Leyendo el artículo del siempre preclaro Javier Cercas "Democratizar la democracia" volví a recordar las loterías políticas, la lotocracia de la antigua Grecia que dio pie no sólo a planteamiento de Aristóteles sino a Rousseau o Montesquieu. No olvidemos que hoy en día el sorteo se usa para seleccionar a posibles jurados en sistemas legales basados en el derecho consuetudinario y, a veces, se usa para formar grupos de ciudadanos con poder de asesoramiento político (jurados de ciudadanos o asambleas de ciudadanos).
Para Rousseau, las selecciones por sorteo hubieran creado pocos obstáculos en la democracia verdadera, puesto que todos los ciudadanos son iguales tanto por sus hábitos como por sus talentos, tanto por sus principios como por sus bienes, así que la elección se pone casi indiferente.
¿Podría ser la lotrocracia una vuelta de tuerca a las teorías anárquicas de Bakunin?
Actualmente han aparecido voces y movimientos que ven en esta fórmula una posibilidad para revitalizar la democracia y solucionar "vicios" particulares en las lógicas democráticas de cada país. Entre estos: Sortition Foundation en el Reino Unido, que busca la desaparición de los partidos políticos. El filósofo Alexander Guerrero, profesor de la Universidad Rutgers en Nuevo Brunswick, quien ve en la "lottocracia" una nueva forma de gobierno en la que los ciudadanos adultos serían seleccionados al azar para servir como legisladores. En Colombia, el senador Andrés García Zuccardi ha propuesto a la "lotocracia" como una herramienta para desconcentrar el poder y aumentar la participación ciudadana, lo anterior en medio de un proceso de reforma política que vive el país.
Durante el siglo vi a. C. se desarrolló en la democracia ateniense el concepto llamado isonomia, el cual significa igualdad de derecho y derechos políticos. Ellos creían que la principal forma de garantizar la democracia y la imparcialidad en la elección era por medio del sorteo, y así lo hicieron. El sorteo se utilizó para elegir a buena parte de los magistrados para los comités de gobierno y para los jurados; el sorteo se realizaba comúnmente entre 501 hombres. El proceso de elección por sorteo tenía un método específico. Los ciudadanos se postulaban dentro de un grupo amplio de ciudadanos. Luego, por medio de la lotería en un máquina que ellos llamaban kleroteria se elegían al azar y por sorteo los ciudadanos que ocuparían el cargo –en su mayoría magistraturas-. Las magistraturas asignadas a los ciudadanos elegidos en la kleroteria tenían alrededor de un año para cumplir su función. También, un factor muy clave de la democracia ateniense es que los ciudadanos pueden ejercer una magistratura solamente una vez en toda su vida (...).
El método del sorteo se conservó en la Edad Media europea en las comunas italianas de Florencia y Venecia, así como en el norte de Italia. En el caso del norte de Italia el brevia fue utilizado durante los siglos XII y XIII, mientras en Venecia hasta finales del siglo xviii. Básicamente, las elecciones por sorteo para estas comunidades demostraban transparencia ya que los hombres que eran seleccionados al azar juraban que no estaban influenciados por algún tipo de soborno. Una característica del sorteo en las ciudades-comuna es que la elegibilidad de los votantes incluía a personajes con algún tipo de poder regional. Entre estos estaban dueños de propiedades, concejales, miembros del gremio y en menor medida artesanos. Por ejemplo, el Dux de Venecia fue determinado a través de un largo proceso de nominación, votación y clasificación.
Si bien el sorteo se practicó en Atenas, Florencia y Venecia con relativo éxito y persistencia. Durante el Siglo de las Luces y la posterior Revolución Francesa sus pensadores más importantes como Rousseau y Montesquieu si bien sabían de las posibilidades del sorteo, no procuraron incluirla como una herramienta democrática legítima. Por ello con la Revolución Francesa y la noción de Libertad, Amistad y Fraternidad como legado para las repúblicas modernas tales como EEUU, se ignoró el uso del sorteo en la democracia, ni siquiera de consideró el sorteo como método para encontrar a los gobernantes representativos de las nuevas repúblicas liberales nacientes. Para Rousseau, las selecciones por sorteo hubieran creado pocos obstáculos en la democracia verdadera, puesto que todos los ciudadanos son iguales tanto por sus hábitos como por sus talentos, tanto por sus principios como por sus bienes, así que la elección se pone casi indiferente. Mientras para Montesquieu el sorteo representaba una elección más inofensiva porque le otorga a cada ciudadano la posibilidad de servir a su patria.
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Tom Jones, *It's not unusual.
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