoco es aplicable el Código Civil Catalán, razonan los jueces, pues el edificio no tiene la consideración de propiedad horizontal.
Una ley antigua
De forma que el escollo legal que lastra a Tania está en la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1964. Esta norma estipula que, para obligar al propietario de una vivienda a acometer una obra, la modificación debe encajar rigurosamente en el concepto de “reparación necesaria”.
La clave del caso se esconde en este término, redactado hace más de 60 años. Con estos mimbres, los magistrados entienden que la instalación de un ascensor no encaja en el concepto de “reparación”. “El término empleado es el de ‘reparaciones’”, dice el fallo, lo que exige “la acción de reparar lo que es arreglar algo que está roto o estropeado”. Es decir, se parte de algo preexistente y no nuevo.
Instalar un ascensor donde no lo había, por tanto, no cumple el requisito. La Sala razona que una cosa es exigir la reparación de un elemento preexistente en la vivienda arrendada, y otra distinta, remarca la sentencia, es imponer instalaciones inexistentes, aun cuando estas últimas puedan ser consideradas indispensables.
Vecinos
En consecuencia, la Audiencia le quita la razón a Tania y se la da a la casera. No habrá ascensor. Si bien, los jueces evitan condenar a la anciana a pagar las costas judiciales al admitir que el caso entrañaba una notable dificultad jurídica.
El rigorismo judicial contrasta con la realidad de Tania, y con la de otros ancianos que viven en el mismo edificio de Hospitalet. La hija de Tania contó en sede judicial que, en una ocasión, los bomberos tuvieron que sacar a su madre por la ventana con una grúa por una emergencia médica; por su condición médica, trasladarla por las escaleras era imposible.
Otro testigo, el hijo de otro de los inquilinos – el inmueble consta de 12 viviendas, todas de la misma propietaria, de las cuales cinco son de renta antigua, por el que pagan 130 euros al mes, seis de alquiler reciente y una está vacía – declaró que su padre lleva un año sin salir de casa porque bajar por las escaleras es un infierno. Los dos últimos años de vida de su madre también fueron recluidos: las escaleras, de nuevo, eran un obstáculo insalvable.
Leo en EL PAÍS una noticia ahora y rápidamente me vienen a la cabeza los mil y un estudios absurdos e innecesarios que se hacen en muchos países, muchos de ellos en Estados Unidos. Aquí no debe haber nada más importante de lo que hablar y acabamos escribiendo un artículo sobre "Abstemios Anónimos". De todo hay en la viña del Señor, dicen.+
Pongamos un ejemplo, yo mismo. No bebo nada por una simple y contundente razón: no me gusta el alcohol, nunca me gustó.
Ya no se trata de la disyuntiva OTAN NO/ OTAN SÍ, ni si estamos en el bando de los Estados Unidos o contra él, ni si somos o no beligerantes, ni siquiera si apoyamos a Palestina o a Israel. Se trata, simplemente, de que formamos parte de Europa y listo; el mundo que nos ha tocado es éste, desgraciadamente. Con Trump, con Putin, con Netanyahu, con Orbán y tantos etcéteras, no podemos mirar para otro lado o quedarnos detrás de la barrera, es el momento de tomar partido, no queda otra.
Sí a la paz, no a la guerra, yo el primero que lo proclama; un pacifista convencido que hizo la objeción de conciencia ante el servicio militar pero que tiene los pies en la tierra y sufre como el que más por el devenir de la Humanidad. Está muy bien eso de proclamar el no al gasto militar, pero ¿y si nos pasa lo mismo que a Ucrania? Nos iba a defender Rita la Cantadora.
Por otro lado, el cortesanismo del PP ante Trump y sus barbaridades, plasmadas ahora en la renovada prepotencia de Netanyahu y sus planes en Gaza, no tiene explicación alguna. Luego nos harán creer que ellos no se parecen en nada a VOX. Es un hecho demostrado, son como un huevo y una castaña, sin duda.
Para terminar este caos reflexivo de esta tarde de jueves con sabor a viernes, les propongo un plan sobrecogedor:
Un artista renuncia a un premio de la Real Academia Canaria de Bellas Artes por defender el Monumento a Franco de Santa Cruz
El artista Acaymo Cuesta, nacido en Gran Canaria, rechaza el Premio Excellens por la Sección de Escultura. El expediente de declaración de BIC de la obra de Juan de Ávalos, situada en la avenida de Anaga de la capital chicharrera, incluye un dictamen de la citada institución a favor de su protección.
Un artista ha renunciado a un premio de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel por defender el Monumento a Franco situado en Santa Cruz de Tenerife, en la avenida de Anaga. Se trata de Acaymo Cuesta, nacido en Gran Canaria, al que le habían concedido el Premio Excellens por la Sección de Escultura.
El expediente que el Cabildo de Tenerife está tramitando actualmente para la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) del conocido como Monumento a Franco de Santa Cruz, lo que supondría su protección, incluye cinco dictámenes de diferentes instituciones. En sólo dos de ellos se defienden los valores históricos y culturales de la escultura de Juan de Ávalos situada en la capital chicharrera. Uno pertenece a la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel y el otro, a la Real Academia de Extremadura.
