Y dijo Dios: Hágase la luz; y la luz se hizo.
Esto es lo que se deben sentir aquellos a los que les encanta dar consejos de vida: Dios.
> ¿Y todos esos libros los has leído? Pero si esto ya no se usa. (Conversación con un amigo al ver mi biblioteca por primera vez).> ¿Escribes un blog? ¿y eso existe todavía? Los blogs están muertos. (Ídem con otro amigo al conocer la existencia de MUNDO CRETINO).> ¿Para qué quieres una casa tan grande? Tú lo que tienes que hacer es bla bla bla. (Otra perla iluminadora).> ¿Y por qué no vendes tu casa, te compras otra... esto y aquello? (Más de lo mismo).> Lo que pasa es que vives por encima de tus posibilidades. (No puedo con esto).> ¿Te compraste un coche automático? ¿te gustan? (No, los odio, es que soy masoquista).> Siempre defendiendo a los animales, ¿y a los niños y a los viejitos no? (la tabla del 1).> ¿Otra vez a Nueva York? Como si no hubieras más lugares a los que viajar. (Y más y más).
Debe ser condición humana, no lo dudo, esta obsesión por enseñar el camino de la luz a los demás; desde la senda más sencilla hasta la más más tortuosa y empinada, siempre hay quién tiene el deber y la obligación de mostrártela. Se cumple así la teoría del Yo-Yo, también conocida por la del Ego-Ego.
Aún así, aguantando como Job, voy sorteando estos flashes iluminadores como buenamente puedo y mi educación me dicta: no, todos, no, pero casi; sí, me gusta escribir y el blog me sirve para matar el gusanillo. Sí, soy consciente de que lo leen cuatro gatos pero no me importa; mi casa me gusta, es donde me siento a gusto, fue la de mis perras, me gusta mi biblioteca, mi jardín, mi árbol; prefiero las las motos a los coches y estos siempre automáticos, sí; pero, ¿es que me pagas tú mis cosas?; la verdad es que los niños y los ancianos me preocupan también, mucho; I♥NY!
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Ray Heredia, *Alegría de vivir.
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