"El técnico que suscribe no tiene nada que decir". Así, tal cual, visto en un informe técnico en un Ayuntamiento cualquiera. Cualquiera, insisto.
Mi amigohermano siempre dice que el próximo reto del primer mundo será resolver el problema de la burocracia., una vez resuelto el del medio ambiente y el de la igualdad de la mujer. La burocracia, la misma que todo lo invade, la misma que todo lo cubre, la misma que todo lo puede. La cosa no cambiará hasta que los funcionarios no cambien el chip absolutamente, cuando vean claramente que el perro que llevan atado no sé ya ni cuántos años no muerde, que puede ir suelto sin miedo. La Administración tiene, es su deber, encontrar una fórmula para que los que en ella trabajan -los que para ella trabajan-. Todos estos sueldos que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos no pueden acabar en el bolsillo de vagos e ineptos, como no lo harían en caso de hablar de la empresa privada: ¿no sirves para este trabajo? pues au revoir!
Escritos enormes que no dicen nada, burro grande ande o no ande; el NO entendido como ley motiv de toda actuación, clara insolidaridad con el resto de compañeros de trabajo, expertos donde los haya en nadar y guardar la ropa, en tirar balones fuera, en me vengo a enterar ahora.
Como en casi todo la solución es educación, una buena educación respecto a la comprensión de la función pública, del dinero público o, como nos han enseñado las películas americanas: el dinero del contribuyente. El sueldo hay que ganárselo cada día en el sentido más bíblico, sudando, porque, el que no suda hace que el que lo haga sea el compañero que trabaja, y así per saecula saeculorum. Al vago hay que erradicarlo, como así al reaccionario, al adalid del NO, al miedoso. ¡Por una educación que incluya la asignatura SENTIDO COMÚN! Obligatoria.
Todo pasaría si se modificara el sistema actual de acceso a la Función Pública, sea una u otra; las oposiciones actuales están obsoletas y sólo demuestran la capacidad de estudiar/ aprobar del opositor, no sus aptitudes. Al funcionario hay que buscarlo -he ahí la complejidad de mi fórmula- y después formarlo, sinónimo de educarlo, desde el de la escala X hasta la Y (el que camina con el cuello de flamenco, que diría una amiga).
¿Cómo termina un médico salvando vidas? ¿o un pianista dando conciertos? ¿o un tenor cantando Nessun dorma en Turandot? El médico que no sirve no puede ejercer, el pianista que toca mal y el tenor que desafina, pues ídem. En un trabajo como éste nunca se para de crecer, nunca se deja de morir.
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Fito & Fitipaldis, *La casa por el tejado.
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