Ayer celebramos en las islas el Día de Canarias. Yo, en particular, asistiendo a un concierto en la Plaza del Adelantado de La Esperanza, en una tarde preciosa.
Se olvidaron los chapines
de que para el agua fresca
no existe vaso mejor
que una hoja de ñamera.
¡Ay, cómo suena de sed
el tambor de La Gomera!
¡Ay, cómo suena de sed
el tambor de La Gomera!
Sólo son riscos pelados
la de ayer fuente bermeja.
Los ojos de Santa Clara
manan solamente piedras.
¡Ay, cómo suena de sed
el tambor de La Gomera!
¡Ay, cómo suena de sed
el tambor de La Gomera!
Los montes de mi niñez
se están muriendo de pena
porque los Chorros de Epina
ya no suman sino restan.
¡Ay, cómo suena de sed
el tambor de La Gomera!
¡Ay, cómo suena de sed
el tambor de La Gomera!
Los silbos se desvanecen
y los guinchos son ausencia.
Adiós guirres, aguelillas,
barbusanos y tederas.
¡Ay, cómo suena de sed
el tambor de La Gomera!
¡Ay, cómo suena de sed
el tambor de La Gomera!
Los Sabandeños, *Tambor de sequía.
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