Este año estamos teniendo mucha suerte con el cine que nos llega. Si ya hablé de películas como "Santuario", "Valor de Ley" o "El discurso del rey", lo haré hoy de "El cisne negro". De la música no diré nada porque Tchaikovsky y su "Lago de los cisnes" es ya suficientemente famoso y reconocido como uno de los ballets más maravillosos de la historia. La película se centra completamente en el personaje protagonista, Nina, donde Natalie Portman hace un papel espectacular, no sin razón ha conseguido el Oscar a la mejor actriz por esta película. Un personaje complejo y torturado, como mínimo ambiguo, débil y a la vez fuerte y rodeado de unos personajes muy ricos en matices, dominantes. Si te gusta el ballet clásico no puedes perdértela, y si no tampoco.
Extraigo del blog Florestán un post acerca de Elk cisne negro que me parece interesante reproducir: San TCHAIKOVSKY o Santa NATALIE PORTMAN, ...no sé con quién quedarme …creo que me quedaré con la Portman, pues la tengo más a mano y la podré disfrutar en otros papeles… Es que la película, para mi opinión, es ese binomio.
Sin despreciar a los demás actores, rotundos, por ejemplo la madre… la típica madre que olvidando que una hija, no es una prolongación de una misma, con sus fracasos y obsesiones , construyendo un pequeño monstruo en casa… En mayor o menor medida, todos conocemos algún caso, que ves venir en que, el nene o nena, va a transformarse, teniendo a unos padres tan digamos, absorbentes o despreocupados.
Caso aparte, la WINONA RYDER, muy querida por mí, desde que la disfruté en ” Sirenas” con mi CHER de mi corazón. Aquí su papel es duro y cruel, como cruel es haberlo tenido casi todo, y ahora no tener, nada ni nadie… suena Eh!!!!!..., De VINCENT CASSEL no opino, tiene hasta la cara del personaje, que le ha tocado y lo hace muy bien. A pesar que al principio, me cansó el continuo y machacón movimiento de la cámara, pronto lo olvidas, al sumergirte en la tenebrosa historia y aunque pensaba que…“ Esto va a acabar como el rosario de la Aurora, o sea… muy mal para la nena”… no pensaba en la forma cómo, y eso sí es que es sorpresa.
NATALIE PORTMAN, borda un papel que para mí , es la perfección. Y los momentos de baile, que creo alguno ejecutó, son para quitarse el sombrero. Y la música… Dios mío… la música…que escuchada muchas veces en mi vida, aquí se transformó en momentos de éxtasis como Santa Teresa… Sí que me han salido santas… con lo poco o nada creyente que es uno…
En fin, una noche sabatina con cisnes, ...pero con final complicado…
Sin despreciar a los demás actores, rotundos, por ejemplo la madre… la típica madre que olvidando que una hija, no es una prolongación de una misma, con sus fracasos y obsesiones , construyendo un pequeño monstruo en casa… En mayor o menor medida, todos conocemos algún caso, que ves venir en que, el nene o nena, va a transformarse, teniendo a unos padres tan digamos, absorbentes o despreocupados.
Caso aparte, la WINONA RYDER, muy querida por mí, desde que la disfruté en ” Sirenas” con mi CHER de mi corazón. Aquí su papel es duro y cruel, como cruel es haberlo tenido casi todo, y ahora no tener, nada ni nadie… suena Eh!!!!!..., De VINCENT CASSEL no opino, tiene hasta la cara del personaje, que le ha tocado y lo hace muy bien. A pesar que al principio, me cansó el continuo y machacón movimiento de la cámara, pronto lo olvidas, al sumergirte en la tenebrosa historia y aunque pensaba que…“ Esto va a acabar como el rosario de la Aurora, o sea… muy mal para la nena”… no pensaba en la forma cómo, y eso sí es que es sorpresa.
NATALIE PORTMAN, borda un papel que para mí , es la perfección. Y los momentos de baile, que creo alguno ejecutó, son para quitarse el sombrero. Y la música… Dios mío… la música…que escuchada muchas veces en mi vida, aquí se transformó en momentos de éxtasis como Santa Teresa… Sí que me han salido santas… con lo poco o nada creyente que es uno…
En fin, una noche sabatina con cisnes, ...pero con final complicado…
Sinopsis
Nina es una ambiciosa bailarina dedicada en cuerpo y alma a la danza. Su madre, una artista retirada, apoya su carrera, y más ahora que ha pasado a ser la favorita del director de la compañía. El nuevo montaje de "El lago de los cisnes" es su gran oportunidad para triunfar, pero parece que la joven es incapaz de representar el lado oscuro del Cisne Blanco. Lily, una sensual bailarina recién llegada, se convierte en la otra candidata al papel, lo que provoca una peligrosa transformación en Nina.
