viernes, 22 de enero de 2010

U.V.I.


Durante las vacaciones en Nueva Zelanda el césped creció tanto que al podarlo la base prácticamente se había secado del todo. Lo podé como pude y después de una pequeña temporada en "barbecho", algo de abono, riego y algo más (caca y pis de mis perras, que flaco favor le hacen), podemos decir que ya está recuperado.
Esta tarde tuvo lugar el estreno de la nueva cortadora de césped, de gasolina y muchísimo más potente que la anterior eléctrica. Ya el que la hierba esté mojada no es obstáculo para poderlo cortar sin que se pare la máquina cada dos o tres pasadas. Un buen corte al césped, una poda selectiva de las plantas que poco a poco han ido invadiendo el paso y el jardín queda como una rosa. A ver si ahora que las perras pueden disfrutar más de él deja Octavia de devorar mis pocas pertenencias caseriles. Crucemos los dedos.

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