miércoles, 26 de enero de 2022

PERRO BAJO LA LLUVIA

Goya, "Perro semihundido". 1820-1823 (Museo del Prado).

Hoy hace un día de perros, dirían, llueve y hay niebla espesa, 8°. Conducía esta mañana despacio con nula visibilidad y, casi llegando a mi destino, me crucé con un perro que desamparado deambulaba bajo la lluvia. Pensé, el pobre, debe estar muerto de frío, espero que encuentra algún lugar para resguardarse. Mientras, en la radio, hablaban sobre una escritora vietnamita y su odisea desde su huida de Vietnam hasta llegar a Canadá pasando por un campo de refugiados cuyas condiciones eran pésimas. Ahí fue cuando recordé al perro bajo la lluvia y esas imágenes recurrentes de hordas de gente en casetas de campaña o al raso en las fronteras de países que no los acogen.

Mi relación con FACEBOOK duró poco, más bien me servía para compartir mi blog, aunque finalmente me vi cual voyeur adicto y lo cerré. Antes había tenido mis frustraciones por no ver en la plataforma un lugar para discutir o simplemente contestar muchos mensajes que recibía y que yo encontraba absolutamente majaderos. Me viene ahora a la cabeza uno de los últimos que me enviaron a colación de algo que escribí sobre la llegada de inmigrantes (migrantes, ahora) a las costas canarias, sobre la desesperación de esta pobre gente a la que las circunstancias obligaban a dejarlo todo y embarcarse en un aciago viaje de final incierto. Un "amigo" cafre, que diría mi abuelo, me escribió algo así: ¿Y por qué no te los llevas a tu casa? No supe qué contestar, o sí, que era peor, lo mejor cerrar la cuenta y listo. Y hasta hoy.
Vivaldi, Las Cuatro Estaciones
*El Invierno.

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