Pocas veces te suelen preguntar a estas alturas si eres de un partido u otro, de izquierdas o de derechas, si votas o no. Estas preguntas frívolas se han tornado en conversaciones ídem donde tu interlocutor simplemente te habla de las bondades de uno o echa pestes del otro, reconvertido en el anticristo y sus secuaces. No importa que la economía vaya bien, al menos mejor, ni que las pensiones sigan subiendo poco a poco, ni que se hayan conseguido numerosos avances sociales. No. Importa la macroeconomía mundial, supuestamente en bonanza y exacerbada por los economistas gurús conservadores, las ideas visionarias de Trump o Milei, por nombrar sólo a un par, la insolidaridad manifiesta acerca de los que deben dejar familia y país para buscarse la vida (un clásico, vamos). Nosotros, que vivimos en países ricos, que tenemos de todo, tan autocomplacientes como ningunos, damos por asentada la libertad y los logros adquiridos en tantos años pero, al mismo tiempo, permitimos en instituciones como El Senado, per se símbolo de la Democracia (en mayúsculas adrede) congresos como el de ayer, un acto que va en contra de las leyes aprobadas y promulgadas, por tanto en vigor; un acto que atenta contra el sentido común y la lógica de años y años de avances sociales; un acto donde se habla sin pudor de creacionismo. Incluso con algún exministro como ponente.
Me pregunto qué pensarán (o dirán) al respecto los y las parlamentarios y parlamentarias y congresistas gays, o que hayan abortado, que haberlos haylos y haylas.
Sé que el Congreso del PSOE debe de haber sido importantísimo para los españolitos, o también no-sé-qué acto del PP con alcaldes o algo por el estilo. Todo importante y básico para nuestras mediocres y pobres vidas. Pero nadie nadie, ningún partido, ha alzado la voz para prohibir, o al menos criticar, esta casposa VI Cumbre Transatlántica, para la libertad y la cultura de la vida. Ojo al nombre de la cumbre. De este congreso sale un nuevo Mein Kampf.
Pocas veces me preguntan si voto a estos o a aquellos, una pena. Contestaría, también sin pudor, que jamás votaría a la derecha.
Jamás.
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Oído en la cumbre antiabortista en el Senado: “prefieren los perros a los hijos”, “creación frente a evolución” o “continuidad étnica”Políticos y representantes de organizaciones antiabortistas, de ultraderecha, cristianas y antifeministas internacionales se reunieron este lunes en la Cámara alta durante 12 horas.
Isabel Valdés, Álvaro Ruiz, Ángel Munárriz. 3.12.2024
Durante 12 horas, este lunes,
en el Senado hubo políticos y políticas en activo o ya retirados, profesoras universitarias y miembros de
organizaciones de ultraderecha, antiabortistas, homófobas, cristianas y marcadamente antifeministas de todo el mundo. Hafid el Hachimi, analista de asuntos internacionales y derechos humanos, abrió su intervención de la mañana definiendo lo que estaba ocurriendo en la Cámara alta como una “defensa de los derechos humanos”. Era en realidad una ofensiva a los de millones de personas, sobre todo mujeres, niños, niñas y del colectivo LGTBIQ+, bien organizada y concentrada en la
VI Cumbre Transatlántica, para la libertad y la cultura de la vida.
Hablaron de “cultura de la muerte” para el derecho al aborto y a una muerte digna como son las leyes de eutanasia; de “ideología de género” para las políticas de igualdad e “ideología LGTB” para los avances para garantizar derechos de las minorías del colectivo; se refirieron a “la familia” como un núcleo formado siempre por “padre y madre”; y aludieron a la inmigración de forma transversal como un “problema”. Aquí, algunas de las frases de esa jornada que empezó con una misa antes de desplazarse al antiguo salón de plenos de una de las cámaras de representación democrática de España.
“Entre los científicos están ganando los que creen en la verdad de la creación frente a la evolución”
Habitual del discurso tremendista sobre la “decadencia de Occidente”, idea en la que también abundó durante la cumbre el presidente de honor de Red Política de Valores, Jaime Mayor Oreja, hizo una nítida aproximación al creacionismo: “Entre los científicos, fundamentalmente están ganando aquellos que defienden la verdad de la creación frente al relato de la evolución. Por eso nosotros no tenemos que tener ningún temor. Estamos ganando”.
“Hemos decidido ir en contra de la continuidad étnica”
Kugler explicó así la encrucijada en la que, a su juicio, se encuentran las naciones europeas. “No puedes tener estas tres cosas a la vez, tienes que elegir dos: tasas de nacimientos bajas, porque la gente no quiere tener hijos; crecimiento económico; y continuidad étnica. Entonces, de estos tres, solo puedes tener dos. En mi país, Austria, hemos decidido ir en contra de la continuidad étnica, ¿verdad? Así, salvamos el crecimiento económico y la baja tasa de nacimientos. Entonces, tenemos que aceptar a muchos inmigrantes, lo que trae nuevos problemas: la cuestión de la identidad cultural y nuevas desigualdades”. La continuidad étnica es, en ciertos grupos de ultraderecha, la preservación de una etnia, de una cultura, es decir, la ausencia de mestizaje, “persiguen una supuesta pureza étnica y racial”, como
definió la Comisión Europea en un informe de 2021. A juicio de Kugler, el contexto sociopolítico obliga a sacrificar las “bajas tasas de nacimientos”. “Es posible”, añadió, “se ha visto en Hungría”.
