No hace falta estar al borde de la muerte para ver la vida pasar, no crean todo lo que escuchan. He tenido que pasar por mi asesoría laboral a recoger unos papeles, asesoría que me lleva estos asuntos desde, calculo, unos veinticinco años, que se dice pronto. Casi toda una vida profesional sumando y restando pesetas o euros, sobre todo restando, vista en un tris mientras mi amiga A me mostraba todos los documentos, ordenadísimos cronológicamente, como no podía ser de otra forma. Desde el principio de los tiempos hasta ahora, en fundas de plástico, año por año, vimos juntos la vida pasar pero sin música de fondo. En esos momentos uno cae en la tentación de evaluar su obra, lo que ha hecho, lo que ha logrado. Yo me contuve y gané el pulso, recordé todas esas películas de Hollywood donde al protagonista lo llaman looser! Digno, con el archivador bajo el brazo, o más bien encajado cual zapato de Cenicienta en mi mochila motera, salí del local con la cabeza alta pensando en qué tendría mi madre para comer.
Aún sigo trastornado por el anuncio de la ingente subida de las hipotecas.
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Fangoria, *Miro la vida pasar.
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