La cabeza es algo increíble. Ayer, después de todo lo ocurrido con el accidente, me senté a ver otro trozo de la película que tengo en el DVD y que disfruto por capítulos, si es que esto es disfrutar, hasta que el sueño me llamó (hoy volvía a levantarme a las 5:30am). Me acosté, leí un poco de la interminable 3ª parte de Millenium y apagué la luz... Ahí fue cuando mi cabeza empezó a funcionar por su cuenta:
> ¿y si el coche tiene algo que no vi y está soltando aceite o gasolina?
> ¿y si se prende fuego y yo no me entero?
> ¿y si ocurre algo con el bidón de gasolina de la máquina cortacésped?
En fin, que me ven embutido en el albornoz bajando al garaje a comprobar que todo iba de maravilla, que el coche no goteaba absolutamente nada, que no olía a quemado ni nada parecido. Volví a acostarme, esta vez con la luz de la escalera encendida (debe ser que el humo se huele mejor con luz) y logré dormir, más o menos, hasta que sonó el despertador.
Si ayer fue el día del shock hoy lo ha sido del papeleo, de la grúa, del garaje vacío. Ahora a esperar que los seguros se pongan de acuerdo, que el perito vaya al taller a valorar el destrozo y que raudo se pongan a arreglar la chapa. Y que no tenga nada el motor, ¡por favor!
***
A media mañana volví a casa para que la grúa pudiera llevarse el Jeep, operación que, por cierto, fue increíblemente veloz. Calculo que entre que enganchó el coche, lo subió al remolque, firmé el papeleo y se fue no pasarían más de 7 minutos, palabrita. Pues mientras esperaba a la susodicha tuve la gran fortuna de ver a una araña tejiendo su tela. Un rato embobado mirando como este pequeño insecto se afanaba en colocar su tela de araña entre dos de los pequeños cipreses que habíamos estado enderezando el pasado fin de semana. La grúa llegó y no pude ver cómo acababa su trabajo, pero seguro que está ya feliz esperando la cena. Coche no tendré, pero ¿quién puede tener en vivo la creación de una tela de araña? Si es que el que no se consuela es porque no quiere.
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