Un plante
La aversión del presidente a someterse al escrutinio de la prensa es algo habitualmente reseñado en las crónicas de los medios internacionales.
Elvira Lindo 6 FEB 2013 - 00:00 CET
Circulan bromas por la Red a cuenta de la comparecencia de Mariano Rajoy desde el cuarto de al lado. En una, vemos a Merkel y a Mariano en rueda de prensa. Angela, se enfrenta a las preguntas de los medios con las manos apoyadas en su atril; del atril de Rajoy, en cambio, sale el soporte de un pantallón en el que vemos el rostro de nuestro presidente. También hay imágenes comparativas, como la habitual del presidente Obama respondiendo como suele a las cuestiones implacables de los señeros periodistas acreditados en la Casa Blanca y esa otra ya tristemente histórica de los redactores españoles frente a un televisor tomando nota de la declaración de inocencia que Rajoy ofreció a sus colegas de Partido y en la que tuvo a bien dejarnos mirar a los españoles por un agujerito.
No hay nada de lo que extrañarse: este tipo de intervenciones sin derecho a réplica o a preguntas lleva imponiéndose desde hace años. Aunque en esta ocasión se haya dado un paso más allá: no solo se evita la intervención de la prensa, también se elude la presencia física del líder. Podría ser cómico si no fuera porque es dramático en cuanto a que supone una traición al compromiso que el político adquiere en democracia; también afecta a la devaluada marca España, porque esta aversión del presidente a someterse al escrutinio de la prensa es algo habitualmente reseñado en las crónicas que los medios internacionales publican sobre la esquiva personalidad de Rajoy.
La cuestión es si los límites a los derechos democráticos han de dejarse solo en manos de quien manda. En mi opinión, deberían ser los periodistas los que se rebelaran contra estas condiciones inaceptables. Lástima que la relación entre las direcciones de los distintos medios sea tan desastrosa porque estoy segura de que muchos profesionales se mostrarían favorables a ponerse de acuerdo y hacer un plante.
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