martes, 29 de noviembre de 2022

45+45


El servicio de correos va a desaparecer, dicen las malas lenguas, pero nada más lejos de la realidad. Sin ir más lejos, ayer estuve apalancado en la oficina de Correos de La Laguna exactamente 45' de reloj, viendo la vida pasar como Alaska, expectante, ignorante de la carta que debía recoger. La carta llegó, por fin, en manos de una señora amable, a pesar del reguero de gente como yo, pacientes como mínimo, tratándose de una notificación del ayuntamiento de Santa Cruz admitiendo a trámite una queja interpuesta por mi hacía un par de semanas, o quizá un mes. Parece que han tomado en cuenta mi propuesta de repintar o balizar los aparcamiento para motos ubicados frente a la casa de mi madre y que, un día tras otro, lo ocupa un coche de algún insolidario; ahora veremos cuánto tardan en hacer efectiva la promesa ayuntamentil.
Pues si 45 minutos estuve aguardando la misiva, los mismos paseé por La Laguna, a paso ligero, sorteando gentes, carritos de niños, niños sin carritos, padres, perros, teléfonos en ristre, foto va foto viene. La Laguna, como siempre,  a tope, repleta, y eso que se trataba de una simple tarde de lunes. Tiendas desconocidas por mi -baste caminar por una calle secundaria-, cafeterías y restaurantes closed -supongo que por ser lunes-, ambiente navideño más modesto, pero iluminadas igualmente, y al estar éstas más vacías resultaba más cómodo caminar raudo. 
Así, entre una cosa y otra, casi dos horitas entre cartas y andanzas para llegar a casa feliz, con la tarea hecha, y casi directo a la cama. Hoy, día de la guerra, será otro cantar.
 
Fangoria, *Miro la vida pasar.

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