Llevamos años viendo en el cine cómo los servicios de inteligencia de diferentes países se espían unos a otros: la CIA, el Mosad, el MI6, el KGB entre otros; ¿a alguien le sorprende? Por supuesto que no. Uno está tan acostumbrado que los espías forman parte de nuestro acervo cultural como ya lo es el Halloween americano o los toros, desgraciadamente, en nuestra España cañí. Por eso parece tan ridículo el numerito me vengo a enterar ahora de todos estos políticos teatreros. Se echan las manos a la cabeza como si hubieran descubierto quien mató a Laura Palmer. Los catalanes primero, ahora el Gobierno, mañana chi lo sá. John le Carré debe estar muerto de risa leyendo todo esto.
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