Muchas cosas que antes pasaban desapercibidas se han ido visibilizando con los años y han acabado teniendo nombres propios. Al acoso escolar, a los actos del típico abusón de toda la vida, ahora se le llama bullying; al acoso laboral que ha existido siempre se le denomina mobing, se le nombra y por tanto se visibiliza; a la violencia a las mujeres, al hijo puta de siempre que maltrata a su mujer y nunca pasaba nada, se le ha puesto muchos nombres: violencia machista, violencia de género, violencia vicaria...; a los abusos de la Iglesia, aún sin nombre anglosajón que yo sepa, pederastia, pero ya se habla de ello sin tapujos.
He aquí la importancia de ponerle nombre propio a cada cosa, al cáncer, cáncer, y no ese eufemismo de "larga enfermedad"; a la apropiación de tantos y tantos inmuebles perpetrada por la Iglesia Católica en todo el mundo, el nombre que es: robar. A los hijos de puta all over the world, pues eso, hijos de puta.
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