Dormir bien, como un lirón, como un tronco, a pierna suelta, ¡qué maravilla! Lástima que la sensación de aturdimiento que se tiene cuando suena el dichoso, maldito, condenado, réprobo, malvado, perverso, execrable y detestable despertador sea tan desagradable. Esta mañana algo pasó, o quizá fue anoche, pero el hecho es que mi cacharro, eléctrico, decidió retrasar mi despertar algo más de una hora, tiempo que me sumó Morfeo sin pedirlo. ¿No dicen que el cuerpo sabe? Pues será, que los sueños, sueños son.
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Jason Mraz, *Sleep all day.
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