Anoche, después de muchos años, salí por Santa Cruz disfrazado. Quien conozca la ciudad les diré que ya desde la C/ Méndez Núñez, a la altura de la C/ Robayna y la Plaza Weyler, empezaba a ser difícil caminar, por no decir imposible. Desde aquí caminamos lentamente, atravesando una marea ingente de todo tipo de personajes disfrazados, hasta llegar hasta la calle San José, debajo de la Plaza del Príncipe, done camirar era simplemente imposible. Un rato de bailoteo, gente de un lado a otro a velocidad de tortuga, algo de lluvia que ni notamos bajos nuestros sombreros mexicanos y pasadas las 4 de la mañana yo ya estaba muerto, así que regreso al coche pasito a pasito, bien acompañado como dios manda, esta vez buscando calles menos transitadas.Quien tiene un amigo tiene un tesoro, cierto, pero para salir de nuevo en Carnavales pasarán más de mil años, muchos más...
He aquí una de las últimas canciones que escuchamos en el kiosco donde terminamos apalancados y donde, más o menos, lográbamos respirar (¡ojo al vídeo!). Elvis Crespo, ese que canta con voz imposible, nos amenizó con otra canción que no reproduzco porque estaríamos expuestos a un shock anafiláctico por envenenamiento auditivo.
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