La ambición, la paranoia y la búsqueda de la perfección se unen en "Cisne negro", el primer thriller psicológico de Darren Aronofsky. El director de "La fuente de la vida" quería conectar con su último gran éxito, "El luchador", así que apostó por otra historia de rivalidad y sueños truncados, eso sí cambiando el mundo del wrestling por el del ballet. La introspección de los personajes (tan habitual en el cine de Aronofsky) vertebra una trama laberíntica que juega con la realidad, la imaginación y las dobles apariencias. Todo ello rodeado de un ambiente oscuro e inquietante.
Natalie Portman ganó el Globo de Oro a la mejor actriz dramática gracias a su papel de Nina, una bailarina delicada y elegante que descubre su cara más siniestra cuando se topa con su rival, una artista mucho más pasional con el rostro de la también premiada Mila Kunis (mejor actriz joven en el Festival de Venecia 2010). El elenco de secundarios, de auténtico lujo, incluye a Vincent Cassel (Sin control), Winona Ryder (La vida privada de Pippa Lee) y Barbara Hershey (Retrato de una dama). "Cisne negro" ha sido nominada a 5 Oscar, entre ellos mejor película, mejor director y mejor actriz (Portman). Consiguió el Oscar.
Crítica
Oscilando entre los extremos Darren Aronofsky se asienta alfin con la obra maestra que su filmografía anunciaba, antes o después. Se le fue la olla con el romanticismo macrocósmico y new age de La fuente de la vida, e hizo terapia de relajación desnudando a uno de los arquetipos más atávicos del cine norteamericano, dignificándolo, en la soberbia El luchador. Los polos acaban por tocarse y Cisne negro es, a fin de cuentas, el centro de gravedad en la carrera de un director que se encuentra definitivamente a sí mismo en el backstage de un ballet neoyorquino, nuevamente habitando arquetipos pero sometidos a un proceso de reinterpretación (del todo ausente en El luchador) en el que la poesía del delirio alcanza un clímax casi perfecto, y lo clásico emerge en el espejo de una escalofriante metamorfosis en un umbral de modernidad absolutamente coherente.
Hay más paralelos entre las dos últimas películas de Aronofsky, a fin de cuentas en ambas palpita el corazón enfermo de entusiasmo de dos artistas de lo suyo, el uno un artista innoble del cuadrilátero y la otra una artista noble de las tablas; Aronofsky plantea a su manera un diálogo entre las dos películas: la fina línea que divide la genialidad y la demencia, el rigor y la obsesión pura y dura, la tortura del propio cuerpo y, más aún del alma, como catarsis/sacrificio para lograr el aplauso incondicional del público. Desde se punto de semejanzas Cisne negro vuela libre; como Mickey Rourke en El luchador Natalie Portman se deja la piel y un punto de cordura en una interpretación salvaje, a corazón abierto, de una exigencia técnica y emocional absolutamente extenuante.
Aronofsky encuentra en ella la voz agarrotada y atormentada, la ansiedad a flor de piel de una bailarina devorada por el personaje que interpreta, comprometida con la perfección al punto de desmantelar su vida íntima, su compromiso con el mundo real. Cisne negro habita imperturbable en el filo del abismo del primer al último minuto; con el empaque de una gran tragedia lírica y los rudimentos formales de un asfixiante thriller psicológico indaga el director de "Réquiem por un sueño" en la mente perturbada de la bailarina, devorada por sus propios demonios, castigada por la sensibilidad desbordada del artista total, ahogada en el barrizal de una sexualidad reprimida, de una frustrada incapacidad para canalizar las emociones.
Aronofsky sigue implacable el ritmo de la descomposición mental/emocional de su heroína alimentando un crescendo diabólico, entre acrobacias visuales y conceptuales que elevan el espesor del explosivo drama. Su película se sabe grandiosa; Cisne negro no es película modesta, su barroquismo escénico y conceptual asume el mayor de los riesgos posibles: no hay término medio, se lee como un sublime ejercicio de funambulismo narrativo o como el delirio grotesco de un artista ahogado en el espejismo de sus propias pretensiones. Hay, creemos, en la desbordante belleza de esta descomunal película un poder de evocación sensorial que agota adjetivos superlativos; Aronofsky ensaya un salto mortal con triple tirabuzón a ojos cerrados y cae en la lona impecablemente erguido. Su Cisne negro es una película deslumbrante, de intensidad icónica y psicológica incalculable.
Si hubiese justicia, que no la habrá, ganaría todos los Oscar habidos y por haber. Al menos le quedará el consuelo de ser, quizá, la gran película, la obra cinematográfica estadounidense más genuina del año. Ese será su premio; ha nacido un clásico.
Nina es una ambiciosa bailarina dedicada en cuerpo y alma a la danza. Su madre, una artista retirada, apoya su carrera, y más ahora que ha pasado a ser la favorita del director de la compañía. El nuevo montaje de "El lago de los cisnes" es su gran oportunidad para triunfar, pero parece que la joven es incapaz de representar el lado oscuro del Cisne Blanco. Lily, una sensual bailarina recién llegada, se convierte en la otra candidata al papel, lo que provoca una peligrosa transformación en Nina.
