A pesar de las poco afortunadas declaraciones (¡y a quién le importa!) de la cretina Ana Rosa Quintana cuando saltó la polémica de las bondades del sistema educativo nórdico, aquel famoso: "Estupenda la educación en Finlandia. Y el frío, los suicidios y no poder sentarte en una terraza a tomar unas cañas y unas tapas?" -claro que este es el nivel al que nos tiene acostumbrado la susodicha, encumbrada en una sociedad tan mediocre como la nuestra-, el sistema educativo finlandés sigue siendo un ejemplo a seguir que nos deja aquí con la boca abierta, al menos a mi.
Una educación tan orientada a la
excelencia como a la equidad
Por: Carlos Arroyo | 24 de abril de 2014
AUTOR INVITADO: XAVIER
MELGAREJO DRAPER, doctor en Pedagogía y autor del libro Gracias,
Finlandia.
La educación de Finlandia lleva
años en los medios de comunicación como un ejemplo de éxito. Fundamentalmente
por los brillantes resultados de sus estudiantes en los informes PISA, de
la OCDE. Pero ocurre a menudo que un éxito tan deslumbrante, cuando llega a los
medios, queda envuelto por el brillo de los titulares, y ello impide
precisamente conocer y comprender sus razones y sus causas. Lo cierto es que el
sistema educativo finlandés no solo es un caso envidiable por los resultados de
sus estudiantes, sino un gran modelo del que todos debemos aprender. Citar a
Finlandia como referencia, especialmente si se hace con intencionalidad
política, no sirve de mucho. Lo que necesitamos es entender cómo funciona
el sistema y ver qué cosas de las muchas que allí funcionan extraordinariamente
bien deberíamos aplicar en nuestros países.
He tenido la suerte de conocer
bien el sistema educativo de Finlandia, que sus ciudadanos han ido construyendo
con todo amor y una extraordinaria energía. Mi tesis doctoral versó sobre él y,
con la intención de hacer llegar mis investigaciones y mis reflexiones a los
ciudadanos en general, he publicado recientemente un libro cuyo título expresa
lo que siento hacia aquel país: Gracias, Finlandia. Qué podemos aprender
del sistema educativo de más éxito.
Las claves de ese éxito podemos
estructurarlas en grandes apartados, que iremos resumiendo en tres artículos en
este blog. Hoy explicaré brevemente por qué es tan ejemplar el sistema
finlandés, y resumiré las variables de contexto y las estructuras
socioculturales. En el segundo artículo explicaré el trascendental papel
de las familias finlandesas en la educación de los hijos. En el
tercero me centraré enlas escuelas y sus profesores. Mi finalidad es sintetizar lo
esencial, pero también me he permitido ir más allá y plantear en cada uno de
los artículos algunas propuestas de mejora o reflexión para el caso español.
Creo que la obligación de cualquier ciudadano preocupado por la educación es
pensar qué podemos hacer para mejorar las cosas en nuestro país. Los resultados de los alumnos
finlandeses son excelentes en todas las evaluaciones internacionales realizadas
en los últimos 20 años. Los informes
PISA y los de la International
Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA)
muestran unos excelentes resultados en competencia lectora, competencia
científica y competencia matemática. El porcentaje de alumnos de bajo nivel es
muy pequeño, y la mitad de los alumnos tienen niveles notables o excelentes en
todas esas pruebas. Además, el nivel de fracaso escolar de Finlandia es
muy bajo (5%).
Recordemos que en esos estudios
los alumnos españoles (considerados globalmente, no por comunidades) obtienen
resultados que parecen mediocres, aunque no lo son tanto, si se tiene en cuenta
que son parecidos a los de Noruega o Suecia, pero con una inversión educativa y
en otras facetas del Estado de bienestar mucho menor que en esos países.
Siendo esto así, ¿qué variables
pueden explicar el excelente nivel de competencias de los alumnos finlandeses?
En el último informe PISA, Finlandia fue superada por algunos países
del Sudeste asiático. Pero hay una diferencia de gran impacto: Finlandia tiene
sus excelentes resultados siendo el país de la OCDE con menos horas
curriculares. Si se compara las horas (escolares y, especialmente,
extraescolares) que estos países asiáticos dedican, los resultados finlandeses
no son fácilmente comprensibles. Así que la eficiencia de Finlandia es
ejemplar, pero, además, con una equidad modélica y sin parangón.