Opinión ciudadana
Sin embargo, los dictámenes de Museos de Tenerife y de la Universidad de La Laguna consideran que el Monumento a Franco de Santa Cruz no debe ser protegido. El quinto dictamen, el del Colegio de Arquitectos, propone que se lleve a cabo un proceso participativo para conocer la opinión de la ciudadanía al respecto.
Dicho expediente de declaración de BIC, tal y como lo adelantó EL DÍA, ha salido a exposición pública hasta el 10 de abril, para que pueda ser consultado por todo aquel que lo desee, en la sede electrónica del Cabildo, donde también se pondrán presentar alegaciones. Este procedimiento fue incoado por la Corporación insular "para dar cumplimiento a una sentencia judicial", aunque será el Gobierno canario el que tome la decisión final sobre la protección de la obra de Ávalos.
Acaymo Cuesta
Tras conocer la existencia de los dictámenes que acompañan al expediente de declaración de BIC del Monumento a Franco de Santa Cruz, el artista grancanario Acaymo Cuesta ha decidido rechazar, a través de un escrito al que ha tenido acceso este periódico, el premio otorgado por la Real Academia Canaria de Bellas Artes.
"Me dirijo a ustedes con motivo de la concesión del Premio Excellens por la Sección de Escultura, para comunicarles que me veo en la necesidad de renunciar a dicho premio. Como ya sabréis, dado que mi labor profesional ha merecido el referido reconocimiento, mi trabajo artístico está íntimamente ligado a la reivindicación de los más altos valores de la humanidad en el marco de una democracia más justa e igualitaria. He intentado que mi actividad artística refuerce mi compromiso con la defensa de los valores que promueven la justicia social y la dignidad humana. La promoción de la memoria histórica, junto con la reparación y la justicia, son tareas obligadas si aspiramos a vivir en una democracia madura y sana", manifiesta Cuesta.
Contrario a la democracia
Éste continúa indicando que la Real Academia Canaria de las Bellas Artes de San Miguel Arcángel se ha significado en los últimos meses en la validación y protección de elementos que "representan regímenes contrarios a los principios democráticos" que el artista defiende.
"Me refiero a la defensa por parte de la entidad a la que me dirijo del Monumento al Caudillo de Juan de Ávalos. Aunque es cierto que a lo largo de su historia ha sido retitulada en múltiples ocasiones, con la ilusoria pretensión de ocultar su vínculo con la dictadura franquista, no puede obviarse que se trata de un vestigio franquista en cuya defensa no puede erigirse ninguna entidad que represente la ejemplaridad requerida para comprometer mi nombre ni mi actividad artística aceptando un reconocimiento que no es recíproco".
Simboliza el sufrimiento
Para este artista grancanario, dicho monumento situado en la capital de la isla de Tenerife no sólo representa la glorificación del dictador Francisco Franco, sino que también simboliza el sufrimiento y la represión sufrida por una parte significativa de la sociedad, especialmente por aquellos que dedicaron sus vidas a la política, la enseñanza, al arte y la cultura.
"Detrás de este monumento se oculta un legado de dolor: el asesinato de civiles, entre los cuales se encontraban destacados artistas, así como la trágica muerte en el exilio de muchos otros que, por sus ideales, se vieron obligados a abandonar su tierra. Este símbolo no conmemora solo una época de opresión, sino que también celebra la muerte civil de una parte del patrimonio artístico que fue silenciado y marginado por un régimen que temía la diversidad de pensamiento, las disidencias sexuales y la libertad de expresión", asevera Cuesta en su escrito.
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Extorsiones y listas de control: cómo se financió el monumento a Franco y otras obras de exaltación del régimen en Tenerife
Con extorsiones, presiones y con un alto grado de control. El monumento a Franco de Santa Cruz de Tenerife, que incumple tres leyes de memoria histórica, y otras obras de exaltación del régimen franquista realizadas en esa isla fueron financiadas por “suscripción popular”. Se trata de un método que en el Catálogo de Vestigios de Canarias se describe como la extorsión practicada a través del control ejercido por los órganos de gobierno militar y civil, que eran poseedores de la información sobre la ciudadanía. Así puede comprobarse en la documentación elaborada por el propio organismo de gestión, el Gobierno Civil de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife. La investigadora y catedrática en Historia del Arte Maisa Navarro explica que a este mecanismo se sometió a la ciudadanía durante décadas y fue la base permanente del franquismo.
Navarro lideró el grupo de trabajo que realizó el Catálogo de Vestigios de Canarias, que de momento ha finalizado el inventario de los vestigios de Santa Cruz de Tenerife, documento ratificado por la Comisión Técnica de Memoria Histórica y publicado en el boletín oficial. En el estudio se evidencia que la ciudad y por extensión la isla han reunido “la mayor concentración de monumentos del país desde el punto de vista de la extensión física del territorio”. El fenómeno obedece al mecanismo propagandístico desencadenado desde fechas tempranas y durante la guerra en algunas ciudades que conformaron la geografía selecta de los puntos estratégicos de la sublevación militar.
