Escucho de fondo el maravilloso tercer movimiento del Concierto para Violín de Mendelssohn, de manera que con esta música todo lo que haga saldrá bien, inevitablemente. Con el alma bien alimentada ¿qué puede salir mal? Sí, sí, lo sé, soy un ingenuote, tantas y tantas cosas no solo pueden sino que están mal. Las madejas vitales son complicadas de desenmarañar pero he aquí dónde aparecen las figuras vitamina que todo lo descifran, que saben solucionar los nudos marineros, que son los más difíciles, que te aconsejan desinteresadamente (sólo lo saben hacer ellos), que te aportan luz en la caverna: los amigos. ¡Desgraciado aquél que no tenga amigos!
Nunca les agradeceré a mis padres la educación que me han dado y también que me inculcaran desde niños la necesidad de estar rodeado de amigos, como ellos han hecho siempre. Así, crecí entendiendo que ellos formaban parte de mi vida tanto o más que la familia, como el tiempo y la vida se ha encargado de demostrar; familia ya poca, pero amigos todos y fieles.
Nunca me cansaré de agradecerlos.
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Mendelssohn, *Violin Concerto. III. Allegretto.
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