Esta semana tuve la suerte de visitar un antiguo lagar en una finca en La Orotava. La finca es de una parientas con las que me llevo muy bien y fuimos a echarle un ojo a los desperfectos causados en el lagar durante la tormenta y los fuertes vientos de hace algunas semanas. El día resultó magnífico para un paseo por la costa norte de la isla. La pequeña construcción, a falta de algunos arreglitos, resultó, como era de esperar, una pequeña joya de la arquitectura tradicional. ¿Lo mejor? las cerchas de madera.
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