Mientras las bienpensantes e inmovilistas figuras públicas del país, cortesanas, lisonjeras, se desgañitan defendiendo al rey en su, anatema, desvelado (supuesto) papel en la asonada del 23 al nuevo grito de ¡NO HA SIDO EL REY! ¡NO HA SIDO EL REY!, la famosa policía secreta de Ana Botella ha descubierto una de las armas empleadas por los manifestantes, aquellos cuatro gatos rojos masones anarquistas del 22M. Menos mal que la han confiscado a tiempo; respiremos todos.
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