“Algunos prefieren las políticas de sustitución a las de natalidad”
Garriga se pronunció así: “En una sociedad en la que sufrimos un grave invierno demográfico, algunos prefieren promover las políticas de sustitución en lugar de fomentar la natalidad y favorecer que los jóvenes puedan sacar adelante sus vidas”. Hubo más alusiones a la sustitución poblacional, retórica emparentada con la teoría del gran reemplazo, alumbrada por el escrito francés Renaud Camus, según la cual la población blanca y cristiana está siendo sistemáticamente reemplazada en todo el mundo por el avance de la inmigración. También fue el único que nombró directamente al Gobierno al hablar de eutanasia. “La dignidad humana está en grave riesgo, especialmente en países como España, donde
el Gobierno ha aprobado leyes de la eutanasia, utilizando eufemismos para no hablar en sus términos correctos, que es el suicidio asistido. Un Gobierno que está dispuesto a promover la cultura de la muerte hasta los límites más insospechados”.
El preámbulo de esa norma habla de “la compatibilidad de unos principios esenciales que son basamento de los derechos de las personas, y que son así recogidos en la Constitución española”. Por un lado, “los derechos fundamentales a la vida y a la integridad física y moral”, y por otro, “bienes constitucionalmente protegidos como son la dignidad, la libertad o la autonomía de la voluntad”.
“Prefieren los perros a los hijos. Ya los denominan ‘perrijos”
En su alerta contra el “suicidio demográfico” europeo, Fernández afirmó que “se suceden noticias como que los malagueños prefieren a los perros que a los hijos y se triplica la cifra de mascotas con respecto al número de niños”. “Esto empieza a ser frecuente. Ya los denominan perrijos”, dijo. Todo ello es fruto, afirmó, de que “el ambiente social y político es absolutamente contrario la maternidad, a la natalidad, a la familia. El retroceso de la natalidad rara vez es presentado como fruto de decisiones libres, o de factores materiales determinantes. La culpa es de un totum revolutum de factores culturales, básicamente ligados a la pérdida de asidero religioso”. España, en los últimos años, ha puesto en marcha diversas políticas —
como la equiparación de los permisos por nacimiento a 16 semanas para madres y padres— para intentar hacer frente a algunas de las razones para la bajada de la natalidad, como la desigualdad histórica entre mujeres y hombres que se da en el cuidado de los hijos e hijas y la penalización que esto supone para ellas.
“La belleza de toda mujer emana de su capacidad de traer vida al mundo”
Calvo,
defensora de la educación separada de niños y niñas, hizo un discurso en el que de forma continua equiparó mujer a maternidad e hizo un alegato a favor de los roles tradicionales de madres y padres del sistema patriarcal. Ellas, la “ternura”, ellos, “los límites”. “La belleza de toda mujer, haya tenido hijos o no, emana de su capacidad de traer vida al mundo”. “Aunque la maternidad no es el fin ineluctable de la mujer, toda mujer está diseñada por la naturaleza para dar vida. Nuestra feminidad, nuestra naturaleza irradia maternidad. tenemos un espacio de acogida que reclama ser colmado”, afirmó Calvo, para la que la mujer está marcada por una “huella psicológica materna ineludible” que “permite desarrollar lo que Juan Pablo II llamó el genio femenino”. La maternidad, algo casi obligatorio e inevitable para las mujeres durante toda la historia, dejó de serlo tanto cuando a mitad del siglo pasado comenzaron a extenderse los anticonceptivos y se desarrollaron las políticas de planificación familiar. En España,
cada vez hay más mujeres que no son madres, algunas porque no pueden permitírselo por motivos como la precariedad laboral o el difícil acceso a la vivienda —
la llamada infertilidad social—; por la priorización del desarrollo profesional o la falta de parejas corresponsables. Y otras, simplemente, no quieren.
“Debemos proteger la tradición cristiana”
Una de las idea más repetida durante la jornada: el cristianismo está bajo asedio. ¿De quién? De la izquierda, el multiculturalismo, la ideología de género, el progresismo woke. Ante eso, “debemos proteger la tradición cristiana”, afirmó Gal. El ultranacionalismo defiende una estructura patriarcal histórica: social, política, religiosa y económica que, desde hace varias décadas, intenta desmontar no solo parte de la izquierda sino el movimiento feminista. Antonio Álvarez, investigador en la City University de Nueva York y miembro del Grupo de Estudios Socio-culturales Contemporáneos de la Universidad Complutense de Madrid,
explicaba a este diario para un reportaje que “el feminismo ataca toda la estructura”, y los movimientos de ultraderecha, ultracatólicos, “son conscientes de que plantea un cambio radical de la sociedad y no solo de las relaciones de género”. De ahí la repetición constante a lo largo de todas las ponencias de la lucha contra el feminismo, lo que estas organizaciones llaman “la ideología de género”.