Otro aspecto importante que suele
omitirse es que Finlandia también obtiene excelentes resultados en actitudes
cívicas y ciudadanas de sus alumnos, según la IEA. Es decir, el país consigue
unos resultados educativos de muy altas competencias curriculares y
morales, pero no solo: lo hace con gran equidad y un coste
económico muy moderado. Añadamos a ello que la presión psicológica
sobre los alumnos es bastante menor en Finlandia que en los otros países
que lideran PISA.
Una vez perfilado este panorama
general, intentaré explicar brevemente cuáles son las claves del éxito finlandés
centrándome en la estructura socioeconómica (dejando para los próximos
artículos las familias, los centros y los docentes).
En Finlandia hay un consenso
social muy alto de que las personas son el bien más importante. Por ello el
Estado prioriza la educación de los niños y los jóvenes, y la formación de los
adultos, muy por encima de las infraestructuras o el crecimiento inmobiliario. Finlandia
quiere liderar la sociedad del conocimiento, pero desde un modelo de Estado de
bienestar. Para conseguirlo, su sistema educativo se basa tanto en la
excelencia como en la equidad. Eso es lo que genera un sistema de tan alta
calidad.
Finlandia sufrió en 1991 una
grave crisis económica, con un paro que pasó del 4% al 17 % en 1995, tras el
colapso de la URSS. El Estado y los ciudadanos en general siguieron una
estrategia clara: cuando se comprobó que muchos trabajadores no se
reincorporaban al mercado del trabajo por falta de formación, se emprendió una
política de promoción de la formación permanente. En 2001, casi 10 años después
del inicio de la crisis, los finlandeses eran líderes mundiales en
formación continua de los adultos (con más del doble del tiempo que la
media de la OCDE).
En mi estudio sobre el sistema
educativo finlandés he concluido que la adquisición de una alta competencia
educativa tiene que contemplar necesariamente el trabajo coordinado y sostenido
en el tiempo de tres grandes estructuras que se complementan (o se bloquean
mutuamente) en el proceso. Estas estructuras son: la familia, la escuela y las
estructuras socio-culturales de apoyo educativo. En el caso finlandés las tres
estructuras se coordinan y se potencian realizando en cadena una parte del
trabajo educativo, justo lo contrario de lo que ocurre en el caso de España, en
donde no solo no se coordinan, sino que se interfieren y bloquean entre ellas.
Las estructuras socioculturales.
Veamos algunas características de
estas estructuras en Finlandia:
1. Hay una gran red de bibliotecas muy bien dotadas. Las
bibliotecas son muy accesibles a todos los ciudadanos, se encuentran conectadas
entre ellas y con profesionales muy bien preparados. Las familias incitan a sus
hijos e hijas a la lectura, y van a la biblioteca con mucha frecuencia. Allí
leen mucha prensa escrita y libros.
2. Los libros son objetos muy bien valorados. Otro factor muy
importante en éste ámbito es que Finlandia es un país culturalmente luterano.
La Iglesia Luterana refuerza el valor de la propia responsabilidad en sus
creyentes y promueve la necesidad personal de la lectura de la Biblia para
salvarse. De ahí que el libro en general haya pasado a ser un objeto de gran
valor.
3. No hay doblaje, solo subtítulos. Otra variable que potencia
la competencia lectora y la idiomática (sobre todo con el inglés) es que ni la
televisión ni el cine ofrecen los programas o películas dobladas. Todo es en la
lengua original con subtítulos. Los niños tienen que aprender a leer
rápidamente los subtítulos para entender lo que ven, lo que les motiva e
incentiva en la lectura.
4. La escuela ofrece numerosas actividades extraescolares, mayoritariamente
financiadas por los municipios. Estas características son comunes a los
países nórdicos, aunque no se dan en España. De donde cabe deducir que no son
las causa específica del éxito educativo de Finlandia, pero sí de algunas de
nuestras dificultades.
Propuestas para el sistema
educativo español:
1. Invertir en las personas,
especialmente en la infancia como prioridad estratégica nacional. Ahora no
lo es. Los niños y niñas son nuestro bien más preciado, nuestro Tesoro
Nacional. Son nuestros bonos del tesoro a 20 años. La educación de uno mismo y
de toda la sociedad debe ser considerada un valor prioritario para los
españoles.
