A mi despacho llega el aroma de unas judías negras que se cocinan mientras termino de dibujar una estructura de la que me resta únicamente pasar los planos a pdf y enviarlos por correo. Esta tarde escucho la ópera "La clemenza di Tito", un toque de Mozart para compensar los marrones mañaneros. Con qué poco se consuela uno...
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Mozart, "La clemenza di Tito".
*Deh se piacer mi vuoi.
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