La ambición, la paranoia y la búsqueda de la perfección se unen en "Cisne negro", el primer thriller psicológico de Darren Aronofsky. El director de "La fuente de la vida" quería conectar con su último gran éxito, "El luchador", así que apostó por otra historia de rivalidad y sueños truncados, eso sí cambiando el mundo del wrestling por el del ballet. La introspección de los personajes (tan habitual en el cine de Aronofsky) vertebra una trama laberíntica que juega con la realidad, la imaginación y las dobles apariencias. Todo ello rodeado de un ambiente oscuro e inquietante.
Natalie Portman ganó el Globo de Oro a la mejor actriz dramática gracias a su papel de Nina, una bailarina delicada y elegante que descubre su cara más siniestra cuando se topa con su rival, una artista mucho más pasional con el rostro de la también premiada Mila Kunis (mejor actriz joven en el Festival de Venecia 2010). El elenco de secundarios, de auténtico lujo, incluye a Vincent Cassel (Sin control), Winona Ryder (La vida privada de Pippa Lee) y Barbara Hershey (Retrato de una dama). "Cisne negro" ha sido nominada a 5 Oscar, entre ellos mejor película, mejor director y mejor actriz (Portman). Consiguió el Oscar.
Crítica
Oscilando entre los extremos Darren Aronofsky se asienta alfin con la obra maestra que su filmografía anunciaba, antes o después. Se le fue la olla con el romanticismo macrocósmico y new age de La fuente de la vida, e hizo terapia de relajación desnudando a uno de los arquetipos más atávicos del cine norteamericano, dignificándolo, en la soberbia El luchador. Los polos acaban por tocarse y Cisne negro es, a fin de cuentas, el centro de gravedad en la carrera de un director que se encuentra definitivamente a sí mismo en el backstage de un ballet neoyorquino, nuevamente habitando arquetipos pero sometidos a un proceso de reinterpretación (del todo ausente en El luchador) en el que la poesía del delirio alcanza un clímax casi perfecto, y lo clásico emerge en el espejo de una escalofriante metamorfosis en un umbral de modernidad absolutamente coherente.
Hay más paralelos entre las dos últimas películas de Aronofsky, a fin de cuentas en ambas palpita el corazón enfermo de entusiasmo de dos artistas de lo suyo, el uno un artista innoble del cuadrilátero y la otra una artista noble de las tablas; Aronofsky plantea a su manera un diálogo entre las dos películas: la fina línea que divide la genialidad y la demencia, el rigor y la obsesión pura y dura, la tortura del propio cuerpo y, más aún del alma, como catarsis/sacrificio para lograr el aplauso incondicional del público. Desde se punto de semejanzas Cisne negro vuela libre; como Mickey Rourke en El luchador Natalie Portman se deja la piel y un punto de cordura en una interpretación salvaje, a corazón abierto, de una exigencia técnica y emocional absolutamente extenuante.
Aronofsky encuentra en ella la voz agarrotada y atormentada, la ansiedad a flor de piel de una bailarina devorada por el personaje que interpreta, comprometida con la perfección al punto de desmantelar su vida íntima, su compromiso con el mundo real. Cisne negro habita imperturbable en el filo del abismo del primer al último minuto; con el empaque de una gran tragedia lírica y los rudimentos formales de un asfixiante thriller psicológico indaga el director de "Réquiem por un sueño" en la mente perturbada de la bailarina, devorada por sus propios demonios, castigada por la sensibilidad desbordada del artista total, ahogada en el barrizal de una sexualidad reprimida, de una frustrada incapacidad para canalizar las emociones.
Aronofsky sigue implacable el ritmo de la descomposición mental/emocional de su heroína alimentando un crescendo diabólico, entre acrobacias visuales y conceptuales que elevan el espesor del explosivo drama. Su película se sabe grandiosa; Cisne negro no es película modesta, su barroquismo escénico y conceptual asume el mayor de los riesgos posibles: no hay término medio, se lee como un sublime ejercicio de funambulismo narrativo o como el delirio grotesco de un artista ahogado en el espejismo de sus propias pretensiones. Hay, creemos, en la desbordante belleza de esta descomunal película un poder de evocación sensorial que agota adjetivos superlativos; Aronofsky ensaya un salto mortal con triple tirabuzón a ojos cerrados y cae en la lona impecablemente erguido. Su Cisne negro es una película deslumbrante, de intensidad icónica y psicológica incalculable.
Si hubiese justicia, que no la habrá, ganaría todos los Oscar habidos y por haber. Al menos le quedará el consuelo de ser, quizá, la gran película, la obra cinematográfica estadounidense más genuina del año. Ese será su premio; ha nacido un clásico.
http://www.20minutos.es/cine/cartelera/pelicula/31151/cisne-negro/
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