Entre los monumentos aún en pie en esta ciudad se encuentra el dedicado a Franco, cuya ejecución “se acompañó de dos tipos de hechos que afectaron a la población”, detalla el catálogo. Por un lado, el procedimiento denominado suscripción popular, y por otro, el uso continuado del espacio urbano como lugar memorial “mediante una ocupación permanente de la escena pública conmemorando un evento de culto al dictador”.
Franco ya se sentía suficientemente homenajeado
El catálogo recoge que la propuesta de construir un monumento al general Franco contaba con adeptos desde las primeras semanas posteriores al inicio de la guerra. El argumento que respaldó estas antiguas iniciativas se mantenía vigente en el año 1963, pues la documentación generada por esta propuesta revela que el objetivo fue en esencia siempre el mismo: “Rememorar para la posteridad el papel que había jugado la isla en el éxito alcanzado por el general al organizar desde este enclave el inicio de la guerra convocando al ejército de África”. Su construcción además se enmarca en la celebración de los “25 años de paz”.
Uno de los datos curiosos de la historia de la construcción de este monumento es que el jefe de la Casa Civil del jefe del Estado respondió en 1964 a la solicitud iniciada por el alcalde Amigó De Lara agradeciendo la propuesta para levantar dicha escultura, aunque especificó que “el Caudillo considera que bastantes muestras de adhesión y cariño ha recibido en distintas ocasiones de todos los tinerfeños”. En el catálogo se recoge que, “a pesar de la claridad de la respuesta”, el gobernador Pablos Abril interpretó el texto como una autorización dado que “no es una prohibición expresa”. Por ello, se continuó con la iniciativa en la que se menciona que el lugar de ubicación del monumento será el puerto de la ciudad, “teniendo en cuenta que se pretende honrar como acontecimiento histórico permanente el momento en el que el general Franco abandonó la isla para iniciar la guerra”.
Una recaudación “personalizada” y en solo diez meses
El extenso estudio muestra que “el mecanismo de recaudación fue personalizado y que se conocía la cantidad entregada por los ciudadanos”. Además, se anunció que estaba previsto un procedimiento de visita domiciliaria para recoger los donativos. En el impreso se hacía constar el nombre, dirección, cantidad y se incluía el sello de la entidad recaudadora, entre las que también se encontraba la Delegación Provincial de la Guardia de Franco. También se hace referencia a la escala de la estructura jerárquica que tiene encomendada la labor de recaudación: administración general, jefes de negociado y auxiliares administrativos.
Hay un documento contenido en el expediente que muestra “el grado de control y el procedimiento seguido” en el que se hace constar junto al nombre del funcionario la donación consistente en los haberes de un día de trabajo asignado a todos los trabajadores. Maisa Navarro destaca que a los funcionarios se les daba a elegir si preferían hacer el donativo o se les retiraba directamente de su salario. Además, se publicaban las listas en los periódicos de las aportaciones de cada persona y se llegó a imponer penas de prisión a personas de las que se consideraba que no habían pagado lo suficiente. “Nadie escapaba a la vigilancia”, insiste la catedrática, que subraya que la ciudadanía estaba controlada como si estuvieran en un cuartel.
Desde el 16 de octubre de 1964 al 2 de noviembre de ese mismo año hay una carpeta que contiene las primeras iniciativas remitidas desde todas las islas de la provincia, en un total de 192 pliegos con listados correspondientes a las aportaciones. Otras carpetas seguirán acumulando estas “aportaciones” hasta julio de 1965. “Por lo que se desprende de la documentación generada durante el rápido proceso de encargo y realización del monumento, la decisión estaba tomada de antemano, de tal modo que los procesos de ejecución de los acuerdos adoptados por las comisiones designadas para coordinar la iniciativa dieron sus frutos con gran eficacia”, recoge el catálogo.
La mayor parte de la recaudación se realizó en Santa Cruz de Tenerife, pero también se recogieron las aportaciones bajo este método de extorsión en otros municipios de la isla y de toda la provincia. En total, fueron 8 millones de pesetas; 6,9 recaudados en la isla de Tenerife; casi un millón de La Palma, 294.362,20 pesetas de La Gomera y 143.920,45 pesetas de El Hierro.
Maisa Navarro destaca que el régimen quiso implicar a toda la provincia de Santa Cruz y que en el estudio pormenorizado que hizo de los símbolos de este monumento recogió que se compone de nueve escudos en la parte superior que son los partidos judiciales de Santa Cruz. “El sentido del monumento es sancionar esa Guerra Civil como una Guerra Santa, como cruzada y por eso Franco está sobre un arcángel con una cruz y los 9 partidos judiciales serían una ratificación de una guerra legal”, apunta. La entrega a la ciudad del monumento tuvo lugar en un acto organizado por el gobernador civil Juan Pablos Abril el 28 de julio de 1966, una inauguración sin presencia de Franco.
Otros monumentos financiados con extorsión
El catálogo recoge que la mayor parte de las actividades realizadas por el Mando Económico de Canarias se decidió durante el mandato del capitán general García Escámez desde su llegada en marzo de 1943 hasta el 7 de febrero de 1946 en que concluyó la actividad del organismo. El Proyecto de Monumento a los Caídos en Santa Cruz de Tenerife (en la plaza de España) se convirtió pronto en uno de los objetivos anunciados. Este se llevó a cabo a través de un largo proceso desde la etapa inicial de propuestas del periodo de la guerra y de la “abundante documentación que obra en el Archivo Intermedio Militar de Canarias destacan las colecciones relacionadas con la gestión económica: suscripciones de entidades y empresas Donativos y el Libro de Contabilidad”.
