Gaza. Terrible, no hay palabras.
Toda la información que nos llega a través de la TV o de los periódicos, incluso por redes sociales, parecen coincidir en que Israel es el ogro de todos los ogros y los palestinos (Hamás en este caso) un santo incomprendido.
¿Existen otros puntos de vista? ¿es posible que no todo sea blanco o negro?
Voy a ser muy políticamente incorrecto, sé que no está bien visto ahora discrepar con la línea mundial de lo que comentaba al principio. Yo ya, por principio, dudo hasta de las verdades universales. La Historia se escribe día a día y lo que hoy nos parece obvio, mañana qui lo sa.
Me vienen a la cabeza ahora una película y una serie que he visto últimamente: Oppenheimer y Compañeros de ruta. Ambos casos desarrollados en la época McCarthyism norteamericana, en plena Caza de Brujas contra "comunistas" y "desviados". Visto hoy parece todo tan ridículo, tan paranoico, tan falso que da hasta pena, si no fuera por lo mal que lo pasaron todos los que se vieron involucrados. Oppenheimer es un ir y venir de acusaciones de comunismo y la serie va más sobre gays, todos en el armario por obvias razones.
Volviendo a lo que escribía al principio, antes de ducharme porque se me escapa el avión, apunto esta información sin ánimo alguno de polemizar, sí de informar sobre otros puntos de vista que no deberían perderse porque nadie puede escupir hacia arriba. Como casi todo, el tiempo lo pondrá en su sitio. Dicho sea de paso, Netanyahu no es, en absoluto, santo de mi devoción sino todo lo contrario.
“Quiero dejar algunos puntos absolutamente claros: Israel no tiene intención de ocupar Gaza permanentemente ni de desplazar a su población civil”, afirmó.“Israel está luchando contra los terroristas de Hamás, no contra la población palestina, y lo estamos haciendo respetando plenamente el derecho internacional. Las FDI están haciendo todo lo posible para minimizar las víctimas civiles, mientras que Hamás está haciendo todo lo posible para maximizarlas utilizando a civiles palestinos como escudos humanos”, añadió Netanyahu.“Las FDI instan a los civiles palestinos a abandonar las zonas de guerra distribuyendo folletos, haciendo llamadas telefónicas y proporcionando corredores de paso seguros, mientras Hamás impide que los palestinos abandonen las zonas de guerra a punta de pistola y, a menudo, con disparos”, dijo el primer ministro.“Nuestro objetivo es librar a Gaza de los terroristas de Hamás y liberar a nuestros rehenes. Una vez que esto se logre, Gaza podrá ser desmilitarizada y desradicalizada, creando así la posibilidad de un futuro mejor para Israel y los palestinos por igual”, concluyó.
PD. ¿No será el momento oportuno para leer a Kant y su "Sobre la paz perpetua" (1795)? El punto de partida de Kant es realista y defiende que los instrumentos de la razón, en especial el derecho, pueden contrarrestar los instintos naturales que nos llevan a la guerra. El camino pasa por la democracia, los acuerdos internacionales y el respeto al otro.
Estos son los tres pasos que propone Kant:
1. Los Estados han de tener una constitución republicana. Cuando Kant habla de república se refiere a una democracia representativa, que puede ser compatible con la monarquía. Lo importante es que esté basada en los principios de la Revolución Francesa (libertad, igualdad y fraternidad) y en la división de poderes.
Kant defiende que los ciudadanos de una república se opondrán no solo a la posibilidad de tener que luchar en una guerra, sino que tampoco querrán hacerse cargo de sus costes. Solo los oligarcas y los dictadores declaran la guerra porque para ellos es “una especie de juego sin causas significativas”.
Esta idea está en línea con su ética: toda persona ha de ser respetada como un fin en sí mismo y no tratada como un medio. Ninguno de nosotros es carne de cañón intercambiable por la península de Crimea o por un trozo de desierto.
Kant aún no tenía información, pero solo este punto ya ayudaría mucho a alcanzar la paz: las guerras entre democracias son muy poco frecuentes, casi excepcionales, aunque sí ha habido golpes de Estado, guerras civiles y terrorismo, como bien sabemos. Al menos, cuando se han enfrentado democracias y dictaduras, las democracias han ganado el conflicto el 80 por ciento de las veces.
2. Los Estados han de formar una federación de repúblicas. Los objetivos de esta federación son los de mantener la libertad de los países y asegurar la paz. Si todos ellos acuerdan una legislación común y hay una entidad que decide sobre los conflictos, se pueden evitar las guerras.
Si vemos el ejemplo de la Unión Europea, podemos apreciar que Kant no propone ninguna utopía extraña. La historia de Europa está llena de guerras entre los países europeos en casi todas las combinaciones imaginables. Incluso hay una "Guerra de los Cien Años", lo que no tiene ningún sentido, y no solo porque durara 116. Tanto el desastre de la Segunda Guerra Mundial como la Unión Europea han favorecido que ese escenario sea, como mínimo, muy improbable en las próximas décadas. Y este es otro peligro de los partidos políticos esencialistas que juegan al antieuropeísmo: que volvamos a ver a nuestros socios como enemigos potenciales. La UE es mejorable, por supuesto, pero sigue siendo uno de los mejores inventos del continente.
Tal y como intuye Kant y como se se ha visto a lo largo de la historia, los Estados que comparten al menos intereses comerciales rara vez van a la guerra, al menos los democráticos. De nuevo, el filósofo no plantea un escenario utópico, sino realista: no se trata de que nos vayamos a convertir todos en hermanos, sino de que los Estados y sus ciudadanos pueden formar alianzas por interés propio y de acuerdo a valores compartidos, como el respeto a la ley.
Es decir, hacen falta más uniones en otros continentes y, como proponía Kant, una federación mundial que podría juzgar si una guerra es justa o injusta, de acuerdo con leyes internacionales. Como la ONU, pero sin tantas dictaduras: recordemos que según el Índice de democracia global de The Economist, solo 24 países (un 14,4%) son democracias plenas (entre ellos, España) y otros 48 (un 28,7%) son democracias deficientes (esto incluye, por poco, a países como Estados Unidos, Portugal y Grecia). Más de la mitad de la población mundial vive en regímenes autoritarios o híbridos.
3. El derecho cosmopolita a la hospitalidad. Kant defiende “el derecho de un extranjero de no ser tratado con enemistad a su llegada a territorio foráneo”. Se refiere a un “derecho de visita, que les corresponde a todos los humanos”, “no teniendo nadie más derecho de estar en un lugar de la tierra que cualquier otro”. Y añade: "Mientras el extranjero esté en su sitio pacíficamente, no puede el otro comportarse hostilmente".
El objetivo es favorecer el contacto y el comercio, además de, sobre todo, el respeto mutuo. Y, en unas líneas que suenan muy contemporáneas, contrapone el comportamiento inhospitalario de los países europeos hacia los extranjeros con sus conquistas coloniales en América, África y Asia.
El filósofo insiste en que no es una cuestión de “filantropía, sino de derecho”. Es decir, no está proponiendo ninguna utopía ingenua, sino el uso de nuestras herramientas racionales para prevenir males y para defender valores.
By Jaime Rubio Hancock.
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