sábado, 5 de noviembre de 2022

¡EUREKA!

Leo mucho últimamente acerca de la necesidad, más bien de la obligación, de alejar a la gente tóxica de nuestras vidas. No todos tenemos el don o la facilidad de descubrir a esta gente a la primera, ni siquiera a la segunda o tercera, pero aún así al final caen como las hojas del árbol y empieza ahí la segunda parte, cómo sacudirlas de nuestro entorno. Tarea difícil también, ya sea por costumbre, vicios adquiridos, miedos varios, manipulaciones todas, falsos lazos visibles e invisibles, hiedra pegada, falsa culpabilidad, pérdida norteña, etc. Pero todo llega y al final ¡EUREKA! Llega la liberación, la libertad, la luz. Nos quitamos un peso de encima del que no éramos del todo conscientes; ágiles como Mercurio, volamos.
Cuando uno tiene ya una edad, como se dice sin decirlo, va adquiriendo algunas prerrogativas que la juventud o no le daba o le escondía, y una es la de elegir con quién quiere uno compartir los escasos momentos de felicidad que tenemos. Los tóxicos, ya extodos como lo es la familia venenosa, incluso los majaderos que todolosaben, intransigentes y soberbios, ¡vade retro!
Ya calados todos, a algunos no los podemos apartar porque las circunstancias lo impiden -es sólo cuestión de tiempo, lo sé-, pero al resto que les den.
Violent Femmes, *Gone, daddy, gone.

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