Noviembre de 2001 en nuestro estudio de arquitectura del Cº del Hierro, en Santa Cruz de Tenerife.
Héctor, mi socio Juan, ya fallecido, y yo. Faltaba Alicia esa mañana.
CANCIÓN DE OTOÑO EN
PRIMAVERA
Rubén Darío
Juventud, divino
tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Plural ha sido la
celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.
Miraba como el alba
pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un
niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...
Juventud, divino
tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y más consoladora y
más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua
ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...
En sus brazos tomó mi
ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
Juventud, divino
tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era mi
boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.
Poniendo en un amor
de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
y de nuestra carne
ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...
Juventud, divino
tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.
¡Y las demás! En
tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la
princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del
tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
Juventud, divino
tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
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