2. Establecer objetivos
ambiciosos en excelencia y en equidad a la vez. Debemos tener claro que el
modelo de sociedad determina un sistema educativo u otro. Creo que la sociedad
española debe apostar por crear una sociedad del conocimiento y a la vez
mantener una sociedad del bienestar. Nuestros alumnos deben tener un buen
dominio de las competencias curriculares, pero también de las morales. Para
poder sacar todo el potencial de cada niño o niña, el Estado debe invertir más
en los que parten de peores situaciones socioeconómicas, para que tengan una oportunidad
de ascender socialmente y desarrollarse al máximo. Debemos transmitir a esos
niños y niñas que les queremos incondicionalmente, por vivir entre nosotros,
vengan de donde vengan, tengan los padres que tengan.
3. Diseñar políticas de
coordinación entre los tres ámbitos citados (familia, escuela y
estructuras socio-culturales de apoyo educativo) para que se potencien y no se
bloqueen entre ellas.
4. Dar a toda la población acceso
libre a cualquier biblioteca financiada con fondos públicos. Implementar
medidas de fomento de la lectura e implicar en ella a las editoriales.
5. Emitir en todos los canales de
televisión las programaciones en lengua original y subtitularlas en las
lenguas oficiales, con el objetivo de potenciar el dominio principalmente del inglés
oral de toda la población, y la mejora de la competencia lectora en
general.
Nota sobre el autor invitado
XAVIER MELGAREJO DRAPER es doctor en Pedagogía por la
Universitat Ramon Llull y licenciado en Psicología por la Universitat Autònoma
de Barcelona. Ha sido director del Colegio Claret, de Barcelona.
Es un extraordinario experto en
el sistema educativo de Finlandia, a cuyo estudio ha dedicado más de 12 años.
Sus conocimientos los plasmó inicialmente en su tesis doctoral, titulada El
sistema educativo finlandés. La formación del profesorado de educación
primaria y secundaria obligatoria (URL). Pero quiso ir más allá del
ámbito académico y ha publicado el libro Gracias, Finlandia. Qué podemos
aprender del sistema educativo de más éxito(Plataforma Editorial, Barcelona,
2013). Este libro fue lo que me llevó a él.
El libro me ha interesado y me ha
gustado muchísimo. Lo considero imprescindible para ir más allá de los
titulares de prensa en el conocimiento de lo que es un buen sistema educativo.
A partir de su excelente conocimiento general del país, describe perfectamente
las esencias del sistema finlandés y, además, las traduce en ideas y
sugerencias países como España, que tan necesitado está de ellas.
Así que considero que cualquier
interesado en la educación, en general o en lo que se refiere a sus hijos, lo
mejor que puede hacer es leerlo cuanto antes. Por otro lado, a muchos os
interesará saber que el libro será objeto de una presentación pública en Madrid
el próximo 7 de mayo. Será en la sede de CEDRO, en la calle Miguel
Ángel, 23, 4ª planta, a las 19.00.
Cuando hablé con Xavier para
proponerle que escribiera en este blog sobre el modelo finlandés su respuesta
fue entusiasta, y enseguida acordamos que serían no uno, sino tres artículos:
1. El primero, con un
enfoque general y desarrollando las estructuras socioculturales de
apoyo.
2. El segundo, centrado en
la participación de las familias dentro del sistema.
3. El tercero, centrado en
las propias escuelas y en los profesores.
Los lectores del libro podréis
conocer directamente el estilo personal de Xavier. Tiene una capacidad de
empatía, responsabilidad social, entrega y capacidad de gratitud verdaderamente
admirables. De hecho, en el libro incluye un emotivo apartado de agradecimientos
de nada menos que 12 páginas. En estos desabridos tiempos, ver esa capacidad de
dar las gracias es algo singular. En el propio libro cita su experiencia con el
cáncer de pulmón que se le diagnosticó, con muy mal pronóstico, hace tres años.
Lo ha contado junto a Josep Maria Cervera en el libro Ante la adversidad,
amor y libertad (Editorial Claret, Barcelona, 2012).
Así que Xavier Melgarejo no es solo un experto profesional. Es un
ejemplo personal.
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