Durante esta semana de carnavales decidí desconectarme un poco de la realidad, de la crisis, de los periódicos, de la radio... Lo conseguí más o menos, aunque no al 100%. Dejar de lado el blog unos días, en cambio, sí me deja la cabeza alejada, cuando menos, de los problemas más grandes que nos acucian a todos. Ahora, de regreso a la vida real y a punto de volver al trabajo, me encuentro de sopetón con la renuncia del Papa y sus chistes automáticos (éste de Berlusconi es buenísimo) -para esto los latinos somos unos genios, no hay duda-; el cerco que se cierra cada vez más en torno a la Infanta Cristina y a su Secretario (¡guárdeme un cachorro!); Mato y Montoro en sus tronos, sin moverse (¡me vengo a enterar ahora!); la candidata a Reina de los Carnavales de Tenerife quemada y aquí no ha dimitido nadie; Bárcenas, Diego Torres, las majaderías fascistoides y sádicas de Tony Cantó (de vergüenza ajena); el PSOE dando "ejemplo" como si el pasado no existiera; Rajoy haciendo el ridículo aquí y allende los mares... En fin, que mejor hubiera decidido quedarme sin saber nada de lo que pasa otra semana, o un mes, o un año, o toda la vida...
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