Desde que se publicaron las bases del concurso de anteproyectos en mayo de 1944 se anunció la apertura del procedimiento de suscripción pública para su financiación. En el catálogo se recoge que “destaca en la redacción del anuncio el procedimiento establecido, que, lejos de responder a una modalidad voluntaria, constituyó una convocatoria con destinatarios identificados y además con las cantidades asignadas”. En el caso de los funcionarios, se señalaba que sus respectivos jefes establecerán las normas para la recogida de sus aportaciones.
Así, los empleados del Estado, tanto civiles como militares y eclesiásticos, entregarán sus donativos por conducto de sus jefes respectivos, según instrucciones que recibirán estos de los gobernadores civil y militar, respectivamente. El segundo mecanismo de control va dirigido a los propietarios, que igualmente seguirán un conducto reglamentario y el tercer mecanismo de control fue realizado por las entidades bancarias y los comercios. Además, se añadió a las entidades sociales como medios de control.
El estudio recoge que este fue el método inicial de convocatoria a toda la sociedad para conseguir recaudar suficientes fondos para la construcción del monumento y recuerda que durante el periodo de la contienda se sucedieron toda clase de “suscripciones para varios conceptos” tales como recogida de oro, envío de prendas de ropa, alimentos, también para los comedores de Auxilio Social… En las fechas posteriores a la guerra la situación económica llegó a ser dramática, lo que desencadenó el fenómeno de migración clandestina de un gran número de ciudadanos, principalmente a Venezuela. “Las campañas de suscripción continuaron a pesar de la difícil situación de la población”, remarca el catálogo.
El estudio apunta que se observa en los documentos publicados la existencia de cantidades repetidas asociadas a determinados ciudadanos de actividades económicas semejantes. Por ello, “cabe pensar que las cantidades fueron asignadas por los distintos responsables de establecer las condiciones para cada uno de los grupos definidos en la convocatoria”, especifica el catálogo. Asimismo, constan los listados entre los documentos de los fondos del Mando Económico donde se puede constatar “la realización de un sistema de control por actividad económica, por sede social y propietario, y se observa la asignación de un importe según la actividad”. Un ejemplo es el de comerciantes del sector de frutas al por menor, a los que se les asignan 328 pesetas.
Otro de los vestigios en los que aparece la “suscripción popular” fue, por ejemplo, la Hélice del Crucero Canarias (considerado por la Armada española como su buque más famoso del siglo XX). La hélice, fabricada de una aleación de bronce y aluminio, fue donada a Santa Cruz de Tenerife el 16 de enero de 1980, “porque aquí se le entregó, sufragada por suscripción popular, la bandera de combate el 5 de mayo de 1940”. Se trata de un elemento franquista que ya ha sido retirado.
Cabe recordar que el Catálogo de Vestigios franquistas ha sido recurrido tanto por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife (gobernado por CC y PP) como por la asociación San Miguel de Arcángel, que logró la protección cautelar del monumento a Franco en la Justicia. No obstante, el consejero de Administraciones Públicas y Justicia y portavoz del Gobierno, Julio Pérez, destacó recientemente en la presentación de la Estrategia de Memoria Histórica de Canarias que ha recordado que ahora hay un proceso judicial en torno a la escultura situada en la avenida de Anaga de la capital isleña, pero ha puntualizado que el Ayuntamiento podría haber tomado una decisión al respecto desde hace tiempo.
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La nieta del último alcalde republicano de Santa Cruz de Tenerife: “Debe retirarse el monumento que agradece a Franco el golpe de Estado”
Mercedes Pérez Schwartz es nieta del último alcalde republicano de Santa Cruz de Tenerife, encarcelado tras el golpe de Estado de 1936 y desparecido después. Es también la presidenta de la Asociación de Memoria Histórica de Tenerife y una de las personas que sigue luchando por limpiar de vestigios franquistas las calles de su isla. Por ello, aunque acata la resolución judicial conocida este martes y que vuelve a ralentizar la eliminación de la calle del monumento a Franco de la capital de la isla, insiste en que se encuentra “indignadísima” con que este tema se siga dilatando en el tiempo y defiende que “debe retirarse el monumento que agradece a Franco el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, que partiera de Tenerife y que iniciara una Guerra Civil que mató a tantos españoles”.
Eran las 7.00 de la mañana del 18 de julio de 1936 cuando a José Carlos Schwartz, entonces alcalde de Santa Cruz de Tenerife, lo sacaron de su casa y sin ningún motivo fue encerrado en la prisión del Castillo de Paso Alto. La noche del 1 de octubre de 1936 “dos personas de derechas” en las que confiaba “lo visitaron y le dijeron que ”lo iban a dejar en libertad“, contó su nieta. Un día después, desapareció ”dejando un amargo recuerdo“. Oficialmente, lo que le dijeron a su abuela es que había sido puesto en libertad aquella mañana de otoño, pero lo cierto es que nunca volvió a casa y pasó a ser uno más de los desaparecidos del franquismo, una práctica que no fue aislada en las Islas. Mercedes explicó en otro reportaje con Canarias Ahora, que días más tarde un amigo de la familia contó a su abuela, Jorgina Adelaida Esquivel Díaz, que era un camarero de la cafetería Cuatro estaciones había escuchado de boca de dos hombres que coincidían con la descripción de los que habían ido a visitarlo el día anterior que lo habían matado. ”Nos cargamos a Schwartz“, asegura que decían con alevosía.