“Educar no es adoctrinar”
“Educar no es adoctrinar, no es considerar al educando un sujeto pasivo y maleable. No hay que ver la educación como potestad exclusiva del Estado, donde los padres son despojados de su elemental derecho a participar activamente en la educación de sus hijos”, dijo Holguín en la mesa de educación —Libertad de educación: un derecho humano universal—.
Es parte del discurso base de estos movimientos, que repiten la palabra “adoctrinamiento” en referencia a la educación con perspectiva de género y afectivo-sexual que
países como España tienen establecida por ley pero que, incluso así, no opera de facto en el currículo escolar. Educación que, según expertos y especialistas de todo el mundo es la clave para erradicar no solo las desigualdades estructurales entre hombres y mujeres sino la violencia machista
y, cada vez con cifras conocidas más altas, la sexual. Holguín, como otros muchos ponentes, rechaza sin embargo esa parte curricular: “La familia es el pilar de la sociedad, de las naciones, y es el núcleo de desarrollo de identidad de los niños”.
“¿Eres consciente de que eres responsable de la muerte de la comunidad LGTBQ en Uganda?”
Akello contó este lunes en el Senado que esa misma mañana había recibido un mail que decía: “¿Eres consciente de que eres responsable de la muerte de la comunidad LGBTQ en Uganda?”. “Así son”, siguió ella: “Te hacen sentir mal por las cosas buenas que haces”. La parlamentaria ugandesa es una de las promotoras de la Ley anti LGTB de Uganda,
una de las más duras del mundo, aprobada el pasado año y que mantuvo la cadena perpetua que ya tenía en vigor para las relaciones entre personas del mismo sexo, condena con hasta 20 años de cárcel para lo que llaman “la promoción de la homosexualidad”, y pena de muerte para la “homosexualidad agravada”. Akello siguió: “Quiero asegurarme que quien me ha mandado el mail [sepa que] como madre de cuatro hijos, sé los dolores de la maternidad. Tuve a mis cuatro hijos en mi útero y nadie me ayudó, excepto mi marido por ayudarme a tener a mis hijos en mi útero. Los tuve en mi útero por nueve meses. Y no voy a ver a mis hijos siendo abusados por no haber podido sacar una ley que los proteja”. Sin decirlo explícitamente, estaba aludiendo a las personas homosexuales como agresores de forma generalizada. Y la sala del Senado prorrumpió en aplausos a su intervención.
“La ONU ha adoptado agendas antifamilia y antivida y lo hace mediante el engaño”
“La ONU ha adoptado agendas anti-familia y anti-vida y lo hace mediante el engaño. Engañando a la gente, que cree que se refieren a unas cosas, pero en realidad son otras. El término “igualdad de género”, por ejemplo, es utilizado para promover el aborto, la ideología LGBT y la educación sexual”. Es lo que ella llama “la triple amenaza”. Según su discurso, como lo fue el del resto de ponentes, la educación sexual es una de las formas de “adoctrinamiento” de la izquierda y los movimientos sociales. “La educación sexual es la herramienta que están usando para cambiar vuestras culturas y las normas de vuestra sociedad”, dijo. Ella es parte de la cúpula de Red Política de Valores y presidenta de ese observatorio estadounidense, un grupo dedicado a presionar contra una supuesta
promoción de la homosexualidad en la infancia, a oponerse al derecho al aborto y a defender la abstinencia sexual antes del matrimonio.
“Estamos ganando. Estamos ganando. Estamos ganando. Estamos ganando. Estamos ganando”
Hasta cinco veces seguidas
pronunció Brian Brown esa frase. La amplió también: “Voy a hablar de algo de lo que no creo que nuestro lado hable demasiado: Ganar. Estamos ganando. La cultura de la cancelación está perdiendo. Somos libres y no nos rendiremos”. Con cada ley que restringue derechos, aprobada en cualquier país del mundo, y con cada victoria electoral, movimientos como el de Brown, crecen, y se crecen. Lo afirmó de forma muy contundente Nicolás Mayoraz, del parlamento argentino: “Este resultado [la presidencia de Javier Milei] nos envalentona, nos da fuerzas, nos da energías”. La sensación de euforia se extendió todo el día en el Senado. “Están perdiendo y lo saben. La biología está de nuestro lado, la economía está de nuestro lado”, dijo el estadounidense Stefano Genarini, del Centro para la Familia y los Derechos Humanos —antes conocido como Instituto Católico de la Familia y los Derechos Humanos—, en referencia a la izquierda, el feminismo, el colectivo LGTBIQ+ y los movimientos sociales. Y luego llegó ese “estamos ganando” que repitió
Brown, parte de la directiva de la entidad que organiza la cumbre y presidente de la Organización Internacional para la Familia, entidad promotora del Congreso Mundial de Familias, una cita global contra el aborto y a favor de la superioridad de derechos y la supervivencia de la “familia natural”, es decir, un hombre y una mujer, y ninguna otra combinación.