Siempre quise ser arquitecto, me gustaba ya desde niño cuando jugaba con mi LEGO -siempre fui más de éste que del MECANO- que iba agrandándose a medida que pasaban los años y que acabó dentro de un par de cajas de zapatos. Con las pequeñas piezas de colores pasaba mucho tiempo haciendo mis primeras casas e incluso recuerdo que hicimos una pequeña maqueta que estaba expuesta en nuestro primer estudio de la Rambla Pulido, una pequeña vivienda unifamiliar para un cliente funcionario de prisiones y su mujer, gente muy amable, por cierto. Con los años, del LEGO pasé a la universidad -grandes años aquellos- y de allí hasta hoy.
Hoy, sí.
¿Qué ha ocurrido para que la desmotivación haya llegado a ser el centro de mi vida profesional? Sabina pedía pastillas para no soñar, yo pediría otras, aunque aún creo que no he dado con el diagnóstico y, por tanto, con el tratamiento. Arquitectura, bonita palabra. ¿Sólo eso?
Perdido el romanticismo, quizá cualquier tiempo pasado fue mejor, ¡quién lo iba a decir!
En la Administración tenemos la espada de Damocles sobre nosotros y el brazo en alto antes de firmar cualquier cosa. Compartimos el tiempo con compañeros a los que el ciudadano les importa 0 entre 1 y 10, políticos en modo pressing catch a todas horas y una lista interminable de trabajo inacabado que no hace sino crecer. Todo aderezado con ciudadanos muy cabreados, muchos.
En la calle casi lo mismo, si bien esta vez Damocles nos echa el ojo de otra manera. Cualquiera te denuncia por lo que sea. Cuando menos te lo esperas te llega un escrito diciendo esto o lo otro que te vuelve a empujar al pozo del desasosiego. Y así vuelta a empezar.
Si el replicante Roy Batty vio cosas que no creeríamos, yo he visto hasta un informe de una empresa de pinturas que, a su vez, contrata a un aparejador para que redacte un informe con todos los males del mundo aplicados a un edificio terminado hace varios años.
¿Y tú por qué no eres rico si llevas trabajando toda la vida...? Me preguntaban. Yo es que soy arquitecto, contesté.
A veces pienso que me gustaba mucho más el LEGO de mi infancia.
♫
Serrat, *Aquellas pequeñas cosas.
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