Leo en el blog del título un artículo sobre unas declaraciones del Arzobispo de Granada, artículo que reproduzco raudo.
***
La Iglesia católica da «a los varones licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer»
«Matar a un niño indefenso, ¡y que lo haga su propia madre! Eso le da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer, porque la tragedia se la traga ella…».
Esto, nada más y nada menos, es lo que ha dicho Su Eminencia el señor Arzobispo de Granada, don Javier Mártinez Fernández. Así que ya sabe usted, varón cristiano y temeroso de Dios: si conoce a a alguna mujer que haya abortado, tiene usted, según la Santa Madre Iglesia, «licencia absoluta y sin límites» para abusar de su cuerpo, porque la Iglesia Católica ha decretado barra libre, por boca y pluma del señor Arzobispo de Granada, cuyas palabras fueron aclaradas posteriormente por la Oficina de Información de los Obispos del Sur, para que no cupiese duda alguna acerca de la barra libre decretada:
«El arzobispo se refería a que si la madre es capaz de matar a su propio hijo, el varón tiene entonces autoridad absoluta para hacer lo que quiera con ella y con su cuerpo».
En fin, quedo un poco asustado y preocupado por el orden público, porque en su homilía, el señor arzobispo hace también referencia a no sé qué orden medieval -«esa preciosa Edad Media que nadie se atreve a recordar porque tampoco es políticamente correcto»- cuyos caballeros cristianos mataban a sus enemigos de dos en dos, y me pregunto si tendremos que ver por nuestras calles patrullas de orondos curas, beatíficos frailes, babosos obispos y piadosos fieles buscando mujeres que hayan abortado, y haciendo uso de su «licencia absoluta» para abusar «sin límites» de sus cuerpos (los de las mujeres, se entiende), con la salvífica intención de restaurar el Reino de Dios en la tierra.
Supongo que alguna organización feminista, o incluso simplemente cívica, sin adscripción ideológica o política alguna, habrá iniciado ya los trámites para denunciar a este sujeto por apología de la violencia contra las mujeres, así como por la comisión de un presunto delito de incitación al odio. Si no es así, pensaré si me ocupo yo mismo de poner el asunto en conomiento de la fiscalía, porque alguien tiene que pararle los pies a la Iglesia, para que sea tratada, al menos, en igualdad de condiciones con otras confesiones. Y recuerdo aquí al imam de Fuengirola, que en su día fue procesado por dar consejos a los maridos acerca de como pegar a sus mujeres sin dejarles marca, algo que, sin duda, no permite comparación con la «licencia absoluta y sin límites» para abusar de determinadas mujeres, que patrocina la Iglesia Católica por boca del señor Arzobispo de Granada.
«Matar a un niño indefenso, ¡y que lo haga su propia madre! Eso le da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer, porque la tragedia se la traga ella…».
Esto, nada más y nada menos, es lo que ha dicho Su Eminencia el señor Arzobispo de Granada, don Javier Mártinez Fernández. Así que ya sabe usted, varón cristiano y temeroso de Dios: si conoce a a alguna mujer que haya abortado, tiene usted, según la Santa Madre Iglesia, «licencia absoluta y sin límites» para abusar de su cuerpo, porque la Iglesia Católica ha decretado barra libre, por boca y pluma del señor Arzobispo de Granada, cuyas palabras fueron aclaradas posteriormente por la Oficina de Información de los Obispos del Sur, para que no cupiese duda alguna acerca de la barra libre decretada:
«El arzobispo se refería a que si la madre es capaz de matar a su propio hijo, el varón tiene entonces autoridad absoluta para hacer lo que quiera con ella y con su cuerpo».
En fin, quedo un poco asustado y preocupado por el orden público, porque en su homilía, el señor arzobispo hace también referencia a no sé qué orden medieval -«esa preciosa Edad Media que nadie se atreve a recordar porque tampoco es políticamente correcto»- cuyos caballeros cristianos mataban a sus enemigos de dos en dos, y me pregunto si tendremos que ver por nuestras calles patrullas de orondos curas, beatíficos frailes, babosos obispos y piadosos fieles buscando mujeres que hayan abortado, y haciendo uso de su «licencia absoluta» para abusar «sin límites» de sus cuerpos (los de las mujeres, se entiende), con la salvífica intención de restaurar el Reino de Dios en la tierra.
Supongo que alguna organización feminista, o incluso simplemente cívica, sin adscripción ideológica o política alguna, habrá iniciado ya los trámites para denunciar a este sujeto por apología de la violencia contra las mujeres, así como por la comisión de un presunto delito de incitación al odio. Si no es así, pensaré si me ocupo yo mismo de poner el asunto en conomiento de la fiscalía, porque alguien tiene que pararle los pies a la Iglesia, para que sea tratada, al menos, en igualdad de condiciones con otras confesiones. Y recuerdo aquí al imam de Fuengirola, que en su día fue procesado por dar consejos a los maridos acerca de como pegar a sus mujeres sin dejarles marca, algo que, sin duda, no permite comparación con la «licencia absoluta y sin límites» para abusar de determinadas mujeres, que patrocina la Iglesia Católica por boca del señor Arzobispo de Granada.
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