Esta noche debía ser el único español que no se había enterado de lo ocurrido en los aeropuertos, los controladores y el cierre del tráfico aéreo. Esto de no ver la televisión tiene sus consecuencias, aunque al final es imposible estar aislado y un amigo me chivó el asunto a través del messenger. Enciendo el televisor y me encuentro toda una retahíla de noticias desde Barajas, El Prat, el hotel de Madrid... Veo a Rubalcaba, a Blanco a Trinidad Jiménez y hasta Paulino Rivero hablando del tema y "exigiendo" a Madrid son su bla bla bla de siempre.
Permítanme, no obstante, ser políticamente incorrecto de nuevo, a riesgo de tener a todos los posibles lectores del blog en mi contra. Sí, y digo lo de políticamente incorrecto porque me preocupan las noticias que leo y veo, no sólo la de las personas tiradas en los aeropuertos, sino el único color de las mismas. Aquí sólo hay dos bandos, los malos malísimos, o sea los controladores, y los buenos, o sea el Gobierno que vela por todos nosotros.
¿No se pregunta nadie cómo se ha llegado a este punto?
¿No se pregunta nadie por qué hay sólo una forma de pensar unánime que ha juzgado y sentenciado a una de las partes sin posibilidad de remisión alguna?
¿No se pregunta nadie dónde están las noticias contrastadas con todos los datos?
¿No se pregunta nadie por esa inquina desatada hacia los controladores?
No voy a negar, porque sería estúpido, que matar moscas con cañones es posiblemente innecesario y excesivo, y que los viajeros no tienen la culpa y son los que al final acaban pagando las consecuencias. Lo sé, no es nada bueno lo que está pasando, pero y repito, ¿cómo se ha llegado a esta situación? ¿cómo es posible la unanimidad absoluta en el juicio a este colectivo? ¿no habrá tenido nada que ver el que se haya vendido en la opinión pública y por el Gobierno, día tras día, que se trata únicamente de DINERO? Ya escribió Quevedo poderoso caballero es don dinero; y qué efectivo es usarlo como ariete para suscitar los odios del respetable. A mi amigo mensajero de noticias del messenger le fastidiaba lo mucho que ganaban los controladores, y eso ya es suficiente motivo para la defenestración pública. Y claro, cuando intento dar mi opinión se echa mano de la recurrente frasecita: es que como tú tienes amigos controladores... Sí, es verdad, parte de mi familia de amigos íntimos la forman controladores, pero también pilotos, abogados, médicos, arquitectos, ingenieros, interventores, administrativos, economistas, matemáticos, hoteleros, filósofos, amas de casa, deportistas, etc., y eso no me deslegitima para opinar del mundo que me rodea y de lo que acontece en mi país.
El hecho es que se ha llegado a un punto muy feo, sí, lo sé, aunque el país ignore las razones y sólo se centre en que el colectivo de privilegiados controladores gana mucho dinero. No consiste el progreso social, por lo que se ve, en intentar mejorar nuestra calidad de vida sino en suprimir la de los demás; si yo no la tengo que tampoco la tenga mi vecino. Este tema me recuerda al tema judío, donde el mundo ya ha juzgado y el estado hebreo es el malo malísimo y los palestinos unos santos varones. Vuelvo a ser en esto un bicho raro al posicionarme del lado judío, qué le vamos a hacer. Ahora, cuando discuto con alguien sobre el tema les aseguro que esgrimo mis razones vehementemente.
Hoy son los controladores el anatema nacional, pero que se preparen los notarios cuando les toque a ellos, o los farmacéuticos, por poner un ejemplo. Menos mal que los arquitectos tenemos tan poco trabajo que no sacamos la cabeza suficientemente para que nos la corten.
Y llegados a este momento, donde se ha sentenciado a los controladores de ser los causantes de los males del mundo, aprovechemos también para olvidar que vivimos en una autonomía bicéfala donde este maldito y absurdo pleito insular ha creado Consejerías y Viceconsejerías que no hacen sino multiplicar, como si de una progresión geométrica se tratase, cargos y cargos que esquilman las arcas pero de lo que nadie hable, y ya se sabe que de lo que no se habla no existe. Bajarle el sueldo a los funcionarios (incluidas las señoras de la limpieza de los centros oficiales con sus mierdisueldos de 700€), estigmatizar a ciertas profesiones o privatizar macroaeropuertos sí parece ser la solución.
¡Mundo cretino!
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