Días después, la familia recibió un anónimo en el que informaban que había sido asesinado y enterrado en Las Cañadas del Teide. Entonces, su abuela junto al hermano de su abuelo, Juan Pedro Schwartz, se pusieron a investigar pero les llegó otro anónimo advirtiéndoles de que si seguían por ese camino les ocurriría lo mismo que al alcalde. 85 años después, nunca se ha localizado su cuerpo.
Con esta historia en su familia, ni ella ni ninguna de las víctimas del franquismo entiende que se mantenga este monumento en las calles de Santa Cruz de Tenerife. Mercedes Pérez Schwartz subraya que eliminarlo no quiere decir destruirlo, sino que se puede conservar en un almacén como se ha hecho con la hélice del Crucero Canarias, que se encuentra en la en el Museo Naval de Las Palmas.
El viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Juan Márquez, destacó a este periódico que el Museo Naval ha requerido esa hélice (del crucero que participó que participó en el ataque sobre la población civil que huía desde Málaga) para depositarla en sus almacenes. Así ha ocurrido en otras ocasiones con elementos del franquismo que son retirados y acaban en almacenes militares. También aclaró que si fuera expuesta, el Gobierno lo denunciará, pero subraya que no es el caso.
Mercedes Pérez Schwartz no entiende que mientras quedan personas desaparecidas, tumbas que buscar y fosas que exhumar se mantenga la estatua a un dictador que causó una Guerra Civil que mató a tantas personas. También insiste en que en Canarias aunque no hubo enfrentamiento armado hubo una brutal represión.
El estudio del ayuntamiento también llegó a la conclusión de retirarlo
Pérez Schwartz tampoco comprende que se siga dilatando este proceso que “solo puede acabar con la retirada del monumento”. Destaca que ya en el año 2016 el propio Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife (también con Bermúdez como alcalde) encargó un estudio para conocer los valores artísticos de este monumento y qué elementos de la ciudad incumplían la memoria histórica.
La presidenta de la asociación recuerda que esta fue la respuesta del consistorio después de que se le denunciara por incumplir la Ley. Entonces, se creó un Consejo Asesor de Memoria Histórica para que se sacara a concurso ese estudio. El informe estuvo liderado por la catedrática de Historia del Arte María Isabel Navarro, y se concluyó que sí que incumple la ley. Fue durante la Alcaldía de la socialista Patricia Hernández (PSOE) en 2019 cuando se dio a conocer el resultado del estudio, pero se alegó que constaba de 26 tomos que debían ser analizados.
Fue en febrero de 2022 cuando se conoció el contenido del catálogo de vestigios franquistas de Canarias, que se publicó oficialmente en el Boletín Oficial de Canarias en noviembre de ese año y que concluye lo mismo: el monumento no puede ser resignificado.
Pérez Schwartz insiste en que ahora el alcalde recurre y se resiste a aplicar la ley porque no está el del resto de municipios de Canarias, pero lo hace pese a que ya un informe encargado por él mismo llegaba exactamente a la misma conclusión. Por ello, lamenta que solo se esté dilatando el proceso porque Coalición Canaria gobierna en Santa Cruz de Tenerife con el PP. Cabe recordar que este partido se opuso en el municipio a retirarlo y propuso incluso restaurarlo como valor “turístico”.
Mientras avanzamos en los derechos a los animales, la derecha recalcitrante sigue erre que erre con su cruzada con todo lo que sea avance y progreso. Otra razón más por la que jamás votaría a la derecha.
Me dicen: es que parece que los lobos se han convertido en un problema para la ganadería.
¿Hay estudios serios sobre esto o se ha convertido en una nueva arma política? Es llamativo que sólo voten SÍ a esta ley la derecha.
¿Y si la solución es que la ganadería, impuesta por el hombre, no comparta las áreas de los lobos que habitaban esas tierras antes? No debe ser fácil, lo sé, pero la solución más sencilla -prohibir o matar- no puede ser la más lógica. Luego lloraremos por las esquinas cuando el lobo ibérico se extinga.
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El Congreso ha aprobado este jueves la salida del lobo del listado de especies protegidas (Lespre) con los votos del PP, Vox, Junts y el PNV, lo que implica que se le podrá volver a cazar al norte del río Duero. El apoyo a esta decisión ha sido celebrado con aplausos en el hemiciclo. El PP ha aprovechado la ley de desperdicio alimentario, que se votaba este jueves, para incorporar a última hora tres enmiendas en el Senado con el objetivo de desproteger a la especie, que tan solo ha gozado de ese estatus durante tres años y medio, desde septiembre de 2021. Regresará así a su estado anterior cuando se permitían cazar lobos. Entonces se abatían de forma legal unos 100 ejemplares al año al norte del Duero, el cupo que permitían las comunidades autónomas, mientras que al sur de ese límite, se encontraba estrictamente protegido.
Participaba el otro día en una reunión donde se hablaba de un tema complejo donde una de las partes no se había comportado de manera muy ejemplar. En un momento se utilizó ese argumento para justificar el otro.
Y tú más.
No, dije, no me parece bien, si criticamos a la otra parte no podemos, no debemos, hacer nosotros lo mismo. Si no damos ejemplo, ¿quién lo va a dar entonces? Me viene esto a la cabeza al leer el titular de hoy sobre la nueva partida que el Gobierno, es decir Hacienda, pretende utilizar mediante una cláusula introducida en la ley durante la pandemia que permite mover partidas de las cuentas sin pasar por el Parlamento. El PP, raudo y veloz, se ha apresurado a criticar que no se consulta con el Parlamento y la respuesta ha sido Aznar lo hizo cuando la Guerra del Irak.
Vuelta al "y tú más".
Mal. Aznar lo hizo y se le criticó hasta la saciedad. ¿Vamos a repetir lo mismo que criticamos? Parece que sí.
Como voto, opino, así que yo, en mis mundos de Yupi, preferiría otro escenario: el Gobierno lleva el asunto al Parlamento, dado que estamos en una coyuntura inesperada por novedosa y que posiblemente todos (menos VOX) estarán de acuerdo en que los movimientos de USA+Rusia (T+P) requieren una respuesta a la altura y todos acuerdan subir el gasto en defensa. Listo. Todos felices, todos un poco más empobrecidos. Todos con Europa. Las próximas elecciones americanas quedan lejísimos, no queda otra.
Por lo pronto trasladaré mi mente hacia las vacaciones de este año, allende los mares, con una pincelada de buena música.
El físico, historiador de la ciencia y academico de la RAE Jose Manuel Sanchez Ron,
en la sede de la RAE. INMA FLORES (EL PAÍS)
Sé rebelde y lee un libro difícil
La física cuántica es el fundamento del transistor y del circuito integrado y por tanto es el fundamento de la tecnología que sostiene el mundo actual.
Te voy a hacer una buena pregunta: ¿cuál es el problema más difícil de nuestro tiempo? La pregunta es buena porque hay un montón de candidatos a ese puesto de dudosa fama. Sí, están Donald Trump y sus enredos arancelarios, Elon Musk y sus cohetes explosivos, un par de guerras abiertas y una invasión de los ultracuerpos que amenaza con arruinar los principios más elementales de las democracias europeas. Pero estos no son problemas verdaderamente difíciles, puesto que se explican por las causas más ramplonas y paleolíticas que han conocido los milenios: el miedo y la ignorancia, la vanidad y la codicia, el racismo y el fanatismo. Contra la estupidez, dijo Schiller, los propios dioses luchan en vano.
A lo que me refiero con mi pregunta es a los problemas difíciles de verdad, los que no tienen una explicación obvia, los que nos enfrentan al abismo absurdo de nuestra existencia, los que ponen nuestro sentido común al borde de la desintegración, como hizo Arnold Schönberg con la música culta, John Coltrane con el jazz, Vasili Kandinskycon la pintura figurativa. Estos desafíos artísticos siempre han señalado, y siguen señalando, el camino hacia el final del túnel, donde mora una luz movediza y esquiva. El progreso del conocimiento consiste en restar dificultad a los problemas difíciles. Resolverlos es demasiado pedir a esta especie de primates cabezones a la que pertenecemos, pero acercarse a la luz es el imán que atrae a las mentes inquietas, y la única vía de progreso que conocemos, y que conoceremos.
Bien, entonces volvamos a mi pregunta: ¿cuál es el problema más difícil de nuestro tiempo? Si eres como yo —y si has llegado a este párrafo tienes muchas papeletas—, tu respuesta habrá variado con el tiempo. Pero una buena opción ahora mismo es la física cuántica. Sí, ese cosmos tan extraño que ni se les había ocurrido a los poetas místicos, un mundo en que una partícula puede estar en dos sitios a la vez, o en dos estados a la vez, violando nuestras intuiciones más automáticas. Y, sin embargo, ese mundo es nuestro mundo. Todos somos el gato de Schrödinger, ese gato que está vivo y muerto a la vez hasta que abres la caja.
El físico e historiador de la ciencia José Manuel Sánchez Ron acaba de publicar el primer volumen de su Historia de la física cuántica (Crítica), una obra que promete ser monumental cuando alcance en tercer volumen. El primero tiene ya 600 páginas y me acabo de zambullir en él. No voy a engullirlo, ni a leerlo en diagonal, ni a destrozarlo con una lectura ansiosa e impaciente. Voy a leerlo como se leían antes los libros, con paz interior, la atención absorta y dejando volar la mente cuando el párrafo lo estimule.
Estoy tan confundido con la mecánica cuántica como cualquier ciudadano informado, y quiero entender de dónde vienen esas ideas radicales, aparentemente absurdas pero certeras en la predicción del mundo físico con un montón de decimales. La física cuántica es el fundamento del transistor y del circuito integrado, también llamado chip cuando es lo bastante pequeño, y por tanto es el fundamento de la tecnología que sostiene el mundo actual. Me ha encantado ver que el libro de Sánchez Ron empieza nada menos que por comparar la luz del sol con la de un mechero Bunsen, dos cosas que uno no suele asociar al mundo de la computación y los ordenadores cuánticos. Pero así empezó todo en el siglo XIX. Quiero saber qué ocurrió después para llegar hasta aquí.
El físico Richard Feynman dijo que si crees entender la mecánica cuántica es que no la has entendido en absoluto. Pero conocer la historia es también una forma de entendimiento. Y ahora adiós, que tengo que leer.
En uno de mis primeros viajes a Londres, cuando ésta se había convertido en mi ciudad preferida Europa -ahora ya no tanto-, tenía una de mis famosas listitas de cosas que hacer, de cosas que ver. Ávido de conocer cosas nuevas había apuntado la visita a un museo poco conocido del que me había hablado, durante los primeros años de carrera, un profesor apasionado por la Historia del Arte, en particular por la Historia de la Arquitectura. Chano, se llamaba, y en sus clases disfrutaba como un niño.
Con mi lista llena de tachones y subrayados llegué al SIR JOHN SONANES MUSEUM, 13 Lincoln's Inn Fields, London, WC2A 3BP, para disfrutar de una visita maravillosa que, posiblemente, marcó mi manera de entender los espacios interiores. Un museo ejemplo de cómo "aprovechar" el espacio.
Una de las primeras cosas que te piden al cruzar las puertas del museo Soane es que apagues el móvil. Cuatro años antes de morir, su fundador, el arquitecto Sir John Soane (1753–1837), firmó un acuerdo con el gobierno inglés por el cual permitía (ley mediante) que su casa-museo pudiera seguir visitándose gratuitamente siempre y cuando todo permaneciera de la misma forma en que él la dejaba. Y el comité que se encarga de velar por su voluntad lo lleva tan a rajatabla que quiere que lo recorras totalmente desconectado de las nuevas tecnologías, como en el siglo XIX.
La historia de este edificio, situado en Lincoln’s Inn Fields, comenzó en 1792, cuando el arquitecto, responsable de las sedes del Banco de Inglaterra y de la Dulwich Picture Gallery, compró una casa en el número 12, atraído por la proximidad de esta ubicación con la Royal Academy (por aquel entonces en Somerset House), en la que más tarde sería profesor. La reformó, con el estilo neoclásico que le dio fama, para convertirla en su hogar y espacio para guardar sus colecciones, cambiando la fachada por una de ladrillo blanco de Norfolk y construyendo en la parte trasera un anexo de dos plantas donde instaló su despacho de arquitectura. En 1807, Soane compró los establos del número 13, que rehabilitó y transformó en su nueva oficina y museo para sus esculturas de yeso antiguas y mármoles romanos. (ELLE DECORATION).
Es éste un museo tan diferente a otros que hayas podido visitar que, sin duda, vale la pena. Si tu tiempo en Londres es limitado y vas a contrarreloj, te animo a que taches de la lista el cambio de guardia del Palacio de Buckingham y que lo cambies por el Museo Soane. De nada.
Igual que el Dúo Dinámico cantaba aquello, absolutamente impensable hoy, de ♫ Quince años tiene mi amor ♪ , ahora cantaríamos una canción con la letra cambiada pues han pasado ya cinco años desde aquel confinamiento. Cinco años, y contando. Atrás quedó, de entrada, la machacona canción del casposo dúo, el vomitivo himno "Resistiré", que teníamos hasta en la sopa.
Atrás quedaron las listas de bajas, las gráficas, las curvas, los picos, los ancianos muriendo solos como perros, las acreditaciones para poder salir a la calle, la Gestapo de los balcones, las pintadas a los sanitarios en sus edificios, la insolidaridad y la contraria, las colas en los supermercados, las miradas de desconfianza, los talibanes de la limpieza, los hipocondríacos, las ciudades desiertas, los vídeos musicales buenrrollistas, la fanfanta cantante ("Resistiré", cómo no), el pobre Fernando Simón (yo le hubiera otorgado una medalla), el teletrabajo, las odiosas videoconferencias, la cuenta atrás, el olvidado pasaporte COVID, las vacunas y revacunas, el auge de los conspiranoicos antivacunas, el tarado de Miguel Bosé y tantos otros recuerdos completamente olvidables.
Hoy, habiendo podido contarlo, viendo que no somos mejores, ni mucho menos, sino todo lo contrario; que no era falta de información porque ahora la tenemos toda y más y no hemos aprendido nada y aprehendido menos, andamos embarcados en guerras absurdas, Presidentes inefables, vuelta a los años 30 del siglo XX, esplendor de la ultraderecha, negacionistas, gurús renacentistas (antes sólo éramos entrenadores de fútbol, ahora sabemos de cualquier cosa como el que más), denunciantes que acaban denunciados, policías del futuro, políticos fantoches, marionetas sin hilos, "orgullo" por el trabajo bien hecho, BASURA.
Nosotros ya perdimos la guerra, pero los niños que nos preceden aún tienen una oportunidad. La pena es que el COVID erró sus dianas.
Quede aquí, por escrito, mi homenaje a todos aquellos que murieron solos durante la pandemia. Y, si fuera posible, les conmino a que se aparezcan como fantasmas ya mismo (sí, ustedes saben a quién).
Uno de los héroes literarios de mi lejana juventud fue Graham Greene, quien una vez confesó que se había hecho escritor solo por vengarse de un abusón del patio del colegio, llamado Carter, que lo tenía martirizado. Decidió que en todas sus novelas siempre habría un asesino, un traidor o un perdedor con este nombre. Aquel abusador lo llevó a pensar en el suicidio. De hecho, a los 16 años sus padres lo sorprendieron acariciando un Smith & Wesson, calibre 32. Graham Greene jugó a la ruleta rusa cuatro veces con seis balas. Si eso fuera cierto, según la estadística, estaría matemáticamente muerto, pero él no creía en las matemáticas. En vista del caso fue llevado al psicoanalista. El chico tumbado en el diván le explicó que tenía un sueño erótico recurrente. ”Su mujer entra en mi habitación con los pechos desnudos y yo se los beso”. El psicoanalista le preguntó: “¿Qué asocia en primer lugar con los senos de mi mujer?”. El joven Graham contestó: ”Dos vagones de metro”. El psicoanalista lo dio por curado, solo por quitárselo de encima.
Graham Greene tuvo hasta el final su mente partida en dos, se convirtió al catolicismo solo para casarse con una católica, fue esposo infiel, espía, amante apasionado, viajero a esos lugares turbios del planeta donde había asesinos con guayabera sudada bajo los ventiladores de aspas en el techo. Siempre anduvo su literatura en el doble juego entre el amor y el odio, la compasión, el sufrimiento y la lujuria húmeda. Como buen católico se excitaba mucho con los prostíbulos. A uno de ellos en París llevó a su amante Yvonne. La dejó en la barra y él se adentró en un cubículo y después iba a misa si era domingo.
Su novela El poder y la gloria, que leí a la salida de la adolescencia, me descubrió cómo funcionaba la gracia divina entre curas renegados, alcoholizados, y el valor literario tan sabroso que tenía el pecado. A Graham Greene lo llevo siempre asociado a la cantinela de la balalaica de El tercer hombre y a las cien botellas vacías de JB que guardaba como trofeos de su apartamento frente al mar de Antibes. Su muerte, acaecida en Vevey, un pueblo de Suiza donde se había retirado en compañía de su hija, sucedió como en sus novelas. Durante el funeral, a un lado del féretro estaba su primera mujer, Vivien, de 86 años; al otro lado, su amante Yvonne, de 60 años, que tampoco se había divorciado de su marido; en medio, el féretro, que tenía dos salidas, una que daba al cielo y otra al infierno.
Otro de mis héroes que también tenía la mente dividida entre la estricta moral protestante y el hedonismo, entre los placeres oscuros y la honestidad personal, era André Gide. Su doble vida adquiría a veces la categoría de arte. Por uno de sus libros, El inmoralista, supe que la verdadera felicidad carece de culpa, todo un hallazgo, y Los alimentos terrestres lo leí como un canto del instinto para superar la moral a través de la belleza. En uno de mis viajes a Siracusa celebré que en el hotel Villa Politi hubiera constancia de que por allí había pasado este escritor, tal vez en busca de los cuerpos soleados de aquellos adolescentes que se bañaban en el puerto viejo o tal vez se trataba de aquel viaje que prolongó hasta Argel en compañía de Oscar Wilde, quien llevaba consigo a su joven amante lord Alfred Douglas, que acabó siendo su ruina. Allí fue introducido de la mano de Wilde en ciertos cafés para iniciados. Entre el humo de las pipas de kif y el aroma de té con jengibre tocaba la flauta un adolescente desnudo, llamado Alí. “¿Te gusta el musiquito? Tómalo. La forma de vencer una tentación es caer en ella”, le dijo Wilde.
Sabía que con los buenos sentimientos siempre se hace mala literatura y que no existe el límite para detener la belleza. Era el alma de la editorial Gallimard, donde se permitió el error de rechazar el original de A la sombra de las muchachas en flor, que había mandado un tal Proust. “¿Usted cree que se pueden utilizar 20 páginas para describir cómo uno cambia de postura en la cama?”. Luego se arrepintió del error. En efecto, sí se podía, siempre que uno fuera precisamente Marcel Proust, empeñado en convertirse en un gusano dispuesto a pasarse la vida fabricando un capullo de oro. Gide comenzó a ser considerado maestro en aquel ambiente de Mauriac, Camus, Malraux, Paul Valéry. En 1936 viajó a la URSS y de regreso dejó de jugar a ser comunista. Denunció el estalinismo, lo que le llevó a las tinieblas del partido. No le importó lo más mínimo, puesto que era un radical de sí mismo. Tan turbio y a la vez tan honesto, escribió con una prosa neumática Corydon, en defensa de la homosexualidad. Luego sus libros ardieron en una plaza de Berlín junto con los de Proust, unidos por el mismo fuego de la ignorancia y el fanatismo.