viernes, 10 de marzo de 2023

NOS VAMOS

Hace un año que mi padre nos dejó y, desde aquel marzo de 2022 no hemos hecho sino firmar y preparar papeleo para resolver la pensión de mi madre, los asuntos bancarios, etc. En una ocasión le comenté a una señorita de un banco, muy amable pero que no nos resolvió nada: mi madre tiene cuatro hijos y nosotros somos los que nos encargamos de resolver toda esta burocracia, pero ¿qué hace una señora viuda sin hijos o sin nadie que la ayude? Su respuesta fue: le roban todo.
Le roban todo. Esta frase se me ha quedado grabada.
Un año ya de papeleos interminables y aún no se ha terminado todo.
Hacerse mayor es duro y más si te conviertes en invisible. No sé si este año será de nieve o de bienes, pero sí de elecciones, aquí y allá, así que veremos qué nos ofrecen estos Gobiernos que están o los que puedan venir, todos llenos de promesas y de mentiras o de mentiras y de promesas, que tanto monta; año de subida de hipotecas, de nuevo estoque a la clase media (¿media?), de una Seguridad Social que agoniza, la misma que entre todos la mataron y nadie sabe cómo murió. Un año de cambios, esperemos que para mejor, aunque está quien dice que para mal o para peor; puro optimismo, sin duda.


Interesante, triste por real, este artículo de EL PAÍS online de hoy: El autor del libro ‘Sénior. La vida que no cesa’, estalla contra el edadismo que “arrincona” a las personas mayores y propone avanzar hacia un equilibrio intergeneracional para recomponer la sociedad. Manel Domínguez, doctor en Comunicación Social: “El cerebro de una persona joven es más rápido, pero el mío es más